Rodríguez Domínguez: los males de la pobreza no se resuelven con vacunas
Angeles Cruz Ť La prevención de enfermedades en México sólo será posible cuando el gobierno resuelva las demandas de servicios de la población, ya que mientras no haya un programa para mejorar sustancialmente la higiene y la vivienda campesinas, por ejemplo, ``no esperemos que la Secretaría de Salud resuelva males con vacunas y toxoides'', afirmó José Rodríguez Domínguez, director general de Medicina Preventiva de esa dependencia.
Sostuvo que las llamadas enfermedades de la pobreza, como las diarreas, se originan por la falta de tratamiento del agua, además de que hay un ``desprecio'' al hecho de que la mitad del territorio nacional es de clima tropical con temperaturas promedio de 30 grados centígrados, ``el reino de los mosquitos transmisores de enfermedades''.
En entrevista, el funcionario señaló que en materia de prevención de enfermedades debemos ser más radicales. El sector salud tomó ``muchísimas de las funciones importantes'', cuya atención debió recaer en los municipios y en la misma población, explicó.
Y antes de éstos, señaló, la educación ha fallado en la sociedad. Consideró que al paso de los años, el magisterio dejó de aportar la capacitación a los ciudadanos para la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.
Por ello, y ante una falta de visión política de nuestra cultura, ahora la sociedad debe ser más demandante de los servicios básicos y de salud.
Rodríguez Domínguez mencionó que en México no hemos sabido transformar el conocimiento en un elemento que se integre a la acción de la sociedad.
Explicó que el Estado ha sido muy paternalista, ``ofrecemos mucho y nosotros no le vamos a resolver al hombre los problemas, él se tiene que transformar en un constructor de estas fortalezas y exigir a los tres niveles de gobierno que asuman una mayor responsabilidad''.
Al referirse a los gobiernos municipales, Rodríguez Domínguez mencionó que por el momento no podría dejárseles mayores atribuciones hasta que los estados asuman sus nuevas y ampliadas responsabilidades. Además, en los ayuntamientos se tiene que hacer frente al hecho de que cada tres años cambian de titular y ahora podría ser más inestable por la alternancia en el poder de varios partidos políticos, agregó.
Calificó de ``grave'' el hecho de que cada tres años se tenga que reempezar los programas en lugar de crear una voluntad comunitaria que lleve solamente a un cambio de estafeta en el desarrollo de los planes de salud.
La Secretaría de Salud tiene que ser el hilo conductor de las acciones y no caer en un protagonismo autopromovido, pues ``somos los responsables de algo muy importante pero lo es más el trabajo, la educación, la alimentación y sobre todo la construcción de carreteras, los precios accesibles a la gente, es decir, centrar la política al destino de la salud del pueblo''.
Asimismo descartó que se tengan que realizar grandes inversiones para prevenir las enfermedades; se debe gastar más en la curación, sobre todo ante el avance de la tecnología y la práctica médica, dijo.
A la Secretaría de Salud se le responsabiliza por no haber hecho lo deseable para reducir los niveles de incidencia de las enfermedades transmisibles, pero ``hay que dividir'' y dejar en claro que ``mucho de esto es porque se le pide que haga algo que no le toca centralmente, como la habitación'', destacó.
Sin duda se ha avanzado, dijo y recordó que la esperanza de vida de los mexicanos es de 70 años.
En los últimos 50 años hemos ganado anualmente seis meses de vida; cada día que pasa tenemos diez horas más de esperanza de vida, sostuvo.
Sin embargo, se presentan situaciones como que de 7 mil defunciones anuales por enfermedades respiratorias agudas en niños, cuatro de cada seis sean menores de un año y la mitad de ellos tienen menos de dos meses de edad.
Estos casos ocurren en su mayoría en lugares donde las casas no tienen protección, no hay aire puro y se dan condiciones de hacinamiento.
En otras zonas no hay tratamiento de agua ni potabilización o protección de las fuentes primarias para consumo humano y, por lo tanto, no hay forma de garantizar que no habrá infecciones por diarrea, explicó el funcionario.
Finalmente se refirió a la leishmaniasis, enfermedad que consiste en la invasión de un insecto a la piel donde forma bolas. En los últimos ocho años --señaló-- ha aumentado su incidencia diez veces y de 25 casos pasó a varios miles, por la invasión de los campesinos a zonas de cultivo y vegetación donde habita el mosquito transmisor de la enfermedad.
La solución ideal es educar a la gente, pero sobre todo, insistió, se requiere autoridad, reglamentar la posesión de animales, agua para consumo, así como la situación de la vivienda en general.
Esto es urgente porque ya ``estamos llegando a un punto en que si no hay orden, autoridad y sanción, no podremos coexistir en sociedad. Hay mucha violencia y poca solidaridad de los vecinos que comparten un mismo espacio'', concluyó Rodríguez Domínguez.