Lento avance de pláticas con el MRTA; más trabas a la prensa en Lima
Mireya Cuéllar, enviada, Lima, 18 de enero Ť A ritmo de dos pasos adelante, uno para atrás, gobierno y emerretistas se acercan a la mesa de negociaciones que permitiría la liberación de los 73 rehenes que permanecen en la residencia del embajador japonés, Morihisha Aoki, desde el 17 de diciembre.
Néstor Cerpa Cartolini, el líder del comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), dijo este sábado que los límites a la negociación fijados por el gobierno -la salida del país del grupo emerretista- imposibilitan el inicio del diálogo porque en la práctica se les está ``pidiendo renunciar'' a sus posiciones, ``lo cual sería una claudicación''.
En contraparte, el dirigente emerretista se pronunció a favor de la propuesta fujimorista de incluir a un representante del gobierno de Canadá en la Comisión de Garantes. Este podría ser el embajador de ese país en Perú, Anthony Vincent, quien estaba en la residencia la noche del asalto y que fue liberado en el segundo grupo que abandonó el inmueble.
En un comunicado leído frente a su radio de onda corta, y que fue captado con dificultad por algunos medios de comunicación, Cerpa Cartolini solicitó también un canal privado para poder hablar con el gobierno, y ofreció entregar posteriormente un informe detallado sobre la situación de los rehenes. Y respecto a que las conversaciones se efectúen en una casa contigua, dijo que luego se responderá sobre ese punto por los canales adecuados.
Pero el vocero emerretista en Europa, Isaac Velazco, hizo saber que las conversaciones tendrán que ser dentro de la residencia ocupada mientras no se constituya la Comisión de Garantes y dado que ahora no existe seguridad para Cerpa.
Otra novedad este sábado fue que una serie de explosiones en las cercanías de la residencia del embajador japonés causó alarma en la zona. Sin embargo, la policía dijo que se trató sólo de una ``balacera'' con delincuentes comunes, aunque los periodistas en el área dijeron haber visto una humareda tras las detonaciones.
Así, mientras el MRTA acepta la formación de una Comisión de Garantes, pero descarta toda posibilidad de diálogo si no se acepta discutir la liberación de los 458 presos emerretistas que se encuentran en distintas cárceles de la nación, el gobierno de Fujimori sólo ofrece a los integrantes del comando un salvoconducto para que se alejen del país sin problemas. No más. Con todo, para algunos ya es bastante que sigan afinando las condiciones para sentarse.
Según una encuesta publicada por la prensa local, 88.2 por ciento de los limeños están en contra de que se ponga en libertad a los emerretistas presos, como pretende el comando que ocupó la residencia. Y 65.8 por ciento plantea que únicamente se les deben dar mejores condiciones carcelarias, y dejar que se vayan al extranjero quienes tienen tomada la embajada.
Quienes tienen cada día más problemas para trabajar son los periodistas. Con orden judicial en mano, la Policía Nacional Peruana desalojó este sábado a quienes estaban en la azotea más cercana a la residencia. ``Eramos rehenes voluntarios, hubiéramos preferido quedarnos'', comentó un fotógrafo al abandonar lo que había sido su hogar desde siete días atrás.
La mayoría de los que estaban en el techo llevaban allí ya varias jornadas. Los medios nacionales y extranjeros rotaban semanalmente a sus representantes, a quienes se les hacía llegar la comida y los repuestos para trabajar (rollos, pilas, casetes, etcétera) con una cuerda, a través de varios techos. Los dueños de la casa cobraban 300 dólares diarios a cada medio que solicitó instalar allí una cámara de televisión o un fotógrafo, y permitían el uso de su regadera y sanitario a los hombres de prensa.
La prensa extranjera era la más reacia a dejar el lugar. Esta mañana la Asociación de Corresponsales Extranjeros dijo que no dejarían la azotea salvo que les presentaran una orden judicial, luego de que la policía cortó las cuerdas que servían de puente para hacer llegar la comida a los techos y retiró una escalera.
Por la tarde, los uniformados tuvieron en sus manos la orden judicial y la prensa se tuvo que retirar.
Antes de bajar, los periodistas pudieron captar a los rehenes que subieron a la azotea de la residencia para colocar algunas mantas con consignas del grupo armado. Dos cautivos japoneses fueron los encargados de esa tarea. ``Las autoridades aquí retenidas son responsables de la política del gobierno que afecta al pueblo'' y ``La mayoría del pueblo quisiera alimentarse como las autoridades aquí retenidas'', decían dos de las mantas.
Al parecer, la orden de sólo dejar entrar en el área a quienes cuenten con un gafete especial y el desalojo de las azoteas cercanas -que son el único lugar desde donde se puede ver la residencia con lentes de alto alcance- son parte de una estrategia para retirar a la prensa lo más que se pueda de la residencia, quizá para aislar al comando.
La policía dice que el desalojo es ``por cuestiones de seguridad''. Hay periodistas apostados en las azoteas de otras casas y edificios, más alejados, desde donde, con sus modernos lentes, captan lo que ocurre muy cerca de la embajada. Su preocupación es que presionen a los dueños para que también los retiren.
El gobierno pretende mantener en secreto el lugar donde se efectuarán las conversaciones, que, como ya se dijo, será en uno de los domicilios contiguos a la residencia. Juan Luis Cipriani, el representante del Vaticano en la Comisión de Garantes, estuvo hoy en la residencia poco más de dos horas, pero no habló a la prensa.