A Sergio Pitol, el Premio Mazatlán de Literatura por El arte de la fuga
Patricia Vega Ť La noticia corrió como reguero de pólvora: Sergio Pitol es el ganador del Premio Mazatlán de Literatura 1997 por su libro de ensayos El arte de la fuga, publicado recientemente por Era.
El jurado presidido por Carlos Monsiváis e integrado por Margo Glantz, Antonio Saborit y Rafael Pérez Gay, consideró que El arte... es ``el mejor libro editado en México durante 1996'', por lo que su autor, Sergio Pitol, resultó merecedor de los 40 mil pesos de dicho premio, aportados este año por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), institución que después de 24 años de permanecer al margen por diferencias políticas con el gobierno del estado de Sinaloa, surgidas en 1972, vuelve a colaborar con la Comisión de Desarrollo Turístico de Mazatlán (Codetur).
Autor, entre otras novelas, del tríptico ``El Carnaval'' (El desfile del amor, La vida conyugal y Domar a la divina garza) Sergio Pitol (ciudad de México, 1933) vivió en China, Polonia, Cataluña e Inglaterra. Posteriormente, incorporado al Servicio Exterior mexicano, radicó en Francia, Hungría, Polonia, la URSS y Checoslovaquia. En El arte..., Pitol entreteje su vida con sus reflexiones en torno de sus grandes pasiones: los viajes, la literatura y el arte.
Entre nervioso y emocionado por la noticia, en entrevista vía telefónica desde Xalapa, Pitol afirma: ``me es muy grato recibir este premio porque entre los muchos que hay en México, el Premio Mazatlán de Literatura ha mantenido una gran calidad desde que se creó, en 1966, y el primero en ganarlo fue nada más y nada menos que José Gorostiza. ¡Imagínese usted, es un premio que nació con un pie en una montaña. Y, en los años siguientes, lo han recibido figuras verdaderamente significativas dentro de nuestra literatura. En estos momentos no recuerdo todos los nombres, pero puedo mencionarle a Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Fernando del Paso, Elena Poniatowska, Ricardo Garibay, Fernando Benítez... es, en síntesis, un premio que tiene una significación real dentro de la literatura mexicana.''
Sobre El arte de la fuga, Pitol explica: ``es un libro que escribí con mucha intensidad y placer en algunos momentos, y temor en otros de que no saliera porque es un libro en el que trabajé muchísimo aunque no se vea. Quise hacer un experimento de arquitectura especial en el que la memoria fuera la materia prima: dar primero, en cuerpo, la memoria y luego su elaboración en la escritura y aun en la lectura, uniéndola con algunas líneas --unas muy marcadas y otras más subterráneas--, con relatos encapsulados o embriones de relatos que rompieran también la concepción de géneros establecidos y distantes.
``Soy un entusiasta lector de este entreveramiento de temas y géneros que, por cierto, tiene una buena tradición en las literaturas de América Latina: Alfonso Reyes en El plano oblicuo y en El suicida incursiona en esta forma de fuga de un texto hacia otro, de un material hacia otros terrenos que aparentemente no le pertenecen; Julio Cortázar lo hace en La vuelta al día en 80 mundos y Augusto Monterroso, en un libro magistral que es uno de mis predilectos: Movimiento perpetuo. Federico Campbell incursiona en este tipo de acercamientos en Poscriptum triste, Jaime García Terrés y muchos más seguramente también lo han hecho, así que no descubrí el hilo negro. Simplemente adapté mi mundo a estas características, lo dejé ir por estas zonas imprecisas...''
El próximo 7 de febrero, Sergio Pitol recibirá el Premio Mazatlán de Literatura, como parte de los festejos del carnaval mazatleco que tradicionalmente, año con año, se efectúa del 6 al 11 de febrero