La Jornada 21 de enero de 1997

Al asumir su segundo periodo, alertó contra las divisiones internas

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 20 de enero Ť En un discurso de posesión lleno de referencias al nuevo siglo y al nuevo milenio, el presidente Bill Clinton llamó hoy a que Estados Unidos permanezca como la ``única nación indispensable'', advirtió contra las amenazas del terrorismo, las drogas y el racismo antiinmigrante y pidió que este país se una a la labor de construcción de una sociedad que ofrezca oportunidades (pero no garantías) para todos sus ciudadanos.

Minutos después de poner su mano sobre la Biblia de su familia y hacer su juramento como presidente para los próximos cuatro años, William Jefferson Clinton apeló a que su pueblo ``levantara su vista'' a los retos del nuevo siglo y, al mismo tiempo, inició lo que sus asesores dicen será un esfuerzo de cuatro años para definir su papel en la historia de este país.

Bill Clinton es el primer mandatario del Partido Demócrata en ser reelecto en casi 50 años, pero hoy trató de definir su presidencia como la que dirigirá al país hacia el próximo milenio. ``Por tercera vez en nuestra historia, un nuevo siglo se acerca y una nueva ocasión para decidir. Y en el amanecer del siglo XXI, un pueblo libre debe elegir controlar las fuerzas de la información y de la sociedad global y desencadenar el potencial ilimitado de todo nuestro pueblo'', declaró en su discurso de toma de posesión.

Pasó a ofrecer una breve y muy selectiva síntesis de la historia estadunidense. ``Empezamos el siglo XIX con una decisión: ampliar nuestra nación de costa a costa'', dijo Clinton sin señalar los pueblos y países que pudieron haber estado estorbando esta expansión. ``Iniciamos el siglo XX con una decisión: acoplar la Revolución Industrial a nuestros valores de libre empresa, conservación y la decencia humana'', añadió.

``Este ha sido el siglo americano'', afirmó el presidente. ``Estados Unidos se convirtió en el poder industrial más fuerte, salvó al mundo de la tiranía en dos guerras mundiales y una larga guerra fría y, una y otra vez, se extendió a través del globo a millones que, como nosotros, esperaban la bendición de la libertad''. Agregó: ``por este camino, los estadunidenses produjeron la gran clase media''.

El presidente Clinton sostuvo que Estados Unidos continuará como el país central en la historia mundial el siglo entrante. ``América se destaca como la única nación indispensable del mundo'', dijo. ``La mejor democracia encabezará un mundo de democracias'', añadió al señalar que hoy, por primera vez en la historia, más países viven bajo la democracia que de la dictadura.

Pero gran parte de su discurso, de 22 minutos, se centró en la definición general de su agenda política interna para el siglo entrante, proponiendo una nueva visión del gobierno, un nuevo sentir de responsabilidad, así como de comunidad.

Asesores de la Casa Blanca informaron que una parte del discurso que fue sujeta a mucha atención fue la sección sobre las divisiones de la sociedad estadunidense. ``¿Nos uniremos o nos desuniremos?'', preguntó. ``La división por raza ha sido la maldición constante de Estados Unidos. Y cada ola de inmigrantes ofrece nuevos blancos para viejos prejuicios... Estas fuerzas casi han destruido nuestra nación en el pasado. Aún nos plagan... las superaremos''. argumentó.

Sin embargo, para muchos de los políticos sentados en las frías escalinatas del Congreso, la división que Clinton tendrá que superar antes que nada es la manifestada en las luchas internas entre los republicanos, que controlan la legislatura, y los demócratas de la Casa Blanca.

Este martes, la Cámara de Representantes votará el castigo que se impondrá al presidente de ese órgano legislativo, Newt Gingrich, por sus violaciones al código de ética, mientras los republicanos continuarán planeando el curso de sus propias investigaciones en torno a los escándalos de la Casa Blanca. Pero hoy, Clinton pidió el fin de esas pugnas y el establecimiento de un nuevo ambiente de cooperación, porque los estadunidenses no tolerarían ``la política de mezquinas riñas y partidismo extremo que sencillamente deploran''.

Poco después, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que preside Jesse Helms, aprobó la designación de Madeleine Albright como secretaria de Estado y recomendó al pleno senatorial ratificarla en el puesto.

El presidente adelantó muy poco en su discurso en torno a iniciativas e ideas de políticas específicas para su segunda administración, aunque mencionó sus prioridades de balancear el presupuesto federal, la aprobación de reformas educativas, la implantación de una nueva legislatura para la reforma de los programas de bienestar social (welfare), y el cambio del sistema de financiamiento de campañas políticas. Pero el centro del discurso fue sobre ``filosofía'' más que iniciativas políticas en particular, algo que se retomará en febrero, en el Informe a la Nación.

``Juntos podemos declarar: el gobierno no es el problema, pero tampoco la solución. Nosotros, el pueblo estadunidense, somos la solución'', dijo Clinton. ``La misión permanente de nuestro nuevo gobierno es ofrecer una oportunidad a todos los estadunidenses, no una garantía, sino una oportunidad real para construir vidas nuevas''. Estas palabras sintetizan los cambios filosóficos que Clinton ha promovido para desmantelar partes del contrato social establecido por el ``Estado de bienestar social'' construido hace más de 60 años, que garantizaba asistencia federal a los más necesitados, sustituyéndolo con fondos limitados a los gobiernos estatales para administrar su ayuda a los niños y familias pobres y los ancianos, sin garantizar un apoyo a todos.

Fue sólo casi al término del discurso que Clinton retomó los temas característicos de su campaña política del año pasado. ``Construyamos un puente suficientemente ancho y fuerte para que cada estadunidense pueda cruzar a una tierra bendita de nueva promesa'', indicó en su única referencia al símbolo de su campaña, ``el puente al siglo XXI''.

Pero este día se trató más de la ceremonia del segundo mandato de Clinton que de los detalles de la política. Varios de los oradores que lo antecedieron se refirieron a la 52 inauguración presidencial como un símbolo de la continuidad de la democracia estadunidense. Por su parte, Clinton aparentemente decidió no hacer un nuevo llamado de acción particular para los ciudadanos de este país, y eligió enfocarse en la coyuntura histórica:

``En los albores del siglo XXI, un pueblo libre debe escoger ahora como dar forma a las fuerzas de la edad de información y de la sociedad global, de desencadenar el potencial ilimitado de todo nuestro pueblo y, sí, de formar una Unión más perfecta''