La Jornada 10 de enero de 1997

Negociaciones con líderes presos del MRTA

Mireya Cuéllar, enviada, Lima, 9 de enero Ť El gobierno de Alberto Fujimori estaría negociando directamente con varios dirigentes encarcelados del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), entre ellos Víctor Polay Campos, un acuerdo que permitiría a los integrantes del Comando Edgar Sánchez --el que asaltó la residencia del embajador japonés el pasado 17 de diciembre-- dejar el país sin problemas, a cambio de la liberación de los 74 rehenes.

Según una versión del diario La República, es directamente el asesor presidencial en temas de inteligencia, Vladimiro Montesinos Torres, quien negocia con varios emerretistas detenidos.

Si bien el presidente del Consejo de Ministros de Perú, Alberto Pandolfi, negó que Montesinos tenga algo que ver con las negociaciones, refirió que una solución a la crisis de los rehenes podría ser que los miembros del comando ``se vayan al exterior'', para lo cual ya se iniciaron contactos con varios gobiernos a fin de determinar qué países ``estarían dispuestos a dar asilo a los guerrilleros''.

Ya había llamado la atención el hecho de que los presos emerretistas en un reclusorio limeño visitado por Fujimori el pasado martes, acompañado por un grupo de periodistas, no hubiesen aprovechado para abuchear y gritar consignas contra el presidente peruano considerando la presencia de la prensa internacional, como ya ocurrió en otras ocasiones. Pandolfi, abordado por la prensa cuando salía de una reunión con el presidente Fujimori en Palacio Nacional, tras reconocer que están interrumpidas las pláticas con el comando y que se prevé reanudarlas, anunció que en unas horas más serían liberados el periodista japonés Tsuyoshi Hitomi y su intérprete peruano, Víctor Borja, luego de permanecer más de 50 horas en manos de la Dirección Nacional contra el Terrorismo.

Afirmó que en acuerdo con la empresa televisiva japonesa Asahi se había decidido incautar el material filmado obtenido gracias al ingreso furtivo de Hitomi y su acompañante, ``para evitar una distorsión en las negociaciones''.

Pero de inmediato voceros de Asahi que cubren el evento negaron haber llegado a acuerdo alguno con el gobierno peruano para que decomisara el material, y anunciaron que lo reclamarán incluso por la vía judicial si fuese necesario.

Según el presidente del Consejo de Ministros, hubo también un acuerdo con la empresa japonesa para ``reemplazar'' a Tsuyoshi Hitomi en sus labores en este país, mientras que el intérprete sería dejado en libertad ``sin perjuicio de que se le pueda llamar a declarar posteriormente''.

La incursión del periodista japonés a la residencia ha dado mucha tela de dónde cortar en este conflicto que por momentos parece empantanado. Desde la primera incursión --el último día de 1996-- se cuestionó la actuación de la prensa, y mientras varios medios de comunicación locales, algunos congresistas y el gobierno se desgarran las vestiduras diciendo que los reporteros han puesto ``en peligro la vida de los rehenes'', muchos otros opinan que ``simplemente cumplen con su trabajo''.

Mientras en los alrededores de la residencia del diplomático --ubicada en un barrio aristocrático de Lima-- hay un intenso ir y venir de periodistas, a la distancia, en la mansión de Morihisa Aoki, todo parece ser tranquilidad; los 74 rehenes del MRTA escriben y esperan la correspondencia de sus familiares a instancias de sus carteros humanitarios del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Hace varias noches que ya no cantan, y todo indica que los rehenes se han refugiado en la escritura. El CICR informó que tan sólo en las últimas tres semanas ha intercambiado más de mil 800 mensajes entre los 74 cautivos y sus familias.

Cada día, el organismo humanitario introduce raciones de comida y agua a la residencia, así como ropa limpia que envían las familias de los rehenes, además de juegos de cartas y ajedrez. El problema que aún resta por resolver es el de la falta de libros en español, pues en la residencia del embajador nipón sólo hay textos en japonés.

En ese contexto, el MRTA acusó al presidente Fujimori de mentir, y desplegó en las ventanas de la residencia otro par de carteles para negar una declaración del mandatario en el sentido de que el grupo estaría pidiendo un rescate a los empresarios japoneses. Insistió en que su demanda es la liberación de sus compañeros presos, y que en la entrevista con la cadena Asahi se explicó la retención de empresarios y diplomáticos nipones.

Entre tanto, desde hace dos noches la policía permite a distintos grupos de manifestantes que se acerquen hasta la residencia del embajador para exigir la liberación de los rehenes y ofrecerles apoyo moral. Esta noche llamó la atención que en el segundo piso de la residencia se haya observado luz, aunque se descarta que sea del fluido eléctrico, pues el suministro sigue cortado.

Montesinos negocia con el MRTA

Según la versión periodística, Vladimiro Montesinos estuvo los primeros días de este año en la base naval del Callao y en los penales Miguel Castro Castro, de Lima, y Yanamayo, de la localidad de Puno, para entrevistarse con los líderes históricos del MRTA y hacerles una propuesta de solución.

Avalada por fuentes castrenses y penitenciarias, la información del diario limeño revela que el asesor presidencial habría hablado incluso con Víctor Polay Campos, cuya liberación demanda el MRTA; sus condiciones carcelarias han sido calificadas de inhumanas por organismos de derechos humanos.

En el penal de Yanamayo, Montesinos estuvo el dos de enero y platicó con Miguel Rincón Rincón, alias Francisco o <>Tizoc, uno de los ideólogos de la organización, y con el chileno Juan Castillo Petruzzi, alias Alfredo, importante dirigente de las llamadas ``fuerzas especiales'' del MRTA. La mañana del dos de enero, el asesor presidencial se presentó en la cárcel con tres personas encargadas de filmar y tomar algunas fotografías. El encuentro no duró más de 40 minutos.

Esta no sería la primera vez que Montesinos busca arribar a un acuerdo con Polay. En junio de 1994 intentó que suscribiera un acuerdo de paz con el gobierno en el que el MRTA aceptaba su derrota y declaraba su apoyo al gobierno de Fujimori.

En ese entonces, Polay no aceptó firmar y Montesinos ordenó que se le sometiera a un encarcelamiento mas rígido, según una versión que en 1994 hizo pública la familia del dirigente emerretista.

En el pasado, ya el superasesor de Fujimori tuvo éxitos. Abimael Guzmán y la plana mayor de Sendero Luminoso aceptaron firmar un acuerdo de paz llamando a los senderistas a frenar las acciones violentas. Guzmán se dejó fotografiar con el papel en la mano a cambio de condiciones más benignas de reclusión.

Para el caso del MRTA, Montesinos estaría ofreciendo también mejoras carcelarias para Polay y el resto de la dirigencia, así como la salida del comando que tomó la embajada, a cambio de la firma de un documento llamando a Néstor Cerpa Cartolini a deponer las armas y a liberar a los rehenes.