Siete delitos le imputan al dirigente de la OCSS
Maribel Gutiérrez, corresponsal, Acapulco, Gro., 28 de enero Ť El dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, Benigno Guzmán Martínez, rindió hoy declaraciones en tres juzgados penales, en los que es acusado de siete delitos: conspiración, motín, sabotaje, desobediencia, robo, privación de la libertad y sedición.
La mayoría de estos delitos están catalogados como políticos en el Código Penal del estado, y las acusaciones se refieren a hechos cometidos en tres movilizaciones de contingentes de la OCSS para exigir el cumplimiento de sus demandas.
En entrevista, el dirigente campesino informó que después de su detención, ayer en la ciudad de México, y antes de ser trasladado a la cárcel de Acapulco, fue interrogado con los ojos vendados y atado de pies y manos en un lugar desconocido, y durante el trayecto, recibió amenazas de que sería arrojado a un río o al mar. Dijo que las preguntas se referían al Ejército Popular Revolucionario (EPR), y que sus captores querían obligarlo a confesar dónde están las armas que le dio el senador perredista Félix Salgado Macedonio y el ex diputado local del mismo partido y dirigente de la Unión de Organizaciones de la Sierra del Sur, Ranferi Hernández Acevedo.
Guzmán Martínez fue detenido en cumplimiento de tres órdenes de aprehensión: por la toma del palacio municipal de Coyuca de Benítez, el 28 de junio de 1995, que realizaron militantes de la OCSS y del Partido de la Revolución Democrática para demandar justicia en el caso de la matanza de Aguas Blancas que ocurrió ese día en la mañana; por la toma del palacio municipal de Atoyac, el 18 de mayo del mismo año, en demanda de insumos para los campesinos y obras en las comunidades de la sierra, y por la toma de tres autobuses el 19 de agosto de 1994, en Coyuca de Benítez, para el traslado de un contingente de la OCSS a Tepetixtla después de una manifestación en la que demandaron la libertad de uno de sus integrantes, José Guadalupe Guzmán Martínez, que estaba en prisión por motivos políticos.
En declaraciones en los juzgados primero, segundo y sexto de esta ciudad, el dirigente de la OCSS reconoció que los hechos ocurrieron, pero negó que se hayan cometido los delitos que se le imputan y que las manifestaciones se hayan realizado con violencia. También negó que él haya sido el responsable directo de las movilizaciones realizadas por cientos de militantes de la OCSS, de la que se reconoció como dirigente desde su fundación.
En diez horas de declaraciones e interrogatorios no hubo alusión alguna al Ejército Popular Revolucionario, a pesar de que, según el boletín de prensa que emitió la Secretaría de Gobernación ayer acerca de la detención de Guzmán Martínez, él es ``un cabecilla del EPR''.
Acerca del interrogatorio a que fue sometido antes de ser presentado en el penal de Acapulco, dijo: ``dos veces me subieron en camionetas. Luego me llevaron a unas oficinas donde me interrogaron, querían que les dijera lo que yo no soy. Me preguntaron del EPR, de Rafael (el combatiente de esa organización armada detenido el 25 de octubre pasado en Zumpango, Guerrero, de cuya desaparición el EPR señala como responsables a agentes de inteligencia militar), y dónde estaban las armas que me habían llevado Ranferi y Félix Salgado Macedonio''.
Agregó: ``yo no tengo ningún arma, yo desconozco todo eso, a Rafael yo no lo conozco ni sé de quién se trata. Decían que yo sabía del EPR''.
Señaló que también en el camino le preguntaban por qué había matado a su hermano Bartolo Guzmán, que fue asesinado por desconocidos el 7 de diciembre de 1996 en la comunidad de Tepetixtla, en la sierra de Coyuca de Benítez.
Dijo que en las oficinas a donde lo llevaron antes de su traslado a Acapulco, lo tuvieron todo el tiempo con los ojos vendados y con las manos amarradas hacia atrás y los pies atados. De esa manera lo interrogaron.
``En el camino me pararon para pasarme a otro carro. Estaba en un lugar donde oía el ruido del agua que corría, como de un arroyo o un río, y me amenazaban con que ya tenían listos los tabiques para echarme al río o al mar'', expuso.
Informó que en los interrogatorios a que fue sometido en el camino, los agentes le recordaron que en una reunión en Tepetixtla, el 3 de mayo de 1995, él ``declaró la guerra'' al comandante de la Novena Región Militar. En esa reunión estuvo presente el entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer, acompañado por el entonces comandante de la Novena Región Militar, general Enrique Tomás Salgado Cordero, actualmente secretario de Seguridad Pública en el Distrito Federal.
El dirigente de la OCSS aclaró que en esa reunión no declaró la guerra ni utilizó esa palabra; ``en ningún momento dije la guerra, dije la revolución, y lo sostengo, pero el gobierno para justificar la represión se agarra de que ese día yo declaré la guerra''.
A la pregunta sobre las acusaciones que hizo la Secretaría de Gobernación sobre su pertenencia al EPR, manifestó que ``es injusto que el gobierno me trate de vincular con el EPR, para así justificar la represión y mi detención. El gobierno trata de privar de la libertad a los luchadores sociales, como en mi caso, y de muchos más encarcelados sin razón alguna''.