La Jornada 18 de enero de 1997

EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
Chiapas: bombas de ruido

1

Condenada a purgar una sentencia de cadena perpetua por el único delito de ser colmilluda, y recluida en una cárcel de alta seguridad para animales exóticos (llamada, creo, Zoológico de Monterrey), a principios de este año una elefanta dio a luz una elefantita raquítica y, por ello, con pocas esperanzas de llegar a la edad adulta. ¿En qué se parece la Secretaría de Gobernación a la elefanta madre? Es obvio: en que ambas cumplen ciclos de gestación de aproximadamente 24 meses, al cabo de los cuales echan al mundo criaturas inaptas para la vida, como la elefantita, la reforma política que no fue y la iniciativa de ley para indios sumisos que propone el doctor Ernesto Zedillo.

Durante dos años, al mismo tiempo que la elefanta gozaba de su embarazo, Gobernación incubó, en secreto, una reforma política en la que se incluiría, como esbozo al menos, la democratización de los medios informativos. Pero a la hora del parto, Gobernación canceló este capítulo y en lugar de una reforma política alumbró ``la reforma electoral más profunda y trascendente de la historia de México'', sin que en ella ninguna regla impida que la radio y la televisión sigan siendo usados por el régimen como instrumentos de control dictatorial, cuando las necesidades del poder así lo demandan.

Después de destruir las negociaciones con el EZLN y meter al país en un callejón sin salida --al desconocer los primeros acuerdos de paz, que llevaban a su vez dos años gestándose como la reforma y la elefantita--, el régimen se ha servido de los medios informativos nuevamente con fines totalitarios.

2

La Secretaría de Gobernación ha vivido la semana más triste y deshonrosa, desde que fue puesta en manos de Emilio Chuayffet. El documento que presentó a la opinión pública, el sábado 11 a la media noche, para ``rechazar categóricamente'' la postura de los zapatistas ante la iniciativa de ley de Zedillo, está cruzado, de principio a fin, por la mentira, el cinismo y, peor aún, por el deseo de burla.

Miente Gobernación cuando afirma: ``El gobierno se ha conducido en todo momento con la mayor seriedad y responsabilidad'' ante el diálogo. Esto es falso: ¿acaso olvidaron Chuayffet y sus ayudantes la actitud que asumió la representación oficial en la Mesa 2, cuando incumplieron el reglamento y se negaron a dialogar con los invitados del EZLN?

Actúa Gobernación con cinismo cuando sostiene: ``El gobierno envió al EZLN un proyecto de reformas constitucionales y estuvo dispuesto a discutirlo (para) lograr equilibrio entre las demandas expresadas en San Andrés Larráinzar y la consulta nacional indígena''. Esto también es falso: lo que Gobernación entiende por ``demandas expresadas en San Andrés'' en realidad son acuerdos de paz que fueron suscritos por los representantes oficiales del Presidente de la República y los delegados zapatistas.

Igualmente es falso que el régimen y el EZLN hubiesen convenido previamente que lo acordado en San Andrés sería ``equilibrado'' con los documentos de cualquier otro foro paralelo al diálogo. Y el cinismo de Gobernación se agiganta cuando vemos que muchos planteamientos de la ``consulta nacional indígena'', organizada por el régimen, coincidieron con los acuerdos de San Andrés pero fueron suprimidos en la relatoría final de ese encuentro, como lo demostró Luis Hernández Navarro en su artículo del martes 14 en este diario.

Lo más grave es que Gobernación no encubre su deseo de burla cuando recita: ``Antes como ahora, el gobierno federal realizará nuevos esfuerzos para que prevalezcan la justicia y la paz digna en Chiapas''. Al margen de la incoherencia sintáctica de la frase --hecho notable en una oficina donde la gramática es más importante que la política-- hay una mofa evidente en este aserto, según el cual en Chiapas existen ya ``la justicia y la paz digna'', pues de otro modo no se entiende cómo Gobernación conseguirá que ``prevalezcan''. Y más: si ya existen y prevalecen, el diálogo mismo, entonces, se torna tan innecesario como el trabajo de la sociedad civil por impedir la confrontación armada: una exitosa tarea que los ciudadanos hemos prolongado, con incontables sacrificios, más de tres años, pero que a los ojos de la Secretaría de Gobernación no es más que un mero pasatiempo, digno de ser ridiculizado.

3

Todo fue una trampa. El 19 de diciembre, el Ejecutivo federal mandó a la dirección del EZLN su contrapropuesta de reformas constitucionales sobre derecho y cultura indígenas, y pidió --y obtuvo-- la absoluta discreción de los rebeldes. Mientras éstos cumplían honorablemente el compromiso de guardar silencio al respecto, el Presidente de la República, el secretario de Gobernación, el supuesto ``líder nacional'' del PRI y muchas otras voces cortesanas emitieron numerosas declaraciones ``optimistas'', vaticinando casi como un hecho que muy pronto se firmaría la paz.

Gobernación, incluso, ``aconsejó'' a las agencias internacionales que, ``en lo posible'', reiteraran estas previsiones en sus despachos relativos a los zapatistas. La idea era buscar un clima idílico para que surtiera mejor efecto la segunda parte del plan. Y se hizo tan sospechosa tal insistencia, que la semana pasada, nada menos que el tonto del pueblo --célebre porque nunca atina-- escribió en este espacio: ``¿No le estarán poniendo un cuatro a los zapatistas? (...) ¿No se tratará de una maniobra para arrinconar al EZLN ante la opinión pública y volver a acusarlo de intransigente?'' (La Jornada, 11/01/97)

Carambola cantada: el mismo sábado 11, en cuanto el país conoció la rotunda negativa de los zapatistas a la contrapropuesta de Zedillo, Gobernación puso en marcha un bombardeo publicitario masivo, feroz e inclemente, que se inició al amanecer del domingo 12 en todos los periódicos y en todos los canales de radio y televisión. Los mexicanos no habíamos presenciado una escalada tan apabullante desde el 9 de febrero de 1995. Y en esta ofensiva total, Gobernación no escatimó, nuevamente, las armas de la mentira y de la calumnia, tratando de engañar a la opinión pública al sugerir que el EZLN había rechazado la iniciativa de ley de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa).

4

La segunda etapa del bombardeo corrió a cargo de Marco Antonio Bernal, coordinador de la delegación gubernamental en San Andrés, quien con una saña enfermiza, que no oculta su rencor por haber sido desplazado del diálogo desde septiembre, dijo al noticiero matutino de Radio Red (lunes 13) que ``Marcos y el EZLN desean un territorio autónomo''. Y en este punto la infamia --que sería repetida, comentada, enriquecida con nuevas vilezas y proclamada como verdad absoluta por una muchedumbre de columnistas mercenarios-- abrió la vía directa a la guerra total: después de advertir, por boca de uno de sus representantes oficiales, que los zapatistas pretendían adueñarse de una parte del territorio nacional, a Gobernación, en lógica consecuencia, no le quedaba sino convocar a todos los patriotas a las armas, para que detrás del Ejército, la Aviación y la Marina acudieran a Chiapas a masacrar a los invasores.

Otros capitanes de artillería, que extendieron el bombardeo propagandístico por su cuenta, fueron más creativos pero no más sutiles. Sergio Sarmiento, funcionario de Televisión Azteca, hizo decir a Javier Alatorre (lunes 13) y luego expresó él mismo por boca propia (martes 14), que ``el EZLN quiere imponer a los indígenas mexicanos un proyecto de agricultura colectiva, similar al que impulsó Stalin en la ex Unión Soviética, y que además de haber fracasado, causando graves pérdidas económicas, ocasionó la muerte de millones de campesinos''.

Sin embargo, los líderes de opinión de Televisión Azteca pasaron por alto un detalle insoslayable: en sus filípicas olvidaron que además de la tortura, los asesinatos por capricho, la desaparición de disidentes, los campos de exterminio en Siberia y muchas otras formas antidemocráticas de ejercicio del poder, Stalin se valió de propagandistas incondicionales --como Javier Alatorre y Sergio Sarmiento-- que difundían las peores calumnias contra los opositores del régimen, con la mayor impunidad, hasta que el propio régimen los engullía y los sumaba a las enormes listas de sus víctimas.

5

Después de ``aplastar'', según ellos, con toneladas de calumnias al EZLN en general y a Marcos en particular, el régimen disparó el último obús de su ofensiva, cuando Dionisio Pérez Jácome, vocero oficial de Zedillo, declaró a los medios que ``por ahora'' no se consideraba una solución militar.

Ahora cabe preguntarse: ¿qué se logró con esta furiosa campaña publicitaria? ¿Suscitar el odio del país entero contra los indios de Chiapas? ¿Crear el clima sicológico adecuado para el genocidio en las montañas del sureste?

Para desgracia de los estrategas gubernamentales, una vez que cesaron de estallar los petardos, la gente prosiguió su vida sin sentirse peor, mejor o distinta. Fue como si un enjambre de moscas panteoneras se hubiese apoderado 72 horas continuas de todos los espacios informativos del país. Y punto. En Televisión Azteca, por ejemplo, se les mojaron los temibles (?) cañones publicitarios, porque al mismo tiempo que Alatorre y Sarmiento arremetían contra los zapatistas, el noticiero Hechos intentó conmovernos hasta las lágrimas con las desventuras del pobrecito de Raúl Salinas de Gortari en Almoloya, y lo único que logró fue suscitar arcadas de vómito estimuladas por una profunda sensación de asco.

En cuanto a los columnistas mercenarios, en la inmensa mayoría de los casos, sobre la repugnancia terminó por imponerse la compasión ante el impúdico show de analfabetismo que dieron, agravado porque sus insondables reflexiones aparecieron en los periódicos de provincia, publicadas con decenas y decenas de erratas.

Para ganarle la guerra de medios al EZLN, ahora está clarísimo, el régimen cuenta sólo con la presencia ubicua y unánime de las plumas de alquiler, pero no con intelectuales capaces de producir ideas.

6

Mientras tanto, en una reunión que se efectuó el miércoles 15 en la Facultad de Economía de la UNAM, quedó formalmente disuelto el CUAZ: Cuerpo Unico de Asesores Zapatistas para el tema sobre derechos y cultura indígenas. Con este gesto simbólico, que no fue registrado por la prensa, el EZLN reiteró que el punto número uno del diálogo de San Andrés Larráinzar está cerrado, como cerrados están los caminos para que se reanuden las negociaciones con la administración del doctor Zedillo. ¿Alguna sugerencia, colegas?