La Jornada Semanal, 12 de enero de 1997
Salir a verte sin que nadie sepa
que tu belleza sólo me redime.
Tu alegría es minero de palabras
que me ordena las pula y las apile.
Toda tu lozanía
es el regalo de las frutas vivas
que en cerámica fuerza da tu vida.
Cuando tu mano al saludar me toca,
en la frugalidad dese momento
tengo todo el placer de tu persona.
En tu risa la piña paladea
un aire naranjal y en dos aromas
tu adolescencia tropical vocea.
Eres el agua nueva que se baña
en la muelle espiral de mi remanso
que saltea las sombras de las cañas.
Caña y piña en un orbe anaranjado
crucen el nombre junto al agua en vidrio
que en la mesa del sueño he dejado.
Toda la lozanía
que en octavos de tono ųpaz intensaų
cifro en sangre poema y poesía.
* * *
šOh soledad, engaño de mi engaño,
si el alma que yo adoro está aquí, mía,
bárbara, incomparable poesía
de morir por la vida todo un año!
Yo que todo creí pavor y daño
soy la máquina enérgica del día
que integra el árbol y a la voz alía
el suave no decir de voz extraño.
Todo lo soy, los cielos y la tierra
en cuyo fuego el aire sólo encierra
el elemento de mis ojos: nada
que no sea la aurora, la figura
de un orbe nuevo, órbita iniciada
en mi abismo, en el ser y en tu dulzura.
* * * Junio otra vez nos junta y nos separa.
Y el goce de mirarte y de saberte
tan dulce, tan amargo está en mi mente
que el alma tengo en medio de la cara.
Yo sentí que en mis ojos tu preclara
persona se bañó. Sentí quererte
como si yo volviera de la muerte
que un bárbaro tumulto me dejara.
Hoy más que nunca lo imposible espigo
y hoy más que nunca siento que contigo
la poesía retornó a su juego.
Junio que hace ya tiempo te trajera
quemó en mis manos esta flor de fuego
como si fuego solamente fuera.
* * * El agua está en mi tierra,
como el cielo, por todas partes.
Pienso en ti en todas direcciones.
Flota el día
en el agua profunda del recuerdo.
Los pequeños naufragios
que me causa tu ausencia
los ve el cielo en el agua de mis ojos.
Mis ojos que son tuyos, para ti,
contados como cuentos en la esquina
delante de las niñas de tus ojos.
Cada día
es una vida muerta que se llevan
estas tardes ausentes. Esta noche
viendo el reló y oyendo mis latidos,
quisiera hacer del tiempo
un árbol de mi tierra cuya sombra
construida a toda prisa todo el día
incita a estar, y de esa siesta
ya nunca se regresa.
Pero pienso ser agua para estar en la tierra
y ofrecerle mis fuegos a tus aires.
16 de octubre de 1969
* * * Siempre tus ojos tristes como el día
que parece acabar sin una queja.
Tus ojos tristes sin saber por qué,
tus ojos como flores en mis manos.
De todas las penumbras,
ninguna
me deja solo como ésa
que está en tus ojos, como ésa
que se quedó en los míos.
15 de octubre de 1969
México, 31 de julio de 1931
[1932]
Budapest, noviembre de 1937
Villahermosa, Tabasco,
Villahermosa, Tabasco,