La Jornada 20 de enero de 1997

Una extrema responsabilidad

Emilio Krieger
Una responsabilidad extrema

El desalojo ocurrido esta madrugada agrava enormemente la situación de los pobres hermanos del servicio de limpieza de Tabasco, cuya salud empeora día con día ante la insensibilidad e inhumanidad de quienes, debiendo cuidar y proteger los derechos humanos, se han consagrado a tratar de desprestigiar a los huelguistas y de calumniar a sus dirigentes.

Había yo recibido una invitación de parte de la señora Roccatti para un desayuno, previsto para el próximo martes, para que ella fuera presentada ante un grupo de luchadores por los derechos humanos. Me parece un ineludible deber de todos quienes luchamos por esa causa, no asistir a convivios de presentación social, sino formular una firme exigencia a quien, como ombudsman nacional, tiene el deber de defender y proteger a quienes no logran respeto a sus derechos esenciales, de cumplir con su deber fundamental de defender la existencia de los trabajadores amagados por una muerte próxima.

Quiero que quede muy claro que, a estas alturas del conflicto, superada la etapa regional cuya responsabilidad tocaba y toca a Roberto Madrazo, hoy existen dos grandes responsables en cuyas conciencias recaerá la carga de lo que pueda suceder:

a) Ernesto Zedillo como jefe del aparato estatal, titular del Poder Ejecutivo Federal y virtual cabeza de la represión que se ha desatado en el México de 1997.

b) Mireille Roccatti, ombudsman nacional, cuyo primer deber es defender la vida y proteger los derechos humanos de los mexicanos, que hoy son tan gravemente amenazados en el caso de los trabajadores tabasqueños que se sacrifican heroicamente.

Pero quisiera dirigirme también, con profundo y respetuoso dolor, a todos los que de alguna manera pueden influir en la decisión de los huelguistas para que los convenzan de que depongan su gesto heroico, ejemplar, pero sumamente riesgoso ya a estas alturas. En lo que mi voz pueda influir, me permito expresar públicamente mi admiración y mi respeto a los trabajadores huelguistas, pero también mi deseo de que cesen en su pertinaz, valiente actitud y su firme propósito de luchar por que la sociedad mexicana confirme la plena convicción de que, sin perjuicio de responsables menores y aun minúsculos, podemos fincar a tres grandes responsables:

a) Ernesto Zedillo Ponce de León.

b) Mireille Roccatti.

c) Roberto Madrazo Pintado.

Que sea éste el mensaje que se reciba en el desayuno en honor de la ombudsman.