Reglamentar la prostitución, piden 26 párrocos del Centro Histórico
Alma E. Muñoz Ť Más de 26 sacerdotes del Centro Histórico de esta capital presentaron ayer una propuesta para legislar la prostitución. Destacan el establecimiento de zonas de tolerancia y áreas de restricción para el trabajo de las sexoservidoras, la iniciación de esa actividad a partir de la mayoría de edad, el respeto a las garantías individuales y un control sanitario que impida ``propiciar enfermedades graves para los clientes''.
Los padres Alfredo Ramírez Jasso, de la Basílica de San José, y Francisco Cipriani Arrighi, de la Parroquia de Santa María La Redonda, explicaron en conferencia de prensa que como párrocos de la Iglesia católica no buscan difundir un ``espíritu de protagonismo por encima de grupos protestantes o para favorecer a partidos políticos'', sino crear un ambiente de reflexión que ``rompa con tabúes y cortinajes'' sobre un problema que afecta a la sociedad en su conjunto.
Indicaron que la iniciativa ``no nace de imponer nuestra conducta moral o reprobar las actitudes de nadie'', sino de enfrentar un problema que repercute en la sociedad, independientemente de las convicciones religiosas de cada persona.
``Buscamos coincidencias de moralidad pública porque no queremos que se piense que la Iglesia católica quiere imponer su monopolio de doctrina cristiana. Aquí solamente presentamos una problemática que afecta a renglones de la vida social y como nosotros estamos insertos en el Centro Histórico y somos líderes de estas comunidades religiosas, pretendemos poner al alcance de nuestros feligreses y la personas de buena voluntad, una conciencia de ética sexual'', señaló el padre Ramírez Jasso.
Correspondió al sacerdote de origen italiano Cipriani Arrighi aclarar que en esta ocasión no se busca confrontar si la prostitución es pecado para la doctrina de la Iglesia y ofende la ley de Dios o la convivencia humana, sino lograr que las autoridades promuevan un cambio jurídico para el bien de todos ``sin llegar a los enfrentamientos''.
Nuestra labor, explicó, puede ser muy importante incluso para las autoridades civiles, puesto que ``nosotros podemos crear un ambiente propicio para una legislación de conciliación y los sacerdotes estamos tocando esta problemática porque tiene implicaciones en la vida social, política, económica y cultural de México''.
Por encima de lo que llamaron una propuesta de reflexión, señalaron que no existe una actitud de protagonismo de la Iglesia católica para el beneficio de instituciones políticas. La ventaja, explicaron, es que nosotros como sacerdotes ``tenemos la libertad para hablar y no estamos condicionados a intereses de un grupo por encima de otros''.
Cuando tocamos el tema de la prostitución, manifestó el padre Ramírez Jasso, no buscamos favorecer a ``una autoridad dictatorial que pretenda imponer su ley, y cuando estamos pidiendo que se respeten los derechos de las prostitutas no estamos favoreciendo la prostitución, sino que estamos tomando en cuenta a la persona que vive en una situación problemática que le afecta. Esa ha sido la tarea de la Iglesia, buscar el desarrollo de la persona en todos sus aspectos''.
La determinación de los sacerdotes por hacer esta propuesta surgió de la necesidad de que las autoridades civiles promuevan cambios legislativos a una de las problemáticas civiles más añejas. El documento, con fecha 29 de agosto de 1996, fue apoyado por el arzobispo primado de México, Norberto Rivera; el representante del Papa Juan Pablo II, Girolamo Prigione, y el vicario episcopal, Luis Mena Arroyo. Fue platicado desde el pasado 13 de julio con el titular de la delegación Cuauhtémoc, Alejandro Carrillo Castro.
Más de 26 sacerdotes de esta capital firmaron la propuesta que encabeza el presbítero Alfredo Ramírez Jasso; entre ellos se encuentran Luis Avila Blancas, de la Catedral Metropolitana; Francisco Claver Gil, de la capellanía de Nuestra Señora de Lourdes; Luis González Guzmán, de la Parroquia de la Santísima Trinidad; José Luis López Anguiano, de la Parroquia de la Concepción, Tequipehuaca, y todos los que integran la IV Vicaría de Pastoral que dirige el obispo Luis Mena Arroyo.
En la propuesta de poco más de dos cuartillas, los sacerdotes del Centro Histórico plantean la urgencia de ``sensibilizar'' a la opinión pública sobre las ``graves consecuencias sociales que acarrea la prostitución como forma de vida y la incidencia delictiva que conlleva'', y aclaran que esta actitud ``nunca podrá llegar a constituir un trabajo porque no desarrolla a quien la practica; por el contrario, envilece a la persona, pero es necesario corresponsabilizarse en la dignificación de nuestro ambiente social''.
Señalan que ``se aprecia indispensable promover un análisis profundo de los factores que provocan la prostitución en nuestro medio para estructurar programas que favorezcan la rehabilitación de quienes se prostituyen, así como acciones de prevención de más casos, sobre todo apoyando la estabilidad social''.
Se destaca la necesidad de un marco legal que defienda la dignificación de la persona, combata la explotación de quienes lucran corrompiendo incluso adolescentes y niños y se reglamente la práctica de los llamados giros negros que comúnmente funcionan sin control.
Plantean en su iniciativa que la necesidad de reglamentar esta problemática surge para debilitar la ``amenaza a la tranquilidad, la seguridad y la moralidad pública de las familias que sufren el condicionamiento de un ambiente que vende y corrompe''.
En este sentido, piden por el respeto a la integridad corporal, el derecho a vestir decorosamente, a descansar, a la seguridad personal, a la buena reputación social y el normal desarrollo de la juventud, ``que son los derechos ciudadanos más constantemente violados''.
Finalmente precisan que pondrán ``los medios a nuestro alcance para formar una conciencia de ética sexual y en los deberes cívicos, a nuestros feligreses y a todas las personas de buena voluntad. Consideramos inaplazable que la autoridad legislativa del DF llene el vacío que existe en esta materia, favoreciendo a una más justa organización social de las libertades, en bien de todo el conjunto social''.
El grupo de sacerdotes plantea, más adelante, presentar propuestas similares en favor de la remodelación de iglesias del Centro Histórico y la reglamentación del comercio ambulante