La Jornada 10 de enero de 1997

La muerte del médico, por ``un mal del corazón'': forense de EU

De los corresponsales Ť La muerte del doctor Elí Montesinos a manos de un policía de San Antonio, Texas, no debe crear un problema de rivalidades entre México y Estados Unidos, dijo el gobernador de Nuevo León, Benjamín Clariond Reyes Retana, quien consideró el incidente un suceso fortuito que debe castigarse de acuerdo con la ley.

El hecho de que el policía James A. Smith causó la muerte al doctor Elí Montesinos, originario de esta ciudad, provocó reacciones de repudio, al grado que algunos televidentes propusieron, mediante llamadas telefónicas al Canal 2 local, que se deje de comprar en el estado de Texas.

En tanto, los familiares de Montesinos pidieron que se realice una segunda autopsia, en la que se establezca claramente que su muerte ocurrió por la agresión y se descarte como causa una enfermedad del corazón, toda vez que en el dictamen oficial elaborado por el forense Vincent Dimaid se asentó que el fallecimiento fue por: ``encefalopatía hipóxica debida a infarto cardiopulmonar producido por lucha y compresión del cuello, en asociación con cardiomiopatía''.

Aunque afirmó que los gobiernos estatal y federal están para apoyar totalmente a la familia Montesinos-Villarreal, el gobernador Clariond Reyes no consideró necesario practicar otra autopsia, ``puesto que en la oficial quedó claro que se trató de un homicidio. Las autoridades de Texas hacen su labor conforme a derecho, no han ocultado datos y me hicieron llegar copia de la autopsia'', aseguró el mandatario estatal.

En San Antonio, la Coordinadora 2000, una de las mayores agrupaciones hispanas de Estados Unidos, convocará este viernes a una marcha de protesta .

Mientras tanto, en San Diego, California, el Servicio Médico Forense determinó que uno de los dos indocumentados localizados muertos la tarde del pasado martes en las inmediaciones de la línea internacional en Mesa de Otay fue asesinado.

El migrante aún no es identificado, y en un principio se creía que había resbalado y caído al fondo del precipicio donde fue encontrado. Sin embargo, estudios forenses determinaron que las huellas de golpes que presentaba fueron ocasionadas por una agresión con objetos contundentes.

Debido a la cercanía del lugar donde fue hallado el cadáver con la malla metálica que delimita la frontera entre ambos países, la policía de San Diego sospecha que la víctima pudo ser agredida en México y luego arrojada a territorio estadunidense.

El consulado mexicano en esa ciudad confirmó que el cuerpo del migrante fue localizado por otro indocumentado que pretendía internarse en el vecino país por esa región, y que dio aviso al grupo Beta de la Secretaría de Gobernación en esta frontera; las autoridades mexicanas, al percatarse de que el cadáver estaba en territorio estadunidense, dieron parte a la Patrulla Fronteriza, la que a su vez turnó el caso al Departamento de Policía de San Diego.

En Laredo, Texas, la osamenta de una persona --aparentemente de un indocumentado mexicano-- fue enviada a la morgue de San Antonio para que mediante la necropsia se determinen las causas de su muerte.

Los restos fueron encontrados la tarde del 7 de enero en una laguna por oficiales del Departamento de Policía; entre las ropas --un pantalón de mezclilla verde, playera del mismo color y botas-- había una credencial de elector a nombre de Manuel Sánchez, originario de Monterrey, Nuevo León. (David Carrizales, Jorge Alberto Cornejo y Carlos Figueroa)