Hoy, a tres años del nuevo siglo, el futuro está tocando a la puerta. Ya a nadie sorprenden los avances inexorables de la tecnología: flujos planetarios de información satelital, la robótica, el dominio de las herramientas audiovisuales, los videodiscos y otras aplicaciones computarizadas...
En este mundo abierto a lo nuevo, a constantes transformaciones y cuestionamientos de lo existente, corresponden a la educación retos de una complejidad extraordinaria: encontrar la manera de combinar los adelantos científicos y tecnológicos con la experiencia acumulada en siglos; ponerse al día para ofrecer a los niños y jóvenes --futuros profesionales de un nuevo tiempo-- las condiciones fundamentales para enfrentar con éxito circunstancias inéditas. Las soluciones que logremos encontrar ahora van a definir no sólo el futuro de la educación, sino también el mundo que seremos en el siglo XXI.
Sin embargo, en la mayoría de los países toca a la educación enfrentar demandas nuevas que surgen de la modernización económica, de relaciones y competencias globales, de nuevos fenómenos sociales, de la consolidación y extensión del orden democrático, cuando aún no ha podido resolver las insuficiencias acumuladas del pasado, que afectan en particular a la escuela pública.
Reflexionar y discutir sobre estos desafíos, sobre los temas que el mundo lanza a la educación de manera avasalladora; argumentar alternativas y construir propuestas, son algunas de las razones de la Cumbre Internacional de Educación convocada por la Confederación de Educadores Americanos (CEA), con el auspicio de la Unesco.
Del 10 al 14 de febrero próximo, un grupo de lúcidos intelectuales, ministros de Educación, sindicalistas, maestros y otros actores sociales procedentes de muy distintos países, reflexionarán, en la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional Siglo XXI de la ciudad de México, sobre la situación actual de la educación y las propuestas para su transformación.
Se abordarán, entre otros temas, la responsabilidad social de educar: para el desarrollo sustentable y democrático; para el conocimiento, la comprensión y el respeto de la diversidad; para el trabajo, como fuente principal de riqueza y desarrollo; para el aprovechamiento y la valoración de los medios de comunicación; para garantizar un sistema educativo integral, público laico, gratuito y democrático; así como los planteamientos y propuestas del sindicalismo magisterial de América sobre la educación, la cultura y la democracia.
La magnitud de la tarea educativa rebasa el esfuerzo gubernamental y reclama de grandes convergencias sociales. Para la CEI ningún cambio educativo, por importante que sea, echará raíces si es ajeno a los maestros. La contribución de los trabajadores de la educación y de sus organizaciones gremiales es condición fundamental para el éxito de los proyectos educativos.
Uno de los rasgos distintivos de esta Cumbre Internacional de Educación es precisamente, que por primera vez la Unesco participa auspiciando un evento de esta magnitud que no es convocado desde la esfera gubernamental, sino desde las organizaciones sindicales agrupadas en la CEA haciendo partícipe a la sociedad.
En la convocatoria a la Cumbre subyacen varias convicciones: que en el proyecto educativo y en su concreción cotidiana están, en buena medida, la definición del perfil del mundo; que es preciso impulsar una educación que fortalezca y redimensione valores (el aprendizaje de la ética, la importancia del trabajo, la reafirmación de la dignidad...), poniendo por delante al ser humano; que es la educación un instrumento fundamental para la convivencia armónica de las sociedades; que una educación pública de calidad es condición para alcanzar nuevos estadios de desarrollo político, económico, social y cultural.
Son muchas las preguntas que serán abordadas en la Cumbre. ¿Qué mundo queremos y qué papel juegan en éste, la educación y los maestros? ¿En qué modifica el nuevo entorno el sentido mismo de la educación? ¿Cómo vamos a acompasar una al otro? ¿Cómo mantener en medio de los cambios en la sociedad una perspectiva humanista? ¿Cómo mejorar la educación pública y laica de calidad?
La Cumbre Internacional de Educación será un espacio de alto nivel académico para discutir, reflexionar y plantear propuestas, acciones e ideas. Para hablar sobre las fortalezas y debilidades de los sistemas educativos; sobre la educación como la queremos; un instrumento irremplazable para la vida democrática y la equidad, para la justicia y la libertad.