La Jornada 23 de enero de 1997

Es necesario revalorar la ciencia y tecnología

Manuel Meneses y Rosa Elvira Vargas /I Ť La ciencia y la tecnología en México aún no reciben la atención que requieren por parte de la sociedad, y sólo el día que ésta valore realmente su importancia les asignará presupuestos y tendrán interés genérico. Ambas dejaron de ser ``cuestión de corrillos científicos, por valiosos que sean'' y se van a convertir en una cuestión social.

Para ello tiene que ocurrir un cambio en los cuerpos que dirigen a la sociedad. Desde luego están la burocracia, el Estado, pero también los cuerpos dirigentes de la sociedad, ``y por esto me refiero esencialmente a los empresarios, que son los que tienen que adoptar ese cambio'', pues lo interesante es notar que ellos ``no creen'' que la inversión en ciencia y tecnología es importante. En consecuencia, este es uno de los elementos que faltan de manera muy obvia en el escenario tecnológico.

En entrevista con La Jornada, el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Carlos Bazdresch, señala la persistencia equívoca en el empresariado de creer que comprando maquinaria ya se tiene acceso a la innovación tecnológica. A pregunta específica, el funcionario expone las acciones que a su juicio deben emprender las instituciones de educación superior para que, sin menoscabo de su libertad, se incorporen a un proceso de investigación orientada o para contribuir a resolver problemas y necesidades. Lo que debieran hacer --plantea el economista-- es ver que por lo general la oferta de innovación tecnológica tiene que responder a la demanda, pues muchas veces vemos universidades que hacen innovación, pretenden hacerla resolviendo ciertos problemas que sus científicos comprenden ``pero sin un contacto con el mundo de la acción, es decir, con los empresarios o las entidades públicas encargadas de resolver estos problemas''.

Cuando se hace así, la innovación se lleva a veces hasta niveles de prototipo y generalmente las empresas los rechazan si no tomaron parte en el proyecto. Debería haber una mayor vinculación con las empresas y también con las entidades que están resolviendo problemas, porque hay que entender: la innovación no es solamente una cosa económica o que ayude a las industrias, es para toda la sociedad.

Subraya que si bien es cuestión de dinero, también lo es de cultura. De dinero, precisa, en términos de que las empresas ejercen su demanda planteando sus problemas y buscando quién se los resuelva dentro de la academia.

Y esos son los problemas que tenemos que resolver como cuestión de política pública: apoyar para que vengan los empresarios. Deben -insiste- exponer sus problemas y los científicos deben escucharlos; allí también tenemos que poner los incentivos adecuados: económicos, morales, sociales.

Ex director del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Bazdresch señala la especie de diálogo de sordos que ocurre entre ``el científico que dice: ésta es mi solución y si no les gusta, ni modo, y el empresario que dice: no quiero ver un científico por aquí, porque no me entiendo con él. Esos dos extremos los tenemos que acercar''.

-¿Hasta cuándo, entonces, se le otorgará socialmente un papel relevante a la ciencia y tecnología?

-¿Hasta cuándo? -repite y contesta: No es una cuestión de formar un fondo para la innovación o de otorgarle un presupuesto más alto al Conacyt -seguramente estas cosas van a ayudar-, es un asunto que tiene que ver con la capacidad de la sociedad para cambiar.

-No se les ha dado atención porque esta sociedad no ha aceptado todavía, no tiene mecanismos suficientes para aceptar el cambio y modularlo o realizarlo tal como le convenga de hecho -y enseguida expone: si bien México tiene una cultura muy fuerte y se defiende muy bien gracias a su gran capacidad de reflexionar históricamente, a su gran conciencia histórica, eso nos mantiene viendo un poco hacia atrás -y ataja: yo no digo que renunciemos a ello, pero lo que sí necesitamos es cómo encontrar, cómo hacer compatible nuestra conciencia histórica con la necesidad del cambio y aceptarlo.

-¿Entonces, para que haya un cambio, primero la sociedad debe sentir esa necesidad, o qué factores mencionaría?

-Tres factores: mayor conciencia de que tenemos que ser más conscientes ante el cambio internacional y ante el cambio potencial que se abre con la ciencia y tecnología. Segundo, el Estado debe promover una mayor atención hacia el cambio y a la ciencia y tecnología, y aquí me refiero a mayores presupuestos y mayor flexibilidad hacia el conocimiento que viene de fuera. Y tercero, las empresas, afortunada o desgraciadamente, tienen que aprender a innovarse y van a tener que hacerlo, porque si no van a desaparecer o a tener serios problemas para sobrevivir.

Entender significa gastar

- ¿Qué le falta entender a cada sector social: Estado, empresarios y universidades y centros que hacen investigación?

-La razón por la cual no le hacen caso a la ciencia y tecnología las entes que dirigen la sociedad -las que están al frente del Estado o de los grupos sociales más influyentes- obedece a que hacerle demasiado caso significa gastar, invertir, sacrificar fines de más corto plazo por fines de más largo plazo. Y es entonces que debe entenderse que la ciencia y tecnología es una inversión no solamente muy rentable, sino indispensable.

-Entiendo muy bien que la educación primaria, la lucha contra la pobreza son antes que ella, pero tenemos que pensar que la ciencia y tecnología es una inversión que nos puede abrir el camino para una mejor primaria en el futuro; si no lo hacemos así, estamos resolviendo cuestiones de corto plazo, atacando problemas que son urgentes, pero dejamos de invertir en la ciencia y tecnología. La primaria y la educación superior son muy importantes, pero también es cierto que hay muchas otras cosas -no me estoy refiriendo a la lucha contra la pobreza- que quizá podrían sacrificarse para darle más atención. Pero, bueno..., el Estado esta allí, estirado por miles de posiciones.

No a una secretaría de ciencia y tecnología

- ¿Qué propuestas hace usted para superar esto?

-¿Conviene que haya un gabinete de ciencia y tecnología? ¿o conviene una comisión intersecretarial? ¿o una comisión un poquito más que intersecretarial y que más bien incluya también al sector privado? -son preguntas que, a su vez, se formula Bazdresch y fija su postura: lo de un gabinete secretarial por un ministerio puede ser solución falsa, porque a la hora de la hora lo único que eso hace es llevar las cosas a que el Presidente esté presente, pero no necesariamente va a resolver los problemas. Muchas veces hemos visto gabinetes que no necesariamente mejoran la solución de las cosas. ¿Por qué?, porque las fuerzas que están allí, en los gabinetes, no necesariamente son las que van a resolver los problemas. Sí creo, sin embargo, que una comisión con ciertos objetivos que incluya algún grado de intersecretarialidad, pero que incluya a otros grupos, puede ser muy interesante. De hecho, en el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología propusimos revisar la ley de coordinación, pero vamos despacio.

-¿Que pasó, por qué no se fue más rápido?

-Porque, igual que a todos, siempre nos come lo urgente frente a lo que es absolutamente indispensable. Tampoco quiero decirle que me quiero cortar el cuello, Sí estamos haciendo, pero también reconozco que debíamos hacer más.

-¿Hay científicos que desarrollan aportes para la solución de problemas y necesidades, y su propuesta se queda en eso. Es muy difícil que prospere su propuesta si no se vinculan desde el principio con un empresario o alguna entidad pública? ¿Se pone la carreta delante de los caballos?

- Más o menos así. Esa es la idea, ese es el punto. Muchas veces ha ocurrido así. Mire: si usted ya está en un ambiente innovador, una idea que surja allí, de la ciencia, rápidamente se la van a tomar. Pero si no es así, es muy difícil. Tiene que haber la interacción continua, y no necesariamente la iniciativa tiene que surgir en una parte. Lo que no ha funcionado es que a veces se hacen resoluciones en el mundo científico y los empresarios ni siquiera se dan cuenta de que están allí, y cuando se llega con ellos a venderles la idea o el proceso, muchas veces dicen que no y mientras se convencen ya llegó otro con una innovación muy similar que se hizo fuera del país.

Muchas veces las nuevas concepciones de la ciencia básica también se originan en un interés de tratar de resolver algún problema. No se crea que los científicos son tan lejanos a los problemas. Muchas veces tienen en su conciencia la idea de resolver algún problema. Dada la situación del país es muy importante que cuando la innovación ya se está haciendo en forma muy consciente, se conecte lo más posible con quienes la van a aplicar, porque si no, va a ser difícil este proceso de venderla al que la puede aplicar. No es nada fácil, tiene que haber una conexión.

- ¿Y eso no concitaría la crítica de los investigadores que defienden a la ciencia por la ciencia, la investigación por la investigación? ¿No corre el riesgo Conacyt de ser acusado de dirigir exclusivamente los procesos hacia la innovación ?

-No -responde-, nosotros tenemos la rama de apoyo a la ciencia y no tiene ninguna conexión necesaria con la innovación, en primer lugar. En segundo, no creemos que la ciencia tenga que atarse necesariamente a un proceso de innovación, para nada. La ciencia básica es la que a fin de cuentas contribuye a la innovación. Hay como un proceso continuo de retroalimentación entre ciencia-innovación-mercado-sociedad y luego de retorno.

-Como titular de Educación, Fernando Solana planteaba que en el año 2000 íbamos a llegar a uno por ciento del PIB en inversión en ciencia y tecnología, pero es evidente que no se llegará si no participa más el empresariado.

-Creo que el proceso se ha retrasado muchísimo por la crisis. En 1994 ya se había llegado a un punto máximo, a 0.45 del producto interno bruto, y como se revisó el denominador se estima en 0.41. Lo importante no era a lo que habíamos llegado, sino las formas como había estado creciendo los dos o tres años anteriores. Y si acaso hemos bajado un poco, nos hemos defendido de que no bajara demasiado, pero evidentemente ha costado y ya son con este casi dos años. El presupuesto de 1997 es uno que sostiene las cosas, por lo menos el de Conacyt