La Jornada 23 de enero de 1997

Respeto a contendientes políticos, pide Zedillo

Elena Gallegos, enviada, San Luis Potosí, 22 de enero Ť Al aludir a los conflictos que durante años vivió esta entidad --cuna del navismo--, el presidente Ernesto Zedillo dijo que deben dejarse atrás los enconos, la división y la desesperanza, y consideró que los asuntos políticos tienen que conducirse con tolerancia, civilidad, respeto al contendiente y, siempre, salvaguardando la democracia y la legalidad.

Sostuvo que, en ese sentido, los potosinos han dado ``una gran lección'' al resto del país, e insistió en que ante todo debe haber respeto entre los contendientes políticos. ``La legalidad --repitió-- es la que debe normar cualquier proceso de participación y aun de disputa política''.

Durante una cena que reunió a destacados dirigentes sociales, empresariales y políticos del estado --que en julio vivirá no sólo elecciones federales, sino también locales--, Zedillo reiteró que mientras hace sólo unos años aquí se vivía un ánimo pesimista y una suerte de encono social, ahora la situación ha cambiado radicalmente, por lo cual San Luis Potosí ha dado una gran lección que puede proyectarse a todo México.

Elogió especialmente que ese proceso de renovación se diera en momentos tan problemáticos: ``Cuando los pueblos se enfrentan a circunstancias tan difíciles es cuando se recibe el mayor y más importante estímulo para levantar las cabezas, ver hacia el futuro y tomar la decisión de salir adelante''.

El primer mandatario convino entonces que ese tipo de transformaciones tienen que ver con la política, y confió en que ese activo tan importante que tienen los potosinos, y que es lección para todos los mexicanos, ellos mismos habrán de protegerlo porque es su patrimonio.

Formó parte de la comitiva Marco Antonio Bernal, quien además de dirigir el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), encabeza la delegación gubernamental que durante los últimos dos años ha negociado con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A lo largo de la jornada, los reporteros lo estuvieron rondando. Bernal no se dejó seducir por el cortejo. Se disculpó: ``Charlamos en otro momento''.

La gira comenzó en Guadalcázar. Primero, Zedillo inauguró simbólicamente 100 kilómetros de la autopista San Luis-Saltillo. En el entronque El Huizache, cientos aguardaron para saludarlo. Allí anunció que su gobierno destinará 547 millones de pesos para la construcción de caminos y carreteras en la entidad. Allí también, el corresponsal del Time, invitado especial al recorrido, perdió a la comitiva, a la que se pudo reintegrar hasta esta ciudad.

Enseguida, el jefe del Ejecutivo se trasladó en helicóptero al ejido El Jicote, en la zona semidesértica, una de las más pobres. Allí la gente vive de pelar ixtle. Le pagan cuatro pesos por kilo, y una familia entera apenas alcanza a reunir 12 pesos al día. Además, aprendieron a subsistir prácticamente sin agua.

Su vida entera gira alrededor de esa carencia. Pasan el año almacenando lo poco que pueden de las lluvias, si las hay, y la van dosificando. La escasez de alimentos les enseñó también --contó un funcionario local-- a comer ratas de campo. Las hacen en caldillo para que les rindan.

Por eso, cuando hoy el Presidente les entregó un pozo --horadaron metros para encontrar el líquido--, Lucino González le pidió que la ayuda no parara ahí. Tienen necesidad de todo: agua, comida, empleos. Esa es una de las regiones netamente expulsoras de mano de obra. Quedarse allí es como morir en vida.

Zedillo les ofreció que su gobierno buscaría opciones productivas para la región y evitar la ``irremediable'' migración que tanto lastima a las familias.

También prometió que los recursos que se destinen serán empleados en las obras prioritarias para el pueblo y que se cuidará que éstos se manejen con honradez. ``Ese es el mandato claro que tenemos y así debe ser''.

Ya de salida, mujeres prematuramente envejecidas le tendían la mano. Una y otra vez suplicaban: ``¡No nos olviden!''

Unas estudiantes de secundaria le pidieron un auditorio para su plantel, ``pero que no se le vaya a olvidar'', presionaron. Entonces el Presidente llamó al secretario de Educación, Miguel Limón Rojas, y en presencia de las muchachas le turnó el asunto y les dijo jugando: ``Fíjense bien en su cara, si no les cumple, él será responsable''. Limón siguió la broma, se quitó los lentes oscuros --el sol picaba-- y replicó: ``Ahora sí, pueden ver mi rostro''.

Luego el primer mandatario viajó a Río Verde. Allí conoció el programa educativo estatal, rindió un homenaje a los maestros de México y aseguró que en materia de descentralización educativa --programa que se inició durante su gestión como titular de la SEP-- ``¡vamos bien!''

Aseguró que ese proceso de federalización se extenderá a otros ámbitos de la vida nacional, para dejar de una vez en el pasado el agobiante centralismo que tanto ha obstruido la vitalidad del país.

En Río Verde los maestros le ofrecieron una espléndida comida --sacahuil y barbacoa-- y le cantaron sones huastecos. Finalmente viajó a esta capital. Recorrió las obras de regeneración del río Españita, que se había convertido en basurero y sobre cuyo cauce se construyó un parque.

El gobernador Horacio Sánchez Unzueta echó la casa por la ventana. La recepción fue impresionante: estudiantinas por todos lados, porras y miles de manos listas para estrechar las del Presidente.

Una mujer le dijo a Zedillo casi en tono de reclamo: ``Cuando gane el licenciado (Fernando) Silva (Nieto) no nos lo vayan a sacar del gobierno''.

En una de las canchas de tenis del parque, unas chiquillas lo invitaron a jugar con su balón de basquetbol. El Presidente retó al gobernador a encestar. Sánchez Unzueta hizo un tiro de media distancia y no lo consiguió. Entonces Zedillo tomó la pelota, corrió junto a la canasta y atinó: ``Ese es el truco --confesó--, acercarse para no fallar''.

Más tarde inauguró el Colegio de San Luis. Prestigiados académicos de El Colegio de México --algo así como la institución madre de este nuevo centro-- fueron invitados al evento. Allí, Zedillo hizo un reconocimiento a la importante labor que para el país ha desarrollado la institución del Ajusco.

Por la noche caminó por el centro de la ciudad. Dio un largo paseo por el Pasaje Zaragoza. Los transeúntes lo saludaban incrédulos. Una señora le puso a su hijo enfrente y le pidió: ``Díle qué quieres ser cuando crezcas''. El niño muy orondo respondió: ``Presidente'', a lo que Zedillo exclamó: ``¡Allá tú!''

Después se topó con un grupo de viejos ferrocarrileros que le reclamaron una ``solución inmediata'' a sus problemas. Resulta que los jubilaron ``en condiciones raquíticas, ¡miserables!''

Zedillo se interesó: ``¿Qué no se hizo conforme a la ley?'' ``No --le contestó uno de los viejos--, ya se lo expusimos todo en un escrito que le entregamos la otra vez que vino... en septiembre'' ``Lo vamos a ver'', ofreció, y los viejos se quedaron lanzando voces para que se les haga justicia.

Antes de asistir a la cena que en el Quinta Real lo reuniría con políticos, empresarios, intelectuales, académicos y líderes de opinión de la entidad, se tomó un café ``bien cargadito'' en La Posada del Rey, tradicional café que se ubica frente a la Plaza de Armas. La gente que paseaba se arremolinó en la puerta.

Ya cuando se iban, el Presidente le dijo al secretario de Educación: ``¿Traes dinero...? Te va a salir barato''. En efecto, se habían tomado tres americanos y dos capuchinos. Pero el alcalde Luis García se adelantó. Pagó los 56 pesos del consumo y dejó 24 de propina. Las meseras comentaron gozosas: ``¡Qué espléndido!