DEMOCRATIZACION, TAREA PASTORAL: RIVERA
Alma E. Muñoz Ť Por mandato del arzobispo primado de México, Norberto Rivera, los agentes pastorales deberán asumir la ``participación social como actitud cultural evangelizadora y de construcción para la democracia''.
Desde la Basílica de Guadalupe, el jerarca católico llamó al pueblo de México a darle un ``sentido humano y creativo a la economía para superar la brecha de la injusticia social, fortalecer la sociedad civil a través de una responsable participación ciudadana como requisito básico de la madurez política por la que deseamos transitar'', e invitó a la ``reconciliación para superar los escandalosos distanciamientos sociales que separan a los pobres de los privilegiados''.
Al presentar el Programa de Evangelización de la Arquidiócesis de México para el periodo 1997-2000, Rivera precisó que ``no propone acciones nuevas y diferentes de las que ya se han venido haciendo, sino continuar'' con el proyecto religioso que comprende desde la preparación de ``agentes evangelizadores'' hasta la ``recristianización'' de la Iglesia católica y un nuevo concepto de la caridad, en busca del ``signo de la reconciliación, la justicia social y la paz''.
Rivera explicó durante su homilía el papel que jugará la Iglesia católica cada año del lapso mencionado, de tal modo que se integre a la lucha por alcanzar en el próximo siglo un México ``que puede ser próspero por los caminos de la justicia y de la paz''.
La reconciliación, la democracia y la ``crisis de fe'' fueron los temas principales de la ceremonia que enmarcó en la Basílica de Guadalupe una peregrinación llena de colorido. Más de 5 mil personas recorrieron, encabezados por el arzobispo primado y el rector del Seminario Conciliar de México, Guillermo Ortiz Mondragón, desde la glorieta de Peralvillo hasta el centro guadalupano, una ceremonia de rezos y peticiones por alcanzar la justicia y encontrar soluciones a la crisis económica que agobia a la nación.
Tras dos horas de rezos, los más de 10 mil asistentes al recinto pidieron que desaparezcan de México la corrupción y la violencia, el rencor y la envidia, el egoísmo y la pereza, la beligerancia, la ambición y la indiferencia, en aras de una nueva línea de formación de la fe y la participación social, que se integrarán como ``una actitud cultural evangelizada para hacer posible la cultura de la democracia''.
Rivera anunció que en 1997 se formarán ``agentes evangelizadores'' en función de las ``necesidades específicas que requiere nuestra ciudad'', e invitó a los responsables de la pastoral de la Arquidiócesis a organizar sus planes y programas inspirados en Cristo, ``con el fin de comprometernos en la participación social para construir una sociedad más participativa, más fraternal y justa''.
Recristianizar a la sociedad, objetivo para 1998
Para 1998, Rivera buscará ``recristianizar a nuestra sociedad'' porque ``hay raíces de catolicismo y de experiencia cristiana, pero es necesario darles un nuevo y vigoroso significado, sobre todo en tiempos de una crisis de fe'', de tal manera que se fortalezca el ``tejido social'' de la Iglesia y la sociedad civil, desde la calle, los barrios, los grupos o asociaciones, para ``devolver a la ciudad su capacidad orgánica de actuar y de ser espacio de crecimiento de la persona''.
El de 1999 será un año de cambio a una ``serie de expresiones complementarias y no excluyentes de la pastoral social'', principalmente la caridad, para evitar ``el alejamiento de la influencia del Evangelio y que la situación social de los pobres reclama'', auguró.
También se aplicará a ``los campos prioritarios'' de la Arquidiócesis la integración y calidad de las familias, la educación y promoción de la juventud, el trabajo creativo y la organización comunitaria a la ayuda de los más necesitados y el testimonio comunitario para hacer llegar el Evangelio a los alejados''.
Reaparición de Schulenburg
La sorpresa fue la reaparición del abad emérito de la Basílica, Guillermo Schulenburg, quien desde su renuncia al cargo, en septiembre de 1996, no asistía a ceremonias religiosas públicas. A él y al cardenal Ernesto Corripio se refirió Rivera al inicio de la ceremonia cuya meta fue anunciar ``la evangelización de las culturas'' para buscar que en el siglo XXI ``los mexicanos seamos capaces de darle un sentido humano y creativo a la economía, superar la brecha de la injusticia social y fortalecer a la sociedad civil mediante una responsable participación ciudadana como requisito básico de la madurez política por la que deseamos transitar''.