Los Pumas ganaron 2-1 a las Chivas; el alemán Schuster sólo tuvo destellos
Miguel Angel Ramírez Ť El espíritu de de lucha de los Pumas los sacó a flote en su duelo de ayer contra las Chivas. Los auriazules quedaron en inferioridad numérica desde el minuto 13 por la expulsión de Adao Martínez, pero se esforzaron por no claudicar; concretaron dos oportunidades y provocaron que los tapatíos practicaran un improductivo frontón en la etapa complementaria. Así, con un 2-1 y la billetera abultada --gracias al imán taquillero del Guadalajara--, los del Pedregal iniciaron su participación en el Torneo de Verano.
Cuando aún había algunos aficionados buscando acomodo en las insuficientes tribunas del México 68, la balanza del partido parecía inclinarse definitivamente a favor de las Chivas.
El joven zaguero Adao Martínez le asestó un cabezazo a su tocayo de apellido, Manolo, teniendo como principal testigo al árbitro Antonio Marrufo, por lo que se ganó inmediatamente la expulsión. Sin embargo, los visitantes jamás pudieron capitalizar esta ventaja, porque los Pumas ajustaron sus líneas --entró el veterano Nava a cubrir la zaga central-- y corrieron como en sus mejores tiempos.
Incluso, los auriazules hicieron la primera jugada de peligro en el partido --cuando un remate con la cabeza de Domizzi salió ligeramente arriba del travesaño--, y se encargaron de abrir el marcador. Sí, porque al minuto 28 Claudio Suárez le cometió una falta a De Almeida dentro del área y el silbante marcó la pena máxima; Domizzi se encargó de concretarla, mientras el portero Martín Zúñiga trataba de decirle algo a Marrufo; protestó mucho el guardameta. ``Lo que pasa es que le pedíamos que se esperara un momento. Le iba a consultar que ellos no se metieran antes de tiempo (al área), porque es la costumbre que normalmente tienen. Desafortunadamente el señor no me entendió, me dijo que pensó que estaba haciendo una finta, pero era imposible'', confió Zúñiga al final.
Guadalajara pudo ponerse adelante en el marcador, pero al minuto 20 el portero Lavallén rechazó un potente disparo de Ramón Ramírez, y en el contrarremate el mediocampista rojiblanco mandó muy alto el balón. Después, al 23', un tiro de Nápoles se estrelló en el poste derecho de la meta de Lavallén. Pero al 32' nadie pudo impedir que el cabezazo cruzado de Paulo César Chávez terminara en el fondo de la red para el 1-1.
El encuentro estaba respondiendo a las expectativas, y al minuto 43 Braulio Luna cerró con broche de oro la primera parte, al rematar el centro que le envió Sancho desde el sector derecho; el balón pegó en el travesaño y picó para establecer el 2-1.
Para la segunda parte los Pumas salieron con una invitación abierta a las Chivas para que los atacaran. Todos los auriazules se quedaron en su campo para tratar de cerrarle los caminos a la visita, sólo De Almeida se adelantaba un poco para ver si podía hacer daño en un contragolpe.
Los tapatíos fueron adelante, pero carecieron de precisión y de variantes, por lo que su ataque fue estéril. Dos disparos lejanos fue lo mejor que hicieron, los cuales fueron bien controlados por Lavallén.
El alemán Schuster entró cuando faltaban 17 minutos para terminar, y fue quien propició la jugada más peligrosa en la segunda parte. Schuster mandó un tiro desde muy lejos y obligó a una gran estirada de Zúñiga para evitar la anotación. ``Durante el partido vi que el portero estaba muchos metros fuera, entonces ya estaba pensando aprovecharlo en cualquier jugada y casi fue gol'', comentó.
Por cierto, cuando un colega preguntó porqué Schuster traía el número 66 en la camiseta, otro contestó: ``Es por su edad''.