La Jornada 30 de enero de 1997

Bajo control del Ejército, cualquier movilización civil en Tila

Angeles Mariscal, corresponsal /I, Tila, Chis., 29 de enero Ť Siete meses después de haberse agudizado los enfrentamientos entre las comunidades de cuatro municipios del norte del estado, el Ejército Mexicano mantiene un absoluto control de la zona baja del municipio de Tila, perteneciente a lo que es considerado como el corredor que comunica a la zona de conflicto con los estados de Tabasco y Veracruz.

En la región, donde a partir de junio pasado reiniciaron las agresiones, los enfrentamientos, las retenciones ilegales, las violaciones y los asesinatos que han dejado entre 200 y 300 muertos --según reportaron respectivamente los militantes del grupo priísta Paz y Justicia y los pobladores de las comunidades donde tiene influencia el PRD--, autoridades civiles, perredistas, catequistas o visitantes no entran ni salen si no es con la ``protección del Ejército Mexicano''.

Hoy alrededor del mediodía, medio centenar de hombres de expresión dura, padres de los pequeños indígenas choles que juegan ``al retén'', observan sentados sobre las piedras del camino el paso de un convoy militar.

Adelante va un vehículo con alrededor de 20 efectivos armados, el cual es seguido por una camioneta que transporta a algunos delegados y autoridades federales y estatales; después, y aprovechando la coyuntura, un camión con víveres que la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales recolectaron para las comunidades retenidas; atrás, otro camión con personal militar.

Camino adentro el convoy rompe el primer cerco, compuesto por una hilera de botellas con agua, ``retén'' colocado por no más de una docena de niños de alrededor de cinco años, hijos de militantes del grupo Paz y Justicia. Luego habrá de sortear piedras y ramas.

En tan sólo un par de meses la situación en la zona ha cambiado, los cuerpos de seguridad pública que acompañaron el retorno de más de 300 familias desplazadas que se concentraron en Jolnixtié, y que se habían quedado en el interior de la comunidad, han sido desplazados por soldados del Ejército mexicano, quienes sin acampar en este lugar son ahora los encargados de ``evitar que se agredan entre ellos''.

En la comunidad Limar, donde existe una mayoría priísta, se encuentra destacamentado el grupo de militares; ahí, el general encargado de la zona comenta que ``sigue latente la posibilidad de que la gente tome las armas'', por lo que, añade, ``ha sido positiva la estancia de los militares en la región''.

``Llevamos servicio social, ayudamos a los campesinos a transportar sus cosechas, ellos mismos, cuando desean viajar, son ayudados por los camiones que cada tercer día recorren la zona; son movimientos logísticos --aclara-- de abastecimiento de tropa únicamente''.

Las autoridades municipales, pese a ser líderes reconocidos de Paz y Justicia, tampoco entran en la región, admite el tesorero municipal y otro de los empleados del ayuntamiento; este último recuerda que hace diez días una pareja de choles que intentaba llegar a su comunidad ``fue amarrada por militantes de Paz y Justicia en la comunidad El Crucero --la puerta de entrada de la zona baja de Tila--. Entonces se tuvo que llamar al Ejército, llegó un grupo de soldados, los desató y los trajo''.

Sin los efectivos de seguridad pública --el órgano policiaco coordinado por la Secretaría de Gobierno que fue retirado de las comunidades, disminuido su número y concentrado en la cabecera municipal, luego de ser acusados de mantener una actitud parcial a favor de los grupos priístas y de haber participado en las agresiones que se cometían contra los indígenas choles-- y sin la presencia de los representantes municipales, la única autoridad en la región es la que ha impuesto el Ejército.

Hasta hace poco menos de un mes, las reuniones entre representantes del gobierno del estado y delegados de las comunidades desplazadas y cercadas, eran coordinadas por el director general de Gobierno; ahora, el coronel Leopoldo Díaz, un militar vestido de civil, de gestos cordiales y suaves, preside la reunión y las negociaciones.