La importación de maíz en 96 costó 250 mil empleos agrícolas: CIOAC
Angeles Cruz Ť Durante 1996 se perdieron en México 250 mil empleos permanentes en el campo a consecuencia de la importación de 5 millones de toneladas de maíz por parte del gobierno federal.
Y, por lo visto, esta situación empeorará, pues la administración del presidente Ernesto Zedillo mantendrá la prioridad a la importación de maíz amarillo o forrajero que en Estados Unidos se utiliza preferentemente para el consumo animal, destaca el análisis Tortilla Caliente o Tortilla Fría, elaborado por la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC).
Menciona que desde 1970, la demanda nacional de grano de maíz para consumo humano ha sido satisfecha parcialmente con grano importado amarillo, a pesar de que la cultura mexicana tiene una experiencia de miles de años en el desarrollo de variedades propias.
Indica que el cultivo de maíz en los últimos diez años genera aproximadamente un millón de empleos permanentes durante seis meses al año, mientras que 100 mil establecimientos en el país relacionados con la industria de la ``tortilla caliente'' (molinos de nixtamal y/o tortillerías), dan empleo a otras 300 mil personas.
En cuanto al consumo directo, la organización campesina calcula que para 1996 se ubicó en 12 millones de toneladas, de las cuales 6 millones se consideran de autoconsumo y los otros 6 millones de toneladas se comercializan.
Sin embargo, ésta que es la principal actividad agrícola de la mayoría de los campesinos no recibe el apoyo del gobierno federal, pues con el decreto sobre el subsidio a la tortilla emitido en mayo de 1996, priviliegia la importación de maíz en lugar de la producción nacional.
En cuanto a la previsión de la estructura del mercado de granos de maíz dentro del TLC, y no obstante el mayor peso que el maíz blanco tiene tanto en la producción como en el consumo, el decreto sólo menciona al maíz amarillo, indica el documento.
Además, el decreto señala que las compras al exterior se realizarán ocasionalmente, pero en la realidad se soslayó el debate entre quienes no están convencidos de producir internamente el maíz (blanco) que México necesita, y los que no distinguen en comprar maíz forrajero para el consumo humano, en lugar de impulsar una política de producción de maíz blanco y de beneficio para los agricultores mexicanos, indica la CIOAC