Bernardo Barranco
El pensamiento social de los católicos

En torno al debate sobre la actuación de la Iglesia y los católicos mexicanos en este año, eminentemente político, resulta muy oportuna la aparición del libro que empezó a circular desde noviembre pasado: El pensamiento social de los católicos mexicanos, publicado por el Fondo de Cultura Económica y coordinado por Roberto Blancarte.

En la introducción al capítulo sobre la evolución del pensamiento social del episcopado, el propio Blancarte, señala que: ``Ninguna agrupación religiosa vive al margen del mundo o de su entorno social. Así desarrollen un ascetismo extra mundano, las convicciones doctrinales, los rituales y las prácticas de culto de los miembros de todas las agrupaciones religiosas tienen repercusión (por omisión si se quiere) en el medio social en que están inmersos''. Este punto de partida es central para comprender la influencia de lo religioso y sus estructuras en la sociedad.

En el caso mexicano, Roberto concluye su texto afirmando que en la doctrina social cristiana, la Iglesia pretende construir un plan social alternativo de desarrollo con una idea propia de Estado, democracia, política, sociedad y clases. La corriente predominante en el episcopado, por tanto, está marcada por el rechazo de la modernidad como del liberalismo.

El libro está compuesto de diez ensayos que pretenden acercarse lo mismo al pensamiento que a la práctica de los católicos en materia social y política. Se resalta la compleja heterogeneidad de los actores religiosos y de un catolicismo que ha sido poco y mal estudiado. En la obra escriben académicos, católicos, laicos, religiosos y un empresario: Juan Sánchez Navarro, reconocido ideólogo del sector. Más que un libro sobre religión, los textos se centran en el México que se debate entre la tradición y la secularización. A lo largo de los diez artículos se demuestra que el pensamiento social y la acción política de los cristianos no se agotan en la doctrina social de la Iglesia; tanto la llamada derecha radical, religiosamente está alejada de la ultraderecha, fenómeno similar a las diversas posturas de los partidarios de la Teología de la Liberación.

Seguramente los lectores recordarán a Roberto Blancarte, quien a través de las páginas de La Jornada (1988-1995) fue interpretando los diferentes acontecimientos en torno a este despertar político de lo religioso en México. Contribuyó notablemente al debate brindando nuevos modelos interpretativos para explicar con profundidad el fenómeno religioso que se vio enriquecido con la polémica, abanderada, hasta ese momento, por la pasión ciega de los actores. Sintetizando, Blancarte aborda académicamente el factor religioso como objeto de estudio; su trabajo obligó a un cambio del lenguaje en el tema, a ya no hablar sólo de ``la Iglesia'' sino de las Iglesias, respetando la presencia de múltiples percepciones alternas a la católica.

Su nuevo libro presenta ángulos novedosos como son los diferentes acentos políticos de los movimientos laicos tanto los tradicionales como los modernos de consigna internacional, destacando el Opus Dei. Asimismo, en otro artículo se sitúa la influencia del pensamiento católico en los partidos no sólo los tradicionalmente identificados con la Iglesia, como el PAN o el Demócrata Mexicano, sino en el propio PRD. Se analizan también las iniciativas históricas de los católicos en las tareas de desarrollo y de sociedad civil, se identifica a uno de los fermentos originales del actual movimiento de las organizaciones no gubernamentales. Otro capítulo interesante se refiere a la influencia de la corriente de la Teología de la Liberación en la propia Iglesia a través de las comunidades eclesiales de base, centros y, de manera particular, en las diferentes órdenes religiosas del país.

Blancarte ultimó los detalles del libro desde Roma, lugar donde reside actualmente, y lugar también, desde donde el Papa Juan Pablo II envió un mensaje de año nuevo a México --leído en la basílica-- cuestionando a los políticos mexicanos que se dejan tentar por la corrupción y anteponen sus intereses personales. El mensaje no puede pasar inadvertido; al parecer, el pontífice con el ejemplo marca a los obispos una línea social más osada al principio de un excitante año político. Por ello, justamente creemos que El pensamiento social de los católicos mexicanos podrá ayudar a comprender el comportamiento político no sólo de la jerarquía sino de los diferentes actores católicos durante este 1997.