La Jornada 24 de enero de 1997

Conacyt: costoso, acelerar en México la innovación tecnológica

Manuel Meneses y Rosa Elvira Vargas / II y último Ť El costo que el país debe pagar por entrar al proceso de innovación es muy alto, y se van a requerir apoyos, pero primero se necesita saber dónde. En México sí hay innovación, hay empresas que lo hacen y son muy eficaces, pero el problema es que son muy pocas. Además, conocer con más precisión lo que ocurre en el exterior no es algo que la gran mayoría de empresas tenga muy claro, y el proceso de búsqueda se torna bastante costoso.

Durante la entrevista con La Jornada, el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Carlos Bazdresch Parada, menciona la necesidad que tiene el país de contar con un profundo estudio que identifique las causas por las que el proceso de innovación es tan lento en México. Y adelanta que ya se llegó a un acuerdo con la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) para realizar un estudio sobre el sistema de innovación mexicano.

Primero --explica-- se necesita hacer más rentable la inversión privada, pero también es muy posible que el Estado todavía no haya tomado una serie de decisiones para que el gasto en innovación que hagan las empresas sea más rentable, porque lo es en apariencia y lo es en general. Hoy --señala-- no tenemos todavía los datos empíricos en la mano, pues se carece de un estudio sobre innovación.

Probablemente lo que nos va a ayudar es precisamente el estudio de la OCDE, y pensamos que buscando el consenso con muchos expertos y la discusión con varios grupos va a resultar una muy buena propuesta. A fin de mes habrá una primera reunión sobre el estudio, sacaremos una agenda y esto debe tener un resultado a finales de 1997 --señala.

Creo, pero no lo puedo certificar, que los insumos del proceso de innovación en México son muy caros, y eso debe salir en estudio. Adelanto hipótesis, no hechos: la innovación requiere ingenieros muy competentes, uso de laboratorios con procesos en máquinas bastante complicadas de precisión; gente que conozca lo que está ocurriendo en el mundo en procesos similares, y desde luego los problemas de derechos de propiedad; también, debido al desconocimiento de los laboratorios que tenemos, que si bien se pueden utilizar, la gente no sabe dónde están. Entonces el proceso de búsqueda hace muy caro el uso de estos laboratorios.

El problema no es de créditos, sino de demanda por parte de las empresas

Si ya lo estuviéramos haciendo, si fuera un proceso continuo y se hubiesen hecho las inversiones para obtener toda la información --indica Bazdresch Parada--, sería mucho menos costosa y más fácil la innovación. Pero a quien ha estado todo el tiempo protegido de repente le señalan que hay que innovar, y dice: ``Ah chihuahua, ¿esto qué es, si (yo) compro maquinaria? ¿Y los ingenieros? No, pues los traigo de Estados Unidos, me instalan las máquinas, me dicen cómo hay que entrenar al personal, me traen el manual''. Y esto muchas veces ocurre --agrega-- cuando le venden al empresario máquinas viejas con procesos anticuados; nunca le van a dar los nuevos. Y le dices: tú tienes que hacer más, y responde: ``¿Y cómo hago eso?''

El problema no son los créditos, asegura Bazdresch, y cita como ejemplo que el Fondo de Investigación y Desarrollo para la Modernización Tecnológica (Fidetec) tiene recursos que les piden.

Para este año --dice-- tenemos unos 120 millones, que no es nada en términos de innovación en serio, pero sirven para algo. En parte el problema ahorita sí es de demanda, no de oferta de fondos. En el momento en que empiece, los 120 millones de pesos no serán nada frente a lo que se necesita. Llegará un momento en que agarre vuelo.

Asimismo, expone otras dificultades persistentes, entre ellas la de cómo acercar a los empresarios a las universidades y a la innovación que está surgiendo.

Hay otro elemento particular en México --añade--: muchos de nuestros sectores industriales tienen una participación extranjera muy grande, que da acceso automático a la innovación que las empresas foráneas encuentran en otros mercados, pero al mismo tiempo elimina el incentivo, el gasto que las mexicanas podrían hacer aquí para innovar.

Refiere que, ante esa situación, el Conacyt ha iniciado todo un proceso para contactar a las empresas, para acordar convenios que traigan proyectos de innovación. Explica que se ha acudido hacia las empresas más grandes, porque son las que más probablemente tienen esto, pues no discriminan para nada a las pequeñas, pero cree que a las que pueden motivar más son a las grandes.

Informa que el organismo formalizó sendos acuerdos con Vitro y Cydsa, y las dos son empresas conocidas, por ser activas tecnológicamente, con dos o tres funcionarios que conocen mucho al Conacyt y con las que ya tienen una tradición de acercamiento.

En el caso de Vitro --señala-- se le vendió un centro de investigación que existe en San Luis Potosí, y a partir de ello han venido empresas a plantear que quieren lo mismo; es decir, logramos generar un proceso de retroalimentación.

Van a venir más --continúa--. Han venido y preguntan y les decimos que se trata de innovación y no un crédito de dinero barato para comprar maquinaria. Si tienen realmente un proyecto de innovación, con mucho gusto les invitamos. Ahora, si lo que quieren es venir a comprar maquinaria so pretexto de que se están innovando, eso no. Yo sospecho que algunas empresas han venido con esta intención. Otras sí han venido con proyectos muy concretos de innovación.

Acuerdos con 20 empresas con las que Conacyt está trabajando, en vez de 400

A su vez, Cementos Mexicanos quiere innovar algo --precisa Bazdresch--. Peñoles ya nos dijo que había que trabajar en la purificación de un metal y ellos quieren ver si podían patentar algo con nosotros. Eso es lo que estamos haciendo. Pero es muy poco, son 20 empresas, y con las que estamos trabajando como si fuera gran cosa. No es nada todavía, deberíamos tener aquí 300 o 400 empresas y que todas presentaran un proyecto, o que entre sí estuvieran hablando de innovación. Vienen las grandes y nos exponen: ya tenemos una innovación. Bueno, pero debieras tener un montón de nuevos productos todo el tiempo.

En realidad creemos que nosotros somos una parte mínima --menciona-- y conforme vaya funcionando el proceso de recuperación de la economía y tengamos que pasar a exportaciones de otro nivel, ya se verá que las empresas van a tener que innovar. Por eso la prisa de hacer un estudio que nos permita situarnos más bien donde estamos, pues --insiste-- son muy pocas las empresas que hacen innovación.

--¿Y los incentivos fiscales?

--Sobre una posibilidad de mayores incentivos fiscales al gasto de ciencias y tecnología se dice mucho, pero no es lo más importante. Procederían si tuviéramos un buen sistema de información sobre innovación y acerca de quién puede ayudarles, eso sería mucho más útil para los empresarios que un pequeño aumento a los incentivos. Actualmente existen incentivos efectivos, porque está la deducibilidad del gasto en ciencia y tecnología.

Grandes sectores funcionan con base en la imitación servil de lo externo

Lo que sabemos por comparabilidad con aparatos científicos de otros países --expresa-- es que cuando están activados le pueden dar trabajo a mucho más gente en forma productiva. Y -agrega- en nuestro caso tenemos grandes sectores de la sociedad que funcionan con base en la imitación servil a la innovación extranjera, es obvio que necesitamos también científicos que puedan también actuar para sacarnos de esa situación. Muchas empresas carecen del suficiente financiamiento o tienen problemas para patentar un conocimiento, o disponer del tiempo necesario de aprovechamiento de un laboratorio, para invertir en una inversión de tan largo plazo y tan riesgosa --detalla--. Entonces, si nosotros podemos hacer una serie de acciones publicas, los podríamos convencer, pero también es un problema cultural.

Yo a veces digo que las empresas están muy atrasadas, pero también en muchas ocasiones las oficinas públicas lo están en la solución de los problemas. ¿Y dónde está el proceso de innovación? --se pregunta--, pues esto no es solamente una cosa que le va a dejar centavos como producto de una inversión. No --se responde--, también debe estar en los procedimientos públicos y en la percepción de los problemas, en los estudios que tienen las oficinas públicas de cómo resuelven los problemas, ¿no?

El director de Conacyt rechaza que esta situación obedezca a falta de creatividad. ``Para nada, los mexicanos somos creativos'', señala. Como ejemplo menciona que en los diseños de software las empresas vienen al país a buscar mexicanos, porque aparentemente son bastante buenos en eso.

--¿Entonces es falta de información adecuada?

--Y de todo un ambiente alrededor de usted que se tiene que crear. Ahora no va a ser fácil. Ya perdimos mucho tiempo. ¿Miedo al riesgo? Claro --acepta--, no existen todavía elementos para tomar el riesgo. ¿Duplicidades? Ojalá hubiera duplicidad --concluye