La Jornada 21 de enero de 1997

VIVIR EN ARMONIA, ORGULLO CAPITALINO, AFIRMA EL PRESIDENTE

Palabras del presidente Ernesto Zedillo durante la visita que hizo a la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, ayer al mediodía, en sus instalaciones ubicadas en la Plaza de la Constitución de esta ciudad:

Señor Presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea de Representantes del DF;

Señoras y señores coordinadores de los grupos parlamentarios representados en esta Asamblea;

Señoras y señores asambleístas:

Es una gran satisfacción y un gran gusto visitar este edificio que alberga nuevas oficinas para los asambleístas del Distrito Federal.

Hace más de dos años, todavía como Presidente electo, me reuní por primera vez con ustedes. En esa ocasión, aludí a la importancia del diálogo como el recurso fundamental de la política.

En encuentros posteriores hemos coincidido en que una exigencia de los capitalinos es que sus autoridades y representantes trabajan incansablemente para mejorar las condiciones de vida en el Distrito Federal.

Hemos estado de acuerdo en que una aspiración hondamente sentida y una justa demanda de los ciudadanos del DF es ampliar su vida democrática y su participación en las decisiones y los asuntos que les atañen.

Hoy quiero aprovechar esta visita para hacer ahora un reconocimiento público a la Primera Legislatura de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal; un reconocimiento, sin excepción, a los cinco grupos parlamentarios que la integran.

En estos dos años en la Asamblea ha prevalecido el diálogo, como el mejor recurso político para intercambiar opiniones; el diálogo, para aprovechar convergencias y respetar divergencias; el diálogo, para promover acciones y atender demandas.

Además, en estos dos años la Asamblea ha trabajado conjunta, respetuosa e incansablemente con los servidores públicos del Distrito Federal, para procurar el mejoramiento de la infraestructura, los servicios y la convivencia de los capitalinos.

Con todo, acaso la labor de mayor trascendencia realizada por ustedes ha sido la obra legislativa.

Honrando el recurso político del diálogo y de la representación democrática, honrando también el compromiso de los asambleístas con la ciudad, hoy el DF cuenta con un nuevo marco jurídico. Un marco jurídico sin precedentes en la historia de nuestra capital por sus alcances, y también por su visión. Un marco jurídico sin precedentes por el número y la importancia de los ordenamientos creados o reformados; un marco jurídico sin precedentes por el enfoque integral con que se han procurado condensar promoción productiva, requerimientos sociales, crecimiento equilibrado, protección ambiental y prevención de un patrimonio histórico y cultural que es de todos los mexicanos.

Al dotar a nuestra ciudad con este nuevo marco jurídico, ustedes han hecho su parte en la tarea todavía incompleta de responder al anhelo de los capitalinos, de vivir bajo la certidumbre y la equidad que da la ley.

Ustedes han hecho su parte en la tarea de fijar las bases jurídicas para convivir en el DF con la confianza que da la justicia.

Estas leyes son un primer paso para que la vida de nuestra ciudad esté regida por ordenamientos propios y modernos, efectivos y justos.

Por eso, como mexicano, como Presidente de la República y como ciudadano del Distrito Federal, ha recibido con profunda satisfacción las leyes de la ciudad.

Señoras;

Señores asambleístas:

La ley y la justicia son la base de la participación y de la vida democrática. Por eso, a la vez que los capitalinos han exigido nuevas y mejores leyes, también han demandado mayor participación y plena democracia. Por décadas, los habitantes del Distrito Federal demandaron democracia efectiva; democracia sin simulaciones, ni diferimientos artificiales acerca de lo verdaderamente esencial: la elección del jefe de Gobierno.

Democracia, sin eludir ni posponer la exigencia central, reconocer a los ciudadanos del Distrito Federal sus plenos derechos políticos.

Ahora, gracias a la Reforma Constitucional lograda con el consenso de todos los partidos políticos, será derecho de los ciudadanos y no prerrogativa del Presidente decidir quién gobierna a la capital y quién cada delegación. Y será atribución de esta Asamblea aprobar la designación del Procurador de Justicia del DF.

Gracias a la Reforma Constitucional, a partir de este mismo año el jefe de gobierno será elegido por el voto universal, libre, directo y secreto de los ciudadanos; y a partir del año 2000 también lo serán los responsables de cada delegación.

Gracias a la Reforma Constitucional, 1997 será el año de la democracia en el Distrito Federal. Este año la democracia será, por fin, un derecho y una realidad en la capital de la República. Tengo entera confianza en que esta reforma estimulará la participación ciudadana de los capitalinos; alentará la responsabilidad cívica y la ética política de los contendientes; contribuirá a fortalecer la vida democrática de la capital y del país.

Como mexicano, como Presidente de la República y como ciudadano del Distrito Federal expreso mi reconocimiento a la labor legislativa de esta Asamblea. Así, también al lado de los capitalinos, doy la bienvenida al pleno derecho ciudadano y a la verdadera democracia.

Como mexicano, como Presidente y como ciudadano del Distrito Federal, hoy reitero mi convicción de que mejores leyes y mayor democracia siempre son buenas para el barrio, para la colonia y para todo México