La Jornada 14 de enero de 1997

Cocopa, indecisa; tensión en la selva

Jaime Avilés, enviado, La Realidad, Chis., 13 de enero Ť Esta mañana, cuando todavía estaba oscuro, un avión de la Fuerza Aérea Mexicana descendió repentinamente sobre el valle en que se encuentra esta aldea y pasó a baja altura, esparciendo el ruido atronador de sus motores, antes de alejarse a toda máquina. En consecuencia, hoy fue un día de llanto y zozobra para todas las mujeres y todos los niños.

La broma, para definir la acción de alguna manera, ocurrió 48 horas después de que el comandante de la Séptima Región Militar, general Mario Renán Castillo, refutara las declaraciones de parlamentarios italianos que visitaron a Marcos la semana pasada, en el sentido de que ``Chiapas vive una guerra de baja intensidad''.


A las afueras de la sede del diálogo, los niños tzotziles
se divierten pues en las escuelas hubo alto ausentismo
después de las acciones militares en la zona.

Foto: Ana Isabel Patiño

El vuelo rasante de esta madrugada obligó a que todos los pobladores saltaran de sus petates y corrieran a la puerta de sus cabañas de madera creyendo que se había iniciado una ofensiva gubernamental. Mas no: fue sólo un susto. Sin embargo, el susto ocasionó que la gente viviera con angustia las primeras horas del día, que nadie saliera a cortar leña o trabajar la tierra, que las madres prohibieran a sus niños alejarse de las casas y que todos aguardaran inquietos la visita del convoy militar.

Pero, por quinto día consecutivo, hoy tampoco pasó la columna de 17 vehículos artillados del Ejército Méxicano que desde febrero de 1995 recorre, cada 48 horas, el camino que va de La Realidad a San Quintín. Una rutina que fue suspendida el jueves de la semana anterior, cuando llegaron a esta comunidad los asesores del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, convocados por Marcos, para analizar la contrapropuesta de reforma constitucional sobre derechos y cultura indígena enviada el 19 de diciembre por el presidente Zedillo.

Como ya se sabe, los asesores coincidieron con los zapatistas en que el documento presidencial era una ``burla infame y descarada a los pueblos indios de México'', tal como el EZLN, en palabras del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), se lo hiciera saber el sábado a las comisiones Nacional de Intermediación (Conai) y de Concordia y Pacificación (Cocopa).

Los senadores y diputados de la Cocopa, que llegaron a La Realidad el sábado al principio de la tarde, suponían que iban a sostener un prolongado encuentro con los jefes zapatistas y por eso aterrizaron en el helipuerto militar de Guadalupe Tepeyac munidos de una buena dotación de carne para asarla no lejos del Aguascalientes zapatista.

Cuando se disponían a iniciar su parrillada -el plan era recibir el documento del EZLN y retirarse a comer a solas-, los legisladores comprendieron que se habían quedado sin motivos para permanecer en la selva y empacaron sus viandas a toda prisa y trataron de eludir el retén que los periodistas colocaron en la carretera para forzarlos a emitir algún comentario que por cierto no tenían.

Confiado como los cocopos en que la reunión sería larga, como era costumbre, llegué a La Realidad, en compañía de otros dos periodistas embaucados por mis consejos de ``experto'', y me vi obligado a salirme del camino para que pudieran pasar las camionetas de la Cocopa y de la Conai, así como los jeeps de la prensa, a bordo de los cuales reporteros y fotógrafos nos saludaban, muy sonrientes, con cara de noticia de ocho columnas




Hermann Bellinghausen, enviado La Realidad, Chis., 13 de diciembre Ť Por así decirlo, la comida que antes dejaron de comerse los legisladores de la Cocopa por su atribulada salida vino a dañar las mucosas gástricas de las señoras de La Realidad, que aunque tratan de disimularlo, viven horas de preocupación. La principal consulta en el puesto de salud de esta comunidad ha sido, desde antier mismo, la gastritis. A ver si alcanza el Melox.

``Los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder'', escribió Ferdinand Lasalle, autor clásico de cuando había autores clásicos, en ¿Qué es una constitución?, según recordaba hace poco Gustavo Esteva.

Que se lo digan a doña Estela, que sonríe, apretándose con el antebrazo el epígastrio.

-Sí estamos aquí esperando lo que se resuelve la situación. Como siempre, esperando que el gobierno cumpla. Pero si de eso es que nos habíamos cansado, antes del primero de enero.

En el pueblo están todos muy atentos, y muchos quedan despiertos hasta tarde. Han sido días secos; apenas hoy llovió. Extrañamente, no han pasado los patrullajes militares, pero a la vez, ahora patrullan a este y otros pueblos aviones militares nocturnos, lo cual es menos tangible, y más ominoso.

Será que se han hecho desconfiados, pero los tojolabales estos días no salen a la milpa, y algunos tienen listas sus tostadas y sus mochilas, con ropa de los niños y otras cosas necesarias.

Aunque suene a corrido, hay un 9 de febrero que no se les puede olvidar.

Le argumento a la señora Estela que la Cocopa no ha dicho la última palabra, y que hace dos años no había acuerdos firmados. Que existe un compromiso público e internacional del gobierno mexicano con los cambios constitucionales y la negociación con ellos, los zapatistas.

-Será eso en los papeles- se empecina doña Estela, mientras la rodean cada vez más chamacos curiosos, -pero para nosotros está igual. Nos sentimos parecido, como si para ellos no existiéramos.

Una cosa son los derechos, y otra distinta, el poder; eso ya se ve.

Como los hombres se quedan precavidamente, por la casa estos días, se nota por otro lado mucha construcción y reparación. En un momento de gran incertidumbre, estos campesinos edifican: paradojas de la permanencia y el movimiento.

Las tablas listas

Las pilas de la madera, recostadas contra un horcón, aguardan algo que pueda construir. Ya están listas, no son más árbol ni palo, son tablas pulidas y de tamaño justo.

En distintas partes del pueblo se practican pequeñas o grandes construcciones. Al Aguascalientes no lo dejan en paz, se la pasan metiéndole mano; ya le cambian un techo, ya le reparan unos peldaños, o le agregan un desagüe. En una casa familiar cambian la estructura de la cocina, en otra ponen una tienda o la quitan, en las afueras de otra levanta su rincón una nueva pareja.

Con las casas de La Realidad, como de tantos pueblos, no queda de otra. La selva circundante es rápida y voraz, apenas da tiempo de salvar las construcciones del deterioro, la humedad y las polillas. Eso impone a la vida por acá un ritmo de renovación necesaria y constante.

Mientras la milpa espera, estos días secos, les ha dado por aprovechar. Se ven pasar unas láminas por allá, unos postes recién cepillados por el otro lado, o los niños juntando varas para cambiar la cerca del corral, o la arena que traen, los clavos en puñados, siempre con su capa de óxido.

En algunos casos trabajan rápido, en otros no. Como en todas partes, hay familias más indolentes que otras. Unos levantamientos toman pocos días, y otros parecen congelarse durante semanas. El vecino de Doroteo, cruzando el río, tardó meses en terminar un nuevo cuarto que de pronto dejó comenzado. En cambio Doroteo participa en varias construcciones de interés individual o colectivo, en varias partes del pueblo. Estos días no pierde el buen ánimo, y se rodea con los olores de resina fresca que emanan el serrín y las tablas de guanacastle y pocas de caoba, apiladas o apoyadas, listas para edificaciones simples, sin adorno, funcionales, para aguantar la vaina de los veranos interminables que se gasta el trópico húmedo y pudridor.

De madrugada zumbó el avión lo mismo que anoche, ya tarde. Fuera de eso, un cielo despejado otra vez, luego de que las últimas tardes han sido nubladas, como cuando vino la Cocopa.

Don Manuel está en un trabajo. Está en edad de jubilarse, pero aquí esa prestación laboral no existe. Aunque la consagra la Constitución, aquí no existe. Ni se les ocurre siquiera. A la vista de un gallinero que trabaja su sobrino, para sus nuevas gallinas, dice:

-Andamos construyendo y no sabemos si lo vamos a usar. ¿Qué tal si vienen los soldados?

El doble sentimiento de urgencia al construir e incertidumbre, desconfianza, ante el futuro inmediato, se traduce en una febril edificación de lo inmueble, lo inamovible, la casa, y en un estarse atentos, con las cosas juntadas y los pies ligeros.

Pero las tablas están buenas, sólidas, bien cepilladas, buscando casa




Juan Balboa, corresponsal, Oventic, Chis., 13 de enero Ť En esta región zapatista la crisis del diálogo de paz ha provocado un constante patrullaje del Ejército Mexicano; la suspensión de clases en varios de los parajes; una alerta por parte del ayuntamiento popular, y la movilización a la montaña de los dirigentes zapatistas locales. Pero sobre todo ha puesto en tensión el municipio en donde se ha desarrollado el diálogo entre el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

El coronel Jaime González Montes, encargado de la base de operaciones de la Fuerza de Tarea Arco Iris en la región de los Altos de Chiapas, negó a La Jornada que exista en la zona un incremento de las movilizaciones del Ejército Mexicano, después de que el EZLN rechazó la contrapropuesta de reformas constitucionales sobre derechos y cultura indígenas enviada por el presidente Ernesto Zedillo.

``Esta base de operaciones militares se dedica al adiestramiento rutinario de los soldados'', explicó el coronel González Montes al ser entrevistado a orillas de la carretera construida en un tiempo récord de un año, que comunica a San Andrés Larráinzar con los municipios del noreste de los Altos de Chiapas.

En medio de una espesa neblina que cubre a una docena de tanques de guerra camuflajeados con lona verde, estacionados a escasos metros de la carretera, el encargado de la principal base de operaciones militares de una de las tres regiones llamadas de conflicto --Selva Lacandona, Norte y Altos de Chiapas--, confirmó que no tiene indicaciones superiores de movilizarse hacia alguna zona, y aclara: ``Nosotros estamos en adiestramiento militar constante, porque usted sabe que en la ciudad es difícil adiestrarnos.

Siempre acompañado de un camarógrafo y un fotógrafo militares --algo cotidiano en las bases y convoyes castrenses en Chiapas-- que filmaban a los periodistas, el coronel Jaime González Montes intentó validar sus palabras señalando los tanques de guerra envueltos por la neblina y los camiones militares empotrados sobre piedras: --Mire usted, hasta bien conservaditas y bien lavaditas están nuestras unidades.

La Fuerza de Tarea Arco Iris destacada en los Altos de Chiapas tiene su base en una zona de San Andrés Larráinzar conocida como San Cayetano, en la frontera entre los municipios zapatistas de San Andrés y El Bosque. Fue instalada en diciembre de 1995 para presionar militarmente a la comunidad zapatista de Oventic, la que en esas fechas construía su Aguascalientes.

Según un reporte de organizaciones no gubernamentales, la base militar de San Cayetano está compuesta por unas tres docenas de tanques de guerra, unas 30 unidades militares de transporte y cerca de 500 efectivos del Ejército Mexicano que son removidos cada seis meses.

Suspenden clases en escuelas

Varias escuelas de San Andrés Larráinzar suspendieron labores este lunes por la situación ``tensa'' que se vive en la región zapatista, después del rechazo contundente del EZLN a la contrapropuesta del presidente Ernesto Zedillo.

El primer regidor del ayuntamiento popular de San Andrés Larráinzar, Miguel González Pérez, informó que la situación en los parajes del municipio, con mayoría de simpatizantes zapatistas, ``es tensa'' y confirmó que por esa situación algunas escuelas decidieron cerrar.

En la cabecera de San Andrés Larráinzar se respira un aire tranquilo. En el centro del poblado el ayuntamiento popular mantiene el edificio municipal desde hace un año y el abandono hace su presa a la sede permanente del diálogo de paz: la hierba crece con rapidez alrededor de los espacios tradicionales de la delegación del gobierno federal y los zapatistas; el agua carcome las paredes de madera; paralelamente, el gobierno desmanteló los andamios para la prensa.

En esta población, ubicada geográficamente en la región de los Altos de Chiapas --con una altitud que rebasa los 2 mil metros sobre el nivel del mar--, se encuentra la sede de paz, que a decir de los pobladores está agonizando y morirá de ``muerte natural''. Pocos en este lugar indígena de 60 mil habitantes, esperan que los dos principales actores del diálogo se vuelvan a sentar en la misma mesa.

Denuncian hostigamiento de militares

La Agencia Rural Municipal del paraje Jolnachoj, municipio de San Andrés Larráinzar, denunció hoy que efectivos del Ejército Mexicano mantienen un hostigamiento permanente contra la población: ``violan mujeres, se emborrachan, hacen escándalos a altas horas de la noche y fomentan la prostitución, entre otra cosas''.

En el oficio ARM/001/97 de dicho paraje, las autoridades aseguran que desde el 15 de diciembre varios soldados han penetrado en las casas de los indígenas.

``El 9 de enero, como a las siete de la noche, un soldado estaba parado en la cancha y pasaba una niña de nueve años y un niño de cinco. Ese soldado salió corriendo para alcanzar a la niña porque la iba a violar, pero la niña gritó a su vecino y se salvó'', narran en su denuncia presentada este día.

Solicitaron la intervención de organizaciones no gubernamentales para exigir a la Secretaría de la Defensa Nacional el retiro inmediato de la base militar que se encuentra ubicada cerca de Jolnachoj