La Jornada 22 de enero de 1997

Dausá: ventajas y privilegios para quien negocie con nosotros

Blanche Petrich Ť Con una nueva herramienta para combatir lo que a futuro pueden ser los nocivos efectos de la ley estadunidense Helms-Burton --la recién aprobada ley antídoto cubana, que se suma a muchas otras similares en terceros países afectados por esa política anticubana-- el gobierno de La Habana busca activamente incorporar a un nuevo actor en esta batalla: los cubanos residentes en el exterior.

Para ello ofrece, a cambio del respaldo que estas comunidades de cubanos dispersos le brindaron al gobierno en días anteriores en el segundo encuentro de La nación y la emigración, ventajas y privilegios poco frecuentes a grupos residentes en naciones extranjeras: la posibilidad de enviar remesas a territorio cubano desde el exterior sin pagar impuestos, operación de cuentas bancarias en moneda libremente convertible en los bancos cubanos, también libres de impuestos, y la facilidad de contratar pólizas y seguros a favor de residentes en Cuba, también sin cargas impositivas.

Esto lo estipula el ``antídoto'' cubano, la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas, que declara ilegal esa ley estadunidense y reitera el principio cubano de negociar una indemnización justa a las nacionalizaciones decretadas a empresas y bienes estadunidenses en la isla al triunfo de la revolución, explica en entrevista Rafael Dausá Céspedes, subdirector para América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores isleño.

De gira de trabajo por varias ciudades en donde se han efectuado encuentros entre representantes del gobierno de La Habana y comunidades de emigrantes cubanos para definir políticas conjuntas de resistencia a la Helms-Burton --y que incluyó, en América Latina, a México y a Caracas-- Dausá Céspedes, quien anteriormente trabajó en la representación de intereses de Cuba en Washington, opina que ``vamos ganando la batalla'' contra esa controvertida ley. Reconoce que esto ``no quiere decir que estemos cerca de su derogación''.

Sobre la nueva ley cubana contra la Helms-Burton señaló: ``Lo que cambia ahora es que hay 14 artículos que analizan y cuantifican el costo del bloqueo de Estados Unidos. O sea que ya no sólo es cuestión de que Estados Unidos nos pase una factura, sino que nosotros tenemos también una factura muy amplia que pasarles''.

Entre otras, el gobierno cubano adoptará estas nuevas medidas:

--Quien se acoja a la Helms-Burton quedará excluido de toda posibilidad en Cuba.

--El gobierno protegerá a los inversionistas extranjeros y les proporcionará los instrumentos necesarios para permitirles burlar la legislación estadunidense. Las instituciones del gobierno revolucionario tendrán capacidad de ofrecer al inversionista toda la información sobre las empresas nacionalizadas, sobre sus antiguos dueños, ofrecer toda nuestra ayuda y cooperación en caso de que esa empresa sea afectada.

--Es ilegal e ilícito cooperar con las instituciones estadunidenses. Las personas que dentro de Cuba cooperen, den información de algún tipo o ayuden a la implementación de la Helms-Burton cometerán un delito.

--Se crearán comisiones dentro del Ministerio de Justicia para que se puedan plantear reclamaciones de orden legal al gobierno estadunidense. Estados Unidos, al establecer como fecha de inicio de las nacionalizaciones el primero de enero de 1959 se hizo responsable --a juicio del Parlamento cubano-- de los crímenes políticos cometidos contra la ciudadanía en el periodo batistiano, y las personas que fueron afectadas material o familiarmente --torturas, pérdidas de un familiar, daños en sus casas por actos de terrorismo y otros-- pueden ser contabilizadas dentro de este gran volumen de reclamaciones.

--O sea que Estados Unidos les está pasando una factura y ustedes les van a pasar otra...

--Eso es. Con la salvedad de que Estados Unidos está cometiendo una ilegalidad al pasarnos esa factura de las nacionalizaciones porque éstas se hicieron conforme a la ley, a nuestra ley. Eso de que nosotros no pagamos es una histerieta. El responsable de que las empresas estadunidenses no hayan recibido una justa compensación fue el gobierno de Estados Unidos.

La ley 851 establecía que la compensación se haría a partir de un fondo creado con parte de la compras de azúcar; cuando Estados Unidos comprara más allá de la cuota azucarera nuestra, éstas pasarían a un fondo, a lo que Estados Unidos respondió cortando la compra de azúcar cubana, con lo cual impidió que se creara dicho fondo y que se indemnizara a las empresas nacionalizadas.

Iguales convenios se crearon para compensar a empresas de España, Suiza, Canadá, Inglaterra. Sus empresas fueron o están siendo compensadas. Todos los demás aceptaron las nacionalizaciones y los convenios.

--Aunque la proporción era mínima.

--Por supuesto. La inmensísima mayoría de las inversiones extranjeras eran estadunidenses. Cuba era una neocolonia. Los estadunidenses dominaban el azúcar, el petróleo, la minería, parte de la industria, el cemento, las comunicaciones.

--¿Cómo van a interponer estas demandas cubanas ante Estados Unidos?

--Primero el individuo va a establecer su reclamación, y algún día Estados Unidos tendrá que darse cuenta de que tiene que considerar a Cuba como un país soberano. Si ese día Estados Unidos está dispuesto a negociar, nos sentaremos.

--¿No se prevén querellas mediante foros internacionales?

--Eso se verá. Esta ley se aprobó el 25 de diciembre, y están por dictaminarse todos los mecanismos de regulación. Pero no se descarta.

--¿Y medidas bilaterales con otros países para detener el efecto de la Helms-Burton? Por ejemplo, alguna acción México-Cuba...

--Existe la coordinación con todos y estamos dispuestos a cooperar en todos los planos.

--¿Han sido efectivos los antídotos?

--La Helms-Burton se aprobó en marzo de 1996, y estamos en enero de 1997. La Torricelli entró en vigor en 1992. Y a pesar de ambas, Cuba ha crecido económicamente; hay nuevas inversiones. En 1992 invertían en Cuba sólo 50 empresas; hoy son 260 las empresas mixtas y fue precisamente 1996 el año de mayor crecimiento de éstas en 34 sectores de la economía. La mayoría en turismo, industria básica y minería.

Nuestra economía registró un incremento del 7.8 por ciento en su Producto Interno Bruto, mientras que el promedio en América Latina fue de 3.5. Atravesamos un periodo de clara recuperación, lenta pero firme, e incluso hemos ido recuperándonos y diversificándonos en el terreno de las exportaciones, donde perdimos de la noche a la mañana, en 1992, 85 por ciento de nuestro mercado. Se ha reactivado la gestión estatal en el mercado interno, se ha incrementado la oferta, y el salario creció de 190 pesos, en 1995, a 203 en 1996.

En suma, sería irresponsable decir que la ley Helms-Burton no nos ha afectado: especialmente ha inhibido nuevos proyectos de inversión.

Es iluso pensar que a futuro no va a haber mayores afectaciones. Pero al mismo estamos presenciando toda esta reacción mundial contra esta ley, que no está hecha únicamente contra Cuba, sino contra el mundo.