En el campamento frente a la CNDH, satisfacción y euforia
Triunfo Elizalde Ť Luego de 100 días de lucha intensa, en la que siete trabajadores de limpia de la ciudad de Villahermosa expusieron prácticamente la vida, ayer a las 22:30 horas fue levantado el ayuno que mantenían cuatro barrenderos al conocerse la firma de un nuevo convenio de solución.
En el campamento instalado frente la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde el 12 de octubre del año pasado, en el que Venancio Jiménez Martínez y José Luis Magaña Alamilla iniciaron un ayuno el día 14 del mismo mes, la euforia fue mayúscula desde antes que llegaran Aquiles Magaña y el senador perredista Félix Salgado Macedonio, con la confirmación de que en la Secretaría de Gobernación habían terminado las negociaciones, y para ello mostraron la mano en alto con el nuevo convenio firmado.
La primera acción de Magaña, que ayer trascendió posiblemente será lanzado como candidato a diputado federal por el cuarto distrito de Tabasco por el PRD, fue ponerse de rodillas frente a Rodrigo González Suárez, Jesús Jiménez Montero, Adolfo Sánchez Balcázar y Antonio Méndez Hernández, quienes al mediodía cumplieron 58 días de ayuno, diciéndoles:
``Compañeros, hace unos momentos se firmó el convenio que creo yo les permitirá regresar a su trabajo con la seguridad de que sus derechos laborales han sido reconocidos y serán respetados''. Les dijo que todos, durante el largo periodo de protesta y huelga de hambre, habían sufrido; tres murieron; otros tres están hospitalizados, y ustedes deben ya suspender su ayuno porque todo ha terminado satisfactoriamente''.
Magaña se refirió al ejemplo que trabajadores ``tan modestos como ustedes dieron a México; ustedes han demostrado que con unidad, decisión y dignidad se puede obligar a que se respeten los derechos de los trabajadores de este país, aun siendo los más débiles y modestos''.
Les advirtió que la lucha no ha terminado; que al regresar a Tabasco habrán de enfrentar problemas y que con el triunfo en la mano y una gran responsabilidad social tendrán que afrontar, para lo cual ``deben continuar unidos. Hemos triunfado y hemos logrado respeto, pese a todas las calumnias y desviaciones que se hicieron en torno a esta lucha''.
Dijo que el campamento se levantará hasta el viernes, porque ``queremos permanecer aquí dos días para agradecer públicamente a todos aquellos que nos apoyaron, que tuvieron fe y que sabían que la razón nos asistió siempre''. Se proponen colocar unas grandes mantas con frases de agradecimiento a la sociedad en general, a los vecinos de la delegación Magdalena Contreras, a las ONG, a los grupos políticos, a las diversas congregaciones eclesiásticas, a los personajes que se hicieron comunes en el campamento con su presencia y apoyo; a todos los jóvenes que diariamente colaboraron con el boteo y las porras.
Aquiles Magaña consideró, en lo personal, que este movimiento que ha llevado al éxito y al logro de un nuevo convenio en favor de los barrenderos de Tabasco, ``es una etapa más de mi vida, estoy contento, pero no satisfecho, nos esperan muchas horas de lucha y de compromiso''.
Por su parte, el senador Félix Salgado Macedonio, que no ocultaba su satisfacción por los resultados de la lucha de los barrenderos de Tabasco, expresó que él vivía agradecido a ``este gremio que acudió a mí, ante el Senado, para pedirme que los ayudara; que junto con Aquiles luchara porque se respetaran los ultrajados derechos laborales de un modesto grupo de trabajadores municipales. ``Para mí lo vivido y sus resultados son una experiencia más de mi vida como luchador, lo mismo en la tribuna que en la vida práctica. Yo no voy a defraudar jamás a quienes me eligieron en Guerrero para que los representara ante el Senado. Yo seguiré luchando por todas las causas justas y lo he demostrado con hechos, no con palabras''.
Los cuatro ayunantes que quedaban se incorporaron lentamente, ayudados por sus compañeros, y comenzaron a recibir abrazos, porras y multitud de sonrisas y alegría. Todos en el campamento, propios y extraños, estaban felices.
Para la medianoche el campamemto se había convertido en una romería, donde se lanzaban gritos de reconocimiento lo mismo para Aquiles Magaña, para Salgado Macedonio, para los ayunantes y para los tabasqueños en general. Varias fogatas fueron encendidas y se comenzó a cantar, a consumir café, pan, frutas y algunos otros alimentos que la ciudadanía en general entregó a este puñado de trabajadores de limpia que el 10 de agosto inició su recorrido de mil 200 kilómetros a pie para demandar en el Distrito Federal justicia.