La Jornada Semanal, 12 de enero de 1997
José Gorostiza*
México, 14 de marzo
Mi querido Carlos:
šGracias, muchas gracias por tu libro! Más de una hora y veinte he ocupado en leerlo, a través de varios días. Me gusta. Lo que me gusta más de él, está, sin duda, mejor que todo lo tuyo. He hecho una teoría sobre ti, como todas las mías, muy complicada; pero te explicaré, te explicaré, te explicaré... algún día, muy pronto, si consigo ir a Europa. ƑSabes, Carlos, que lo malo de ti es que eres no un poeta, sino dos? El que me gusta a mí, es el poeta de los sentidos. Ojalá que fueras siempre ese poeta. En el edificio de nuestra poesía, la ventana; la ventana grande que mira al campo, hambrienta, cada noche, de desayunarse un nuevo panorama, cada día. Nosotros ųtú lo sabesų somos las piezas de adentro. Xavier, el corredor. Los demás, las alcobas. Hasta la última, la del fondo, que es Jaime Torres Bodet, ésta amagada de penumbras, con una ventanita alta a la huerta, y dentro, en un rincón, la lámpara en que se quema el aceite de todas las confidencias. ƑSalvador Novo? La azotea. Los trapos al sol. šY ese inquieto de González Rojo, que no se acuesta nunca en su cama!
Hubiera querido escribir algo para el público, pero, afortunadamente, cada día escribo peor, y el yo saberlo te libra de un comentario necio. En cambio, he aprendido un poco a conversar. Ya verás. Tengo preparada, para nuestro encuentro, una preciosa conversación, a la que no admitiremos más que dos o tres elegidos. Esto te compensará del escaso trato que, como buenos amigos, tenemos por correspondencia.
Te abraza,
José
Luis Cardoza y Aragón
New York, 4 noviembre, 1930
Mi querido Carlos: No me despedí de nadie en México, ni siquiera de mi familia. No olvidé, ni olvido, a cuatro o cinco amigos de allí, entre los cuales tú eres de los que más quiero. Te digo esto con la misma voz que te diría lo contrario, si así fuese. A Diego tampoco le dije au revoir y él tuvo para mí varias deferencias extraordinarias. Ni siquiera le he escrito. Espero que estas "mis cosas raras" como tú las llamas, no le molesten a Diego y a otros pocos amigos. Te repito que me agradaría muchísimo que vinieras a New York. Yo puedo ofrecerte un diván admirable en mi habitación y la mitad de todo lo que tengo. Te trataría como a un verdadero príncipe maya. Y haría esfuerzos por tenerte con habitación, comidas y un peso diario ųcomo sueldo de gendarme, dirás: pero eso no importa. Lo que importa es que sepas que te quiero.
No he buscado a Gabriela Mistral. No sé bien si vive en New York o no, aunque esto me es sumamente fácil averiguarlo. La vida en esta aldea empieza a ponérseme maravillosa. Faltan, nada más, pequeñas complicaciones que estoy tratando de provocar: las catástrofes femeninas. En cuanto a lo otro (la razón de ser), la poesía cada día me interesa más y por eso cada día escribo menos. Torre de Babel, recién impresa, no he tenido ejemplares para mandarte uno. Marinello está en la cárcel, en La Habana, hace tiempo, y šclaro!, no es momento oportuno para molestarle con esas cosas. Sin embargo, es posible que Agustín Lazo haya recibido algunos ejemplares. Agustín ilustró Torre de Babel, aunque no la hizo muy ilustre. Es prosa, prosa en todo sentido. Pero yo estoy en cada piso de la Torre y la Torre tiene muchos pisos. Es un rascacielo de barbaridades.
ƑY tus libros? Te los pido de nuevo, con toda formalidad. Te los pido porque los quiero tener. Me refiero a Colores en el mar, a Seis, siete poemas y a Camino. Los dos primeros los conozco muy poco y sólo algunos poemas. El último lo presté en La Habana, a persona que podía leerlo y aún no me lo devuelve. Tus otros libros los conozco y los tengo.
Me alegra que estés enamorado y que estés haciendo poemas con lenguaje de la calle, beso, paisaje y "todo". Es de las mejores noticias de tu carta. ƑY el viaje al oriente? Empieza a ser ya mucho viaje. Yo soy una mula porque Italia me sigue maravillando y con gusto volvería a ella, pero a estarme siquiera dos o tres años. De México sigo encantado, me gusta tanto que no puedo hacer dos líneas sobre él. Si ves a Diego cuéntale mil cosas de mi parte y todas muy afectuosas e inacostumbradas.
Despídeme de mis amigos, que deben ser los tuyos.
Luis
Luis Barragán
a 23 de mayo de 1952
Sr. Carlos Pellicer
c/o Hotel Palacio
Villahermosa, Tabasco
Muy querido y fino amigo:
Muy apenado contigo te escribo por fin, comenzando por decirte perdones por el retraso con que lo hago. No había dejado de pensar en darte la sorpresa de ir a verte a Villahermosa como te prometí, pero resulta que asuntos imprevistos me han impedido hacerlo. Por otra parte, estoy en vísperas de salir a un congreso a Estocolmo y esto ha triplicado mis ocupaciones de trabajo en el Pedregal, y en fin... como yo no puedo ir por allá, hoy te suplico que aceptes disponer del giro adjunto a tu favor por la cantidad de: $600.00 (seiscientos pesos) y te suplico que vengas a México a platicar conmigo uno o dos días con respecto a la Catedral de Villahermosa.
He pensado en lo que significa el problema de una iglesia tropical en tu bella tierra, y creo que nuestro cambio de impresiones no será tiempo perdido, pues puedo dejar un dibujante para iniciar el proyecto, pagándolo por mi cuenta.
Estaré aquí hasta el 20 de junio próximo, pero como tengo pensado un viaje a Guadalajara antes de salir para Europa, te ruego que me telegrafíes verificando mi estancia aquí para esperarte.
Hazme favor de presentar mis respetos y saludos a su Excelencia el señor Del Valle.
Espero que tu Museo Arqueológico siga completándose y embelleciéndose.
Esperando tus noticias, te envió un abrazo con aprecio y afecto.
Luis Barragán
José Vasconcelos
San Antonio, Texas, mayo 25 de 1937
Mi querido Carlitos:
Mucho sentí no estar en casa cuando vino a verme el Dr. Nandino, a quien le ruego salude de mi parte y le agradezca el obsequio precioso que me dejó, en el umbral de mi puerta: el volumen Hora de Junio de un gran poeta que sigue siendo para mí el amigo joven de mis predilecciones, el compañero de tanta hora humana de siempre.
Me gusta mucho su "Esquema para una Oda Tropical"; vuelvo a hallarlo en ella sólo que más grande; creo que es ese su tema y su estilo. Todo el pequeño volumen es bellísimo, pletórico de hallazgos como eso de que "las pasiones crecen hasta pudrirse". Y por fortuna sólo encuentro una composición contagiada de la erisipela que llamaremos garcialorquista y es la titulada "Invitación Marítima", que es del estilo jeroglífico, anterior a la invención del alfabeto y cuando los pobres escribas tenían que expresarse en aquellos signos que vimos juntos en Egipto. Pero aun esta composición charada contiene versos sorprendentes, como aquello de "se pintará con dramas las ojeras". Muy bien Carlitos, me da mucho gusto su triunfo. Y lo saludo con mi cariño y mi aplauso.
No me siga prometiendo el viaje a ésta, cúmplalo sin demora. Sabe que lo quiere su afmo. amigo y S. S.
José Vasconcelos
Pablo Neruda
Isla Negra, Chile, 9-III-1967
Querido y grande hermano Carlos:
Me parte el alma tener que comunicarte la imposibilidad en que me encuentro para viajar en una ocasión tan dichosa. No sólo por lo notable de la iniciativa, lo ejemplar que tiene esta gran reunión, sino por lo que pierdo de México y de la amistad de los muchos amigos que contigo se reúnen.
No quiero detallarte los achaques que me están acosando. Los múltiples problemas, compromisos de trabajo y de viajes.
Yo creo que esta gran reunión de escritores ejemplarizará y tendremos otra en el año próximo, y luego otras y otras.
El idioma es la sangre del alma y es trabajo nuestro que circule en la creación y en el crecimiento de nuestros pueblos. Cuanto se refiera a la libertad y a la unidad de nuestros destinos, a la independencia de estas naciones, a su autodeterminación, es causa común de los escritores de América. Y como presumo que ese Congreso es parte del movimiento sagrado que preserva y reúne nuestra cultura, permíteme, querido hermano en el tiempo y en la poesía, saludar desde Chile tu noble vida y altísima obra, relacionadas hoy con esta nueva tentativa de la inteligencia.
Envidio a los compañeros que han tenido la dicha de llegar a México y participar en las fiestas y debates de la reunión. Espero ser honrado por ustedes agregando mi nombre a los acuerdos creadores que en ella se suscriban. Te ruego me excuses ante Juan Rulfo y López Bermúdez, que se tomaron el trabajo de visitarme para comunicarme la honrosa invitación.
Para ti y para todos mi fraternal abrazo.
Pablo Neruda
Alfonso Reyes
México, 23.viii.1956
Para Carlos Pellicer,
por el libro Práctica de vuelo.
Mi queridísimo Carlos:
Llegas a tu mediodía cada vez más noble y más radioso. Merecer tu aprobación y la dedicatoria de un libro tuyo šeso sí que es premio!
Tus sonetos me arrebatan. Sabes bien que, tú en la esfera luminosa y yo en mi laboriosa perplejidad, ambos pertenecemos a la misma familia poética y que nadie, nadie, puede entender tus versos ni amarlos más que yo.
Te mando una ráfaga de abrazos; te admiro, te quiero, te agradezco. Estás siempre presente en mi recuerdo y en mi corazón.
Tuyísimo,
Alfonso Reyes
José Clemente Orozco
México, febrero 3, 1949
Muy querido Sr. Pellicer:
He recibido, por conducto de Clemente, su último libro de poesías titulado Subordinaciones y créame usted que hoy más que nunca lamento no saber escribir para darle las gracias por su magnífico regalo. Pero el no saber escribir, no me priva de apreciar y de gozar de sus poemas, no sólo de este libro, sino de los otros también.
Estuve en Guadalajara dos meses trabajando y ahora tengo que habérmelas con otros muros aquí, pero a pesar de ello espero tener pronto el gusto de visitarlo y darle las gracias personalmente.
Mientras, lo saluda y le envía un abrazo, su amigo y admirador
J.C. Orozco
Dr. Atl
Méjico, D.F., a 17 de agosto de 1935
Sr. Carlos Pellicer.
Sierra Nevada 724.
C i u d a d.
šOra si va de veras la biografía! De Los Ángeles llegó ųnaturalmente caída del cieloų una pareja de algo semejante a seres humanos ųél, un hombre que hace treinta o cuarenta años daba clases de gimnasia en una escuela, y hoy es periodista gracias a la imbecilidad americana, y a las habilidades de su mujer ųle llamaremos así para evitarnos las dificultades de la clasificación.
Como en Los Ángeles hay una bola de gente que me conoce, y esta vieja oyó hablar de mí, vino a visitarme al Convento, quesque para admirarme y ver qué me sacaba ų"Hony soit qui mal y pens"ų y como salieron a relucir ciertas aventuras mías, la cacatúa se entusiasmó y quiso que le proporcionara algunos documentos, así dijo ella, para hacerme una biografía. Entonces yo me acordé de la que tú estás escribiendo, y en resumen le hice la siguiente proposición:
Que tú termines esa biografía que tienes ya empezada, que te pague por ella, que la vieja la edite, que te regale unos veinte ejemplares. La vieja aceptó, pero me dijo que ella no era una mujer rica, que vive de su trabajo, que la edición costará bastante dinero y que te dará doscientos cincuenta pesos por tu trabajo. Tú me dirás si estás conforme.
Si lo estás, pongámonos de acuerdo, y pongamos manos a la obra. Yo te ayudaré, y algunos amigos y amigas te darán los datos que te faltan.
En una hoja adjunta encontrarás algunas sugestiones para organizar esa monografía en la forma más conveniente.
Te envío mi más cordial apretón de manos.
Atl
PD. Notas para una monografía o biografía del Doctor Atl
Este trabajo será editado en gran formato, con ilustraciones a línea, en medio tono y en color y se publicará en español, en Méjico.
El señor Carlos Pellicer escogerá el tipo que le parezca más conveniente entre los tres que siguen:
a) Un trabajo que se reduzca solamente a los aspectos literarios y artísticos del biografiado.
b) Una biografía que abarque, en un tono que podríamos llamar formal, los diversos aspectos de la vida del Dr. Atl.
c) Una biografía esquemática, pintoresca, anecdótica. El señor Genaro Estrada había empezado a escribir una, cuyo título revela perfectamente lo que se desea ųel título estaba en francés y parece bastante adecuado: "La vie et les aventures du docteur Atl".
Creo que debemos aprovechar esta ocasión para terminar tu obra empezada sobre mi real cáscara, editarla sin que nos cueste dinero, y ver si una vez hecho el libro se le puede sacar algún provecho en pesos. Por lo pronto ųy este es un dato sumamente importante para tių ya sabemos que yo valgo doscientos cincuenta pesos.
Atl
Gabriela Mistral
14 de junio. La Serena
Mi querido i fino amigo. Recibí en Santiago una carta suya, devuelta de Europa, i otra más. Ambas se agradecen mucho, especialmente aquella en que usted se funde un poco i sale de su protocolismo. Yo soi, mi amigo, de una tierra de "protocolos estrictos" i estoi naturalmente harta de ellos. Vivimos en el Anáhuac unos dos años de confianza fraterna, de noble i voluntaria pérdida, por mi parte, de las ceremonias reservadas a los que no se quieren. Siempre observé que usted no perdía nunca del todo su natural cortés i reservado. Todavía es tiempo de perderlo. Mi amigo: no se puede ser cortés sin ser un poco embustero, i no se puede ser reservado cuando se quiere.
Aquí me tiene, al fin en paz, sin sociedades de maestros ni de católicos, ni de maximalistas, libre tal vez por poco tiempo, pero libre al fin, respirando el mar, sin que me toquen la campanilla para suspenderme la contemplación, azadoneando sin orden previa de que azadonee, i agradeciendo a Dios todos los días esta independencia en que aún no creo, que me parece uno de esos cuentos que yo invento i que no escribo nunca... Mi interés de los libros ha pasado a las semillas i me detengo en las vitrinas donde hai letreros grandes con estas palabras: coles, cebollas, tréboles escojidos... en vez de las otras que dicen: obras de Anatole France... Me aprendo trabajosamente el mes que corresponde a las patatas i a los frijoles; oigo con humildad grande al regador que me da sus conocimientos con cierta prosopopeya, recordando que yo también he lucido mis conocimientos de historia con tono doctoral...
No, Carlitos, no ha venido su libro. Aunque me oiga decir mal de los libros, mándeme el suyo. Siempre exajero mi odio de la civilización. Dice un amigo mío, i lo dice por algo, que hai que bajarme una escala...
Quiero leer lo que ahora va usted haciendo; siempre me interesó el alma suya, Carlitos, como alma rica, en medio de la debilidad de las almas tropicales; siempre le quise las metáforas maravillosas, que hacen pensar en que es usted uno de esos a quienes Dios mismo instruye como quiso enseñar a Adán, dejándole caer imájenes durante el sueño. El pícaro Adán prefirió a eso el escarbarse los sesos, i adoptó la intelijencia por camino. Usted coquetea con ésta, pero su esposa es la otra, la imajinación, regalo más directo de Dios.
Le agradezco mucho los datos que me dio de la fiesta en aquella Escuela de mi nombre, de la capital. Nadie me había hablado de ella. Usted, además de otras cosas, sabe por dónde se coje a las jentes, i me habla de las cosas que quiero.
Palmita me escribe de usted con cariño, i yo celebro que conserven ustedes su buena amistad. Pero quiéranse, porque allá, en su tierra, pasa algo que le voi a explicar. Doña Inés Echeverría, la Condoresa, divide así los actos humanos: aquellos del mal sacerdote, en los cuales todo el rito se cumple, pero no baja el Espíritu, porque el sacerdote está en pecado i le ha sido suspendida la Gracia; i aquellos en que se cumple el rito, o no se cumple entero, pero que atraen a raudales la Gracia. La amistad por allá, en tierras del Norte, es casi siempre el rito primero... Yo deseo que se quieran ustedes mucho. He llegado hace años a la conclusión de que el ser humano no vino a este mundo sino a aprenderlo todo, i a mejorarse, a través del amor, de la amistad i de la misericordia, que el resto sobra; sobra la cultura, sobra la vida social, sobra el injenio, sobra el buen gusto, sobra la casa cómoda, sobran las ciudades. El sentido de la amistad, mucho más difícil que el del amor i el de la caridad, se me vuelve cada día algo prodijioso, exquisito, perfecto. Defender a los que se quiere, aliviarles la vida, "comunicarles las novedades del alma, que tienen cuantos que hacen vida interna", afianzarse el uno en los otros i dar a su vez sostén. El sentido viejo de la familia se me ha mudado por éste: es una forma de amistad íntima solamente, no cosa aparte.
Recuerdo a su mamá, con su noble rostro español, que ahora le quiero más. (Palmita le habrá dicho que hallé mi patria, šal fin!, en España.) Recuerdo la mesa preciosa de una noche, en la que cada cacharro era noble, cada objeto cobraba para mí significación, i las cosas servidas no podían ser superadas en ninguna tierra. Dígale, pues, que la recuerdo con vivacidad i le agradezco su fineza para mí; que tengo a mi lado una viejecita mía que me pide la salude por ella también.
Lástima, Carlitos, que usted no fuese a Italia. No acepte en su mente en ningún momento la idea de quedarse i de no conocer Florencia. Lástima del Jeneral Obregón, que no supo mirarlo a usted a los ojos, lástima de tantas cosas, de las torpezas que hace la vida a cada paso.
No recuerdo quién me ha dicho que Fanny vuelve al teatro. Lo lamento: es vida penosa i fea, al cabo, que no alcanza a elevar ni la música ni nada. Pero entró en ella el "zumo de adormideras" que dice no sé quién de la música, i vuelve como los hechizados.
He estado leyendo, Carlitos, dos libros que le ruego leer o releer: los cuentos de Quiroga, no todos buenos, pero entre ellos aquella admirable "Anaconda", i el Martín Fierro. Las estrofas del gaucho, a ratos me salían del centro del corazón: hai mucho en él del hombre i la mujer de esta provincia chilena.
Escribí a Montenegro sobre su recado con Barrios: no, no le tengo ni la más leve mala voluntad. Lejos de eso: quería escribirle felicitándole por las ilustraciones preciosas, que me han embobado, de los Clásicos Infantiles. Dígaselo usted. Mi carta fue un poco seca: él no se ha acordado de escribirme. Yo lo recuerdo como un amigo que me quiso i ya no me quiere. Agradezco el don antiguo. En encarnación próxima reanudaremos el diálogo... Que pinte mucho, i con el alma segura, llena de confianza en su mente, que Dios le colorea bien, volcándole reteñido cuanto ha mirado en este mundo... Y el pícaro ha mirado muchísimo.
Un abrazo, Carlitos, un inofensivo abrazo de hermana vieja. Que tenga paz i alegría.
Gabriela Mistral
* Publicada en la Correspondencia Pellicer-Gorostiza, recopilada
por Guillermo Sheridan.