La Jornada 26 de enero de 1997

Disputan Quintana Roo y Campeche una rica zona con pobladores pobres

Rosa Icela Rodríguez, enviada /I, Xpujil, Hopelchén, Camp., 25 de enero Ť Más de diez mil indígenas y campesinos ubicados en los límites de los estados de Quintana Roo y Campeche viven en la extrema pobreza, sin embargo la zona cuenta con miles de hectáreas de maderas preciosas, sitios arqueológicos, yacimientos petrolíferos y alto potencial turístico, además de la reserva de la biosfera.

Hoy esta tierra maya de contrastes es motivo de una pugna entre los gobernadores de Campeche, Jorge Salomón Azar, y de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid.

En este contexto, el gobierno quintanarroense reclama más de 400 mil hectáreas a su vecino, justo en la región en donde existe poca atención a los campesinos que sufren la falta de agua, de electricidad, donde se dan condiciones mínimas de salud, faltan escuelas, justicia y donde existe represión a los indígenas por parte de policías.


Policías quintanarroenses vigilan el ejido
Ojo de Agua, punto de disputa con Campeche.
Foto: Carlos Cisneros.

Y mientras los gobiernos estatales negocian --con la intermediación de la Secretaría de Gobernación-- para saber en dónde va exactamente la mensura (la línea que marca límites entre ambos estados), ha crecido la confusión entre los campesinos de 18 comunidades por no saber a cuál de los dos estados pertenecen.

La paradoja es que los habitantes de Xpujil son propietarios de recursos maderables con un valor en el mercado de 10 millones de dólares anuales. También poseen cientos de hectáreas de maderas preciosas --como caoba y cedro-- y viven de la explotación del chicle.

Asimismo son ejidatarios de zonas aledañas a importantes sitios arqueológicos pertenecientes a la Ruta Maya, como Xpujil, Becan, Río Bec, Chicaná, Hormiguero y la majestuosa Calakmul.

Están avecindados en rancherías con un importante potencial turístico, que podría dejar cuantiosas ganancias por la visita anual de alrededor de 500 mil turistas, según datos oficiales.

Sus rancherías colindan con la reserva de la biosfera de Calakmul, la más importante del país, que comprende 723 mil hectáreas.

El sitio cuenta con una gran variedad de ecosistemas donde existen especies en peligro de extinción tanto de flora como de fauna. Los moradores de esta zona son habitantes del estado de Campeche, de cuya sonda se extrae el 74 por ciento de la producción nacional de petróleo crudo y el 36.68 por ciento de gas natural, según información de Petróleos Mexicanos.

Y pese a todo ello, ahí no hay electricidad, centros de salud, medicamentos, carreteras, escuelas ni agua potable.

El diferendo

La exuberante selva sur de Campeche ha sido testigo de disputas desde hace siglos. Primero entre los propios pueblos mayas de la zona, por la subordinación de los territorios y el pago de impuestos; después la batalla entre los mayas y los ingleses de Belice, que insistían en la explotación de maderas preciosas, lo que acarreó sangrientas guerras en la región.

Los lugareños dicen que hoy se están reviviendo esas pugnas con la disputa entre los gobiernos de Quintana Roo y Campeche por la zona limítrofe. Este diferendo data de 1939, año en que las autoridades de Yucatán, Campeche y Quintana Roo acordaron mover el punto Put, sitio en donde se unen los tres estados en la península. Ese movimiento significó que el territorio de Quintana Roo perdiera alrededor de 900 mil hectáreas, Campeche ganara más de 400 mil y otro tanto Yucatán.

Un año después, Lázaro Cárdenas emitió un decreto en el cual se convenían los anteriores términos. Pero en 1974, el territorio de Quintana Roo se convirtió en estado de la Federación y ``se le devolvió la delimitación anterior'' por un acuerdo presidencial.

El conflicto estuvo latente desde entonces y el 31 de diciembre pasado la 55 Legislatura del Congreso de Campeche aprobó por unanimidad la creación del municipio libre de Calakmul.

El gobernador Azar decidió tomar parte de los municipios de Hopelchén y Champotón y fundar el municipio número diez de Campeche, con cabecera en la comunidad de Xpujil y llamarle Calakmul. Eso reavivó las desavenencias con Quintana Roo, al grado de que el gobernador Villanueva Madrid se quejó del ``robo'' de 4 mil 800 kilómetros cuadrados.

La primera semana de enero del presente año intervino la Secretaría de Gobernación, quien actuó como intermediaria del conflicto entre ambos mandatarios, quienes se comprometieron a buscar un acuerdo ``amistoso'' y se instaló una mesa de diálogo. Pese a todo, la pugna siguió.

Lo primero que ve el visitante o turista que llega a Xpujil es un retén del Ejército Mexicano. En la cabecera municipal hay caseta telefónica, luz eléctrica, transporte, fonda, un pequeño hotel; existe también un local donde despachan el juez de paz, el comandante de policía y el presidente de la junta municipal.

También hay una oficina del Proyecto de la Reserva Ecológica de Calakmul, una gasolinera, unos cuantos comercios e incluso líderes políticos.

Por iniciativa del gobernador Azar y con la aprobación del Congreso del estado de Campeche, la cabecera política y administrativa de Xpujil es, a partir del primero de enero pasado, el asentamiento de un nuevo ``municipio libre'': Calakmul.

Sin embargo, luego de la decisión del gobierno campechano sólo las nuevas autoridades priístas impuestas por el gobernador saben que aquí ya no es Xpujil, sino Calakmul.

La población campechana entiende que el nombre de Calakmul pertenece, desde el año 650 AC, a los vestigios mayas que le dieron nombre al nuevo municipio --se encuentran como a dos horas de camino-- y que Xpujil es el poblado.

A Xpujil se llega después de dos horas y media de camino desde Campeche, pasando por Hopelchén. El ingreso es accesible; en contraste, se necesitan varias horas para ir a las otras comunidades que limitan con Quintana Roo, hacia la frontera con Guatemala y Belice. Incluso hay comunidades donde sólo se puede acceder a pie.

A lo mejor nos escuchan, confían los habitantes

Al ingresar a la región limítrofe por Quintana Roo, el panorama es de niños descalzos y sin calzones, con prominentes estómagos y que ignoran lo que es la leche.

Deambulan también mujeres anémicas y palúdicas; jóvenes campesinos con ardor de manos por la pizca de chilares; otros que su mayor preocupación es conseguir un potedelagua, el bien más preciado en esta región selvática donde, según los arqueólogos, puede repetirse el éxodo maya por la falta de agua.

Apenas llegó a Ojo de Agua la camioneta con periodistas, se juntó la gente. Ancianas, jóvenes, niñas, hombres asoleados se arrebataban la palabra:

``A lo mejor ora sí nos escuchan. No nos importa ser ni de Campeche ni de Quintana Roo. Seremos de aquel estado cuyo gobernador nos atienda porque sólo prometen y no cumplen''.

Hacen una petición:

``Dígales en México que nos estamos muriendo de sed, que nos hace falta agua, que sólo queremos una poquita de agua pa' tomá''.