La cuesta de enero será más difícil que en otros años: Amedec
Patricia Muñoz Ríos Ť La ``cuesta de enero'' será más difícil que en los dos años anteriores del sexenio, ya que el país acumula 24 meses de recesión; la población ha sido agotada económicamente con 12 años consecutivos de pérdida de poder adquisitivo y las ventas se desplomaron 40 por ciento en la primera semana de 1997.
El presidente de la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (Amedec), Arturo Lomelí, apuntó lo anterior en entrevista, y dijo que el gasto familiar tiene en este momento un ``reducidísimo margen de maniobra''.
El mercado nacional registra un descenso notable de los niveles de consumo, respecto de los que se tenía al inicio del sexenio; las compras se dirigen casi en su mayor parte a la adquisición de bienes alimentarios, y se pospone la compra o contratación de otros bienes y servicios, apuntó.
Hizo ver que el mercado interno registra cierta estabilidad, porque la falta de demanda representa un muro de contención para efectuar alzas.
Sin embargo -comentó-, se prevé una ``burbuja inflacionaria'' para los primeros meses del año, ya que hay un incremento silencioso y espaciado de precios, sobre todo de alimentos industrializados, embutidos, derivados lácteos, artículos de limpieza, granos, etcétera.
Además, se redujeron considerablemente las ofertas de alimentos, básicos y artículos de primera necesidad en los últimos días, lo que constituye en sí un cierto encarecimiento de la canasta básica nacional.
Lomelí consideró que, dado el agotamiento económico a que se han sometido todos los sectores productivos, la llamada ``cuesta'' de enero será más pesada que en años anteriores, y prueba de ello es que los supermercados y mercados públicos ya registran un descenso de ventas que va de 25 hasta 40 por ciento.
Incluso podría acentuarse más este descenso en las próximas semanas, advirtió, y expuso que las finanzas de las empresas y de las personas están sumamente afectadas, por lo que la reactivación económica no se verá en el primer trimestre del año.
Por su parte, ayer la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) dio a conocer un estudio en el que demuestra que en el último mes se acentuó la dispersión de precios en el mercado interno, sobre todo en productos básicos.
Según este análisis, una canasta conformada por diez alimentos básicos varía considerablemente de precio de un establecimiento a otro, a pesar de que se trate de los mismos productos, contenidos, marcas y calidades.
De esta forma, mientras una lista de productos conformada por sopa, aceite, azúcar, café, atún y chiles, entre otros alimentos, tiene un precio de 88 pesos en Carrefour, puede costar hasta 116.60 en tiendas como Sumesa o Superama. Esto significa que un mismo paquete de alimentos cuesta 30 por ciento más caro en un súper que en otro, ya que cada establecimiento fija arbitrariamente sus precios.
Incluso, dentro de un misma cadena comercial los precios varían según la zona donde se encuentre la sucursal. Por ejemplo, en Bodega Aurrerá ubicada en Ecatepec, la misma lista de diez productos tuvo un precio de 99.30 pesos, mientras que la que se encuentra en Iztapalapa cuesta 100.20 pesos. La diferencia, aunque mínima, revela que no siguen un mismo patrón de precios.
En otro estudio de precios, la firma de Consultores Internacionales (CI) señala que entre los productos y servicios que más se encarecieron el año pasado, se encuentran: granos, en 72 por ciento; la ropa en 32.0; la renta de vivienda en 28.3; los productos farmacéuticos y servicios médicos, entre 46 y 48 por ciento; el mantenimiento de autos en 40.8; la educación en 22.6, así como algunos servicios federales como las multas, 375 por ciento.
De los alimentos, los que más se incrementaron de precio durante 1996 fueron: frijol, 117.9 por ciento; la masa de maíz, 54.4; las tortillas 54.4; carne de res 55.7 y leche pasteurizada 45.5 por ciento, entre otros.