DETENCION EN LIMA
Mireya Cuéllar, enviada, Lima, 7 de enero Ť Las negociaciones entre el gobierno y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) siguen en punto muerto al cumplirse ya 21 días de la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima. El presidente Alberto Fujimori reiteró esta mañana por tercera ocasión que no cederá a la demanda del grupo armado, que pretende la liberación de sus compañeros presos, entre ellos su máximo dirigente, Víctor Polay Campos, recluido en la base naval de El Callao.
Fujimori insistió en que no cederá al ``chantaje terrorista'' porque no liberará a los emerretistas presos, como reclama el comando armado. No obstante, afirmó que su gobierno busca una salida a la crisis que permita la liberación de los rehenes sin derramamiento de sangre, y subrayó que seguirá aplicando ``una mezcla de firmeza y prudencia'' frente a la crisis.
El mandatario, quien este día presidió una reunión del Consejo de Ministros, visitó además la prisión de máxima seguridad Miguel Castro Castro, donde purgan condenas numerosos miembros del MRTA y de Sendero Luminoso. Durante la visita de ``inspección'' se hizo acompañar por tres periodistas de la revista estadunidense Time.
El presidente del Consejo de Ministros, Alberto Pandolfi, tras la reunión del gabinete dijo que se acordó adoptar todos los esfuerzos necesarios para lograr una solución pacífica a la crisis. ``El Consejo de Ministros acordó proseguir oportunamente las tratativas oficiosas para lograr una solución integral del problema, siempre en el marco trazado por el señor presidente de la república, que la opinión pública conoce suficientemente''.
El ministro evitó utilizar la palabra ``negociaciones'', y destacó que el Consejo en pleno hacía público su rechazo a ``la posibilidad de que la retención de empresarios japoneses por parte del MRTA obedezca a un intento de extorsión''. Confirmó que el Consejo adoptó su resolución luego de escuchar la exposición del interlocutor oficial, el ministro de Educación, Domingo Palermo, quien sólo una vez ha hablado con los rebeldes del comando armado.
Por su parte, el dirigente del comando emerretista, Néstor Cerpa Cartolini, se hizo escuchar nuevamente en una entrevista en la que afirmó que el que ``está atorando la negociación es el gobierno'', al que acusó de que ``en concreto no decide darle una salida'' a la crisis de los rehenes, y que esto ``es una decisión política que el gobierno tiene que tomar''.
El dirigente sostuvo una conversación radiofónica con Afp y una agencia televisiva anglosajona, durante la cual señaló que no se atiende el reclamo rebelde de liberación de sus compañeros, y que lo que hay es más bien ``una situación de estancamiento''. Apuntó que dentro de la residencia tomada hay tranquilidad, y dijo lamentar que el representante oficial, Domingo Palermo, sólo los haya escuchado una vez.
Atribuyó a intentos del gobierno por restarles autoridad moral las imputaciones de que el MRTA recibe financiamiento del narcotráfico, y apuntó que todo mundo sabe que esos nexos se dan, pero entre el narcotráfico y altos mandos militares. Añadió que una distorsión más es la acusación de que el grupo incorpora a sus filas a niños y adolescentes.
Más tarde, Cerpa Cartolini hizo pegar en una ventana de la residencia diplomática dos carteles en los que ofrecía al periodista peruano Guido Lombardi una entrevista ``con garantías'' en la residencia, anticipándole además que deseaba ``derecho de réplica''. ``Señor Guido Lombardi: lo invitamos a una entrevista con garantías: MRTA'', decía uno de los cartelones. ``Panorama debe dar derecho a réplica''. Este programa se transmite los domingos por el canal 5 en Panamericana de Televisión. Lombardi le respondió inmediatamente que aceptaba la entrevista, pero una vez que fueran liberados los 74 rehenes.
Mientras, en las inmediaciones de la residencia, los policías y periodistas tuvieron un día intenso. Dos disparos al aire que se escucharon en la madrugada desde el jardín de la residencia del embajador japonés, y atribuidos a un miembro del MRTA, pusieron a todos en alerta. El Comité Internacional de la Cruz Roja --que desde el asalto presta ayuda a los rehenes-- informó que no había problemas en el interior de la residencia, y que todo habían sido ``simples disparos''.
La rutina frente a la embajada seguía su curso. Los miembros de la Cruz Roja acababan de llevar a los rehenes agua y ropa limpia enviada por los familiares cuando dos siluetas aparecieron a unos pasos de la puerta principal de la embajada con un cartel pidiendo entrar. Tocaron la puerta y Cerpa les abrió.
El reportero japonés Tsuyoshi Hitomi (quien cargaba su cámara) y su intérprete de origen peruano, Víctor Borja, de la cadena de televisión nipona Asahi, burlaron la vigilancia policiaca gracias a que una de las familias de los alrededores les permitió entrar a su casa y descolgarse por los techos hasta la parte frontal de la sede diplomática.
Dos horas estuvieron en el interior, y al salir fueron detenidos por la Policía Nacional y llevados en primera instancia a una casa de coordinación policiaca que el gobierno tiene instalada a una cuadra de la embajada, para después trasladarlos a la sede de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dincote), donde les fue decomisado el video obtenido y permanecían detenidos.
Inmediatamente, la policía dijo a los medios locales que la medida obedecía a que ``pusieron en peligro la vida de los 74 rehenes'' que permanecen en manos del MRTA.
La situación en la zona aledaña a la residencia se volvió muy tensa. La policía tomó la casa de la calle Roma, por donde ingresaron los periodistas, para interrogar a la familia, y todos los vecinos que transitaban por el lugar tuvieron que someterse a nuevas medidas de seguridad; debían abrir sus coches, incluidas las cajuelas, antes de entrar o salir de su calle, y todas sus visitas --aunque les pidieron que, de preferencia, las eviten-- deben identificarse para poder cruzar el cordón policiaco instalado en un radio de dos cuadras en torno a la residencia tomada.