La Jornada Semanal, 26 de enero de 1997
Dijo Alfonso Reyes que el poetaque sólo se ocupa de las
cosas sublimes no sabe cantar. ƑCuáles son para ti las
cosas sublimes y cuáles las no-sublimes en poesía?
ųEl pasaje de Reyes se aclara tomándolo completo: empieza diciendo que no sabe cantar quien vive dando el do de pecho. Opino que Reyes se refería ųy hacía bienų más a la actitud del cantor que a la sublimidad de su argumento. Por lo que a mí respecta, encuentro superfluo distinguir, en poesía, entre lo que es sublime y lo que no; en otros ámbitos resulta más natural hacerlo, pero en poesía, actividad minusválida, la sublimidad escasea, en favor a menudo del do de pecho ųcuando no del re de buche, que es todavía peor.
ųAl hablar de tu trato con la obra de Reyes has señalado que existen escritores con los que uno tiene relaciones difíciles y por ello fecundas. Entre los poetas mexicanos, Ƒcon qué autores sostienes una relación, digamos, cordial, y qué tan fecundo es tu trato con ellos?
ųUna vez más es mejor no abreviar. Dije que lo de "una relación conflictiva y por ello fecunda" me parecía "un barato contraste" que sólo en el caso de Reyes era, para mí, "válido, siquiera por una vez". En efecto. Por diversas razones, Reyes es quizás el único autor de obra variada cuya producción conozco bien en conjunto, y mis trifulcas con él fue en poesía donde menos se dieron. Conozco a suficientes poetas ųen persona, quiero decirų y mis relaciones con ellos suelen ser muy cordiales y fecundas, al menos para mí, en términos humanos. Por el lado poético la relación es menor, menor. Son más aceptables de lo que prometería el sólo leerlos o verlos ųsobre todo si evita uno estar presente cuando se reúnen varios. Muchos es peligroso, y con público, casi suicida.
ųLa poesía tiene una gran carga de antihistoria. ƑCuáles son los hechos que te han marcado? ƑHay algún momento particular al que intentes oponerte como escritor?
ųCuando traduje (entiéndase: tuve que traducir) un breviario intitulado Qué es la historia esperé, secretamente aunque en vano, averiguar qué era, pues nunca consigo pasar de lo que es apenas historiografía. Ciertas lecturas de Popper acabaron de echarme a perder también por ese lado. Si ignoro qué es la historia, con la antihistoria me pasa lo mismo. Dejémoslo.
Me han marcado innumerables hechos, como a todo el mundo. Muchos más han sido positivos que negativos. Lo malo es que los positivos no sirven para nada, en tanto que los negativos, aun los más mínimos, contribuyen eficazmente a estropear la existencia. Al decir que me ha ocurrido lo que más o menos a todo el mundo, excluyo por supuesto a los poetas, acerca de quienes comenté hace algún tiempo que me asombra cómo les ocurre lo que relatan y sobreviven para contárnoslo.
Me opongo al momento que en su presencia continua ha merdificado mi vida en una medida siempre creciente. Nunca he procurado cambiar más que la inclinación de la persiana y cosas parecidas, pues es absolutamente inútil o contraproducente intentar otra cosa. Quien no advierta en lo que escribo la carga de desdén, rechazo y hasta horror hacia el medio humano circundante, es porque de plano se ha propuesto no verla. Tampoco rechazo todo, ni mucho menos.
Esto en cuanto a mi escritura. La vida es turbia, confusa, inextricable al fin y al cabo, sin implicar que cualquier proceder equivalga a cualquier otro. Si se trata de invitarme a un grotesco concursode coherencia, presente y pretérita, acepto.
ųƑCómo escribes? Háblanos de tus manías, tus obsesiones, tus rituales a la hora de escribir.
ųYa sabemos que en estas cosas se equivoca uno deplorablemente. Recuerdo a una aborrecible maestra de secundaria: "Hay gente que repite sin cesar estribillos, Ƒno es verdad?; es muy desagradable. Ƒno es verdad?, pero pienso que a mí no me ocurre, Ƒno es verdad?"
Dicho lo cual, declararé en voz baja que creo cargar con escasas manías, obsesiones ni rituales. Antes yo circulaba mucho y casi todo se me ocurría por la calle. Por supuesto, a fin de cuentas la mayoría de lo que he escrito ha sido a solas y en mi mesita, aunque me consta definidamente haber dado a luz palabras o pasajes inmortales a pluma, a lápiz, a máquina, en hojas impolutas o mancilladas, en envolturas de cigarros, márgenes de periódicos, papel higiénico, a todas horas, en torres de marfil, de cemento, de burocracia, entre multitudes, resguardándome de la lluvia en un zaguán, tiritando a la intemperie en las afueras; incluso, como Goethe, hab ich auch in ihren Armen gedichtet, und des Hexameters Mass leise mit fingernder Hand ihr auf den Rücken gezählt [también he hecho poesía en brazos de ella y, sigilosamente, he contado en su espalda los hexámetros con mis dedos]. Un par de etcéteras me parecen significativos. Son éstos.
Número uno: repetidas veces he tenido ocurrencias y hasta he armado líneas y líneas sin dejar de estar hablando con familiares o amigos. Naturalmente, se perdió parte, o todo, al ponerme a escribirlo luego. La manía ųsi se quiereų reside aquí en que se note lo menos posible que soy un Artista Creativo, pues me repelen las manifestaciones exteriores que a menudo caracterizan a este vertebrado. Número dos: cuando tuve que pasar tres meses con los ojos cerrados, de tarde en tarde garabateaba a ciegas unas palabras. El total habría cabido en una cuartilla y ni lo usé cuando, al ir abriendo los ojos, escribí, a uno por día y casi sin retoque posterior, dieciocho cosas que había hecho y rehecho de memoria. Retoco sin cesar, en efecto, pero tampoco es una obsesión, pues siempre llega el hastaquí definitivo y en adelante rara vez cambio alguna minucia.
ųEl sistema de rumores memorizables que en nuestro medio suele sustituir a la crítica te ha puesto una etiqueta: Gerardo Deniz, poeta hermético. ƑQué les dirías hoy a quienes te colocan en ese apartado?
ųLes diría que sin duda tienen razón, en un sentido legítimo de la expresión. Sin embargo, para mis adentros no me quedo a gusto con la palabreja. Yo prefiero reservar la designación de herméticos a los poetas cuyas obras, sea cual sea el empeño y la erudición que se consagren a descifrarlas, conservan irremediablemente un grado de ambigüedad superior al inherente a toda poesía y aun a todo uso del lenguaje. Ejemplo forzoso, Mallarmé. Ahora bien, al lado de este género de oscuridad hay otro ųllámese también hermetismo, pues no pretendo cambiar el usoų, afamado por el caso de Góngora. A saber: la poesía rica en alusiones, en referencias, en citas. Es el caso de Reyes. Es mi caso. Ahora bien, consagrando el afán suficiente a estos poemas, dentro de los límites antes mencionados, llegan a explicarse de cabo a rabo. A esta última situación yo, en lo personal, prefiero no llamarla hermetismo, aunque ųrepitoų me resigno.
Lo que desearía señalar es que el habla poética quizá predominante hoy (cuando menos en México) es altamente hermética, en sentido estricto, sólo que nadie la ve así. Como está compuesta de piezas estandarizadas e intercambiables, causa la impresión de que dice cosas claras, incluso transparentes. No es así. Enunciados como, por ejemplo: "el agua donde desembocan las palabras del día", o bien: "la palabra donde desembocan los días del agua", o acaso: "el día donde desembocan las aguas de la palabra", son enigmas verdaderamente insondables, si bien el lector de poesía recibe todo ello sin pestañear ni que le pase siquiera por la mente la palabra "hermetismo". Es curioso.
ųEn un ensayo sobre las fuentes de Saint-John Perse afirmas que las influencias de un escritor "no necesariamente" coinciden con la obra de los autores que más admira. ƑCuáles son tus propias fuentes? ƑQué pistas le darías, si esto fuera posible, a un futuro lector de tus libros? Si no es de la literatura, Ƒde dónde viene esa actitud desacralizadora de los temas poéticos que caracteriza tu trabajo?
ųParece que me expresé mal. No me refería a las "influencias" sobre un autor, nada menos, sino tan sólo a lo que un autor cita o aprovecha de tal o cuál modo. Es lógico que con frecuencia aterrice, si tiene ese feo hábito, en formulaciones que le parezcan afortunadas en las palabras de sus antecesores más frecuentados o admirados. (Cómo juzguemos esto, es algo que aquí no viene al caso.) Baste por ahora con notar que el calificativo "afortunadas" puede significar distintas cosas, desde "incomparables" hasta meramente "útiles" ųy aun en sentidos opuestos. Quien cita puede ir en pos de una cumbre de belleza o expresividad, o de un prototipo de monstruosidad (llevando las cosas al extremo). Abundan sin embargo los casos ni fu ni fa, cuando sencillamente a quien escribe le acude un pasaje largo o corto que le sirve para la ocasión y al cual no le da la gana renunciar, aunque acaso provenga de una fuente insípida. Así de fácil.
Para mí fue agradable descubrir, tarde, que la poesía no era siempre como la preconizada en mi escuela. Esto revela cuán literariamente tonto soy, pero lo asimilé tan bien que desde entonces jamás pondero mis fuentes, aunque las tenga presentes. Cuanto se me ocurrió fue por ser mío en algún sentido, y es suficiente. Eso de dar pistas al lector me huele mal pero, en fin, le diría que procurase perder poco tiempo persiguiendolas famosas referencias y citas, de las cuales rara vez depende lo poco que hay de esencial y, en cambio, podrían llevarlo al infierno por morir en desesperación. Hoy en día basta con preguntármelas, pues me encanta explicarlas largamente.
Creo que mi actitud desacralizadora de la poesía procede más de observar a los poetas que de leerlos. Pienso asimismo que mis desacralizaciones se extienden infinitamente más allá de la literatura. Es que las sacralidades me provocan urticaria.
ųLa palabra "plagio", tan condenatoria en otros tiempos, parece cobrar en nuestros días un significado distinto. Tú estás a favor de una noción cada vez más modesta de la originalidad en poesía, incluso te tienta la idea de abolir el término, Ƒno es así?
ųTodo cuanto ha sido publicado en este mundo forma parte del material disponible para el escritor e incluso para la persona normal. En principio, es igual mencionar el Vesubio o citar un verso de Eduardo Milán: se trata en ambos casos de piezas expuestas en nuestra cámarade tesoros "oxidental".
Pese a todo, para mí el rancio concepto de plagio sigue siendo perfectamente válido y justipreciable. Espero ilustrar esta manera de ver en cierto curso que se avecina.
ųPara este curso, "Forma y reforma: transformaciones de pasajes literarios", que inicia el primer martes de febrero en la Casa del Poeta, planteas compartir el examen de algunos hallazgos curiosos o regocijantes, incluso instructivos, que reaparecen al margen de los temas trabajados por la literatura. Ni teoría, ni estructuralismo, ni estilística, ni filología, ni análisis formal. Suena muy bien para un medio dominado por dos extremos: el academicismo y la chambonería. Háblanos un poco, ya para terminar, de este proyecto.
ųSospecho que chambonería no va a faltar: sería impropio querer a toda costa prescindir de recursos cuya efectividad está confirmada por larga tradición. Las líneas generales del plan emiten cierto olor "estructural", si bien esta palabra debe entrecomillarse, para no ser tomada en sentido técnico sino duméziliano, es decir ordinario.
También me inquieta un poco haberme comprometido a un curso. Preferiría hacer pensar en el curso de un río, el cual a menudo tiene, como diría aquel tango, "más vuelta que la oreja". Buena parte de lo que espero presentar lo he ido publicando ya, de tiempo a esta parte, pero poco importa, pues casi es lo mismo que no haberlo publicado nunca.
ųHomo?
ų...lumo! ųcontesto,
reflejando omulrumano en el charol.
Baja el puente levadizo.
Entro,
subo,
me dirijo al grupo de cátaras guapas,
les señalo a Simón de Montfort (senior)
ajetreándose como un escorpión;
se me ve mimar la chiripa
(disparo, trayectoria, impacto).
Ellas taconean de gozo:
ųšComo Legendre !
al pujar
poniendo ya pedrusco en catapulta
ųš como Laguerre
(parábola) ų!
blanco perfecto,
muelas, pelos, sesos, ojos
pese a las perturbaciones
de nuestros ene cuerpos
sobre tanto polinomio.