Luis Javier Garrido
La ``línea''

¿Quién gobierna en México? Los últimos acontecimientos muestran que no es, indudablemente, Ernesto Zedillo.

1. La ``entrevista'' que Carlos Salinas de Gortari concediera en Boston a Ramón Alberto Garza, de Reforma (29-31 de enero), no es sólo, como muchos han pensado, a) un episodio más en la campaña dirigida por el propio Salinas para que él y Raúl sean exonerados por los delitos que cometieron. Tiene al menos otros dos objetivos: b) indicarle a la burocracia gobernante cuáles han de ser las políticas generales en este año de elecciones, y c) recordarle a las principales fuerzas del país que es él y no Ernesto Zedillo el verdadero jefe del grupo de políticos y financieros que gobierna a México, y es por lo mismo que está produciendo un efecto diferente al buscado.

2. La ``entrevista'' ha suscitado un gran malestar ciudadano y está contribuyendo a un mayor deterioro de la situación política del país, no sólo por el hecho de que un periódico de circulación nacional le otorgue durante tres días dos planas diarias a un individuo que delinquió impunemente, dañando seriamente los intereses del país o porque éste, en un evidente delirio, mienta en todos los temas que aborda, burlándose de los mexicanos. El problema no es la crisis moral de un régimen que hace la apología de quien cometió todos los excesos en el ejercicio del poder y de los medios que le hacen el juego, desde Crónica (propiedad de Salinas) hasta Proceso (Núm. 1056). El punto central es que la entrevista exhibe la falta de autoridad política de Zedillo.

3. La impunidad de Carlos Salinas ya se sabe que no está en riesgo, pues a) es una de las reglas ``no escritas'' del ``sistema'' (que él invoca de continuo), b) fue además objeto del ``acuerdo privado'' por el que impuso a Zedillo en la presidencia (23 marzo de 1994) y del nuevo ``acuerdo'' entre ambos en casa de Arsenio Farell tras el arresto de Raúl (3 de marzo de 1995) y, como si fuera poco, c) el propio Salinas la negoció con el gobierno de Clinton como una ``narcoamnistía'' a cambio del TLC. De ahí la prepotencia que ha mostrado en todo este tiempo.

4. La PGR, en consecuencia, como también todos sabemos, no está investigando los delitos de Salinas: la privatización fraudulenta de las empresas públicas, su vinculación personal y la de los aparatos financieros y de seguridad del Estado con los cárteles del narcotráfico, su intervención como autor intelectual en los homicidios del cardenal Posadas y de Colosio y Ruiz Massieu, su enriquecimiento sin límites o la comisión del delito de traición a la patria. No es por lo tanto ésa la finalidad de la entrevista.

5. El único desacuerdo entre Carlos Salinas y algunas de las gentes que rodean a Ernesto Zedillo es por la naturaleza de la sentencia que se le va a dar a Raúl (si es por narcotráfico y homicidio o es por peculado) y por el tiempo que (todavía) éste debe permanecer en Almoloya para que el gobierno zedillista pueda proyectar una imagen de supuesta independencia: punto central del ``acuerdo'' entre ambos.

6. La ``entrevista'' de Salinas tiene, sin embargo, otro objetivo, pues pretende dejar claro que él es el único capaz de mantener el control y la cohesión del grupo gobernante y el eje articulador del proyecto neoliberal en México (por lo que su persona tendría un valor estratégico para Estados Unidos), y deja a Ernesto Zedillo como el simple operador temporal de los intereses privados (y públicos) de dicho grupo. Es así como, con el pretexto de explicar decisiones del pasado, da ``línea'' a la burocracia gobernante de lo que deben ser las políticas en este año de elecciones y plantea líneas de acción frente a otras facciones del priísmo.

7. El turbio proceder de Carlos Salinas no puede ocultarse, y no es de extrañar por ello que pretenda desviar la preocupación que existe por el hecho de que su mafia controle ilícitamente un sector importante de la economía y de las finanzas del país y de que, a pesar de sus crímenes, él permanezca en la impunidad, y que, una vez más, pretenda que se discuta el papel de Gutiérrez Barrios, de Camacho o de Echeverría en hechos recientes, pre- sentándose como el líder de los tecnócratas que se enfrenta a ``los dinosaurios'' (que, por otra parte, siempre fueron sus aliados).

8. Los hechos, sin embargo, están a la vista: la venta del país, el saqueo de los recursos nacionales, la alianza del gobierno con el narcotráfico, el peculado y los crímenes políticos tienen un responsable que es Carlos Salinas, y un grupo de cómplices: los tecnócratas salinistas.

9. La entrevista forma parte, de tal suerte, de la misma estrategia perversa y enfermiza que Salinas ha seguido en los dos últimos años con el fin de conservar el poder político, y que hasta ahora le ha funcionado manejando a Zedillo con Córdoba y manteniendo él un control sobre el gabinete, con lo que la cereza en el pastel sería la sentencia absolutaria de Raúl por el asesinato de Ruiz Massieu. Es decir, simbólicamente, la absolución de Carlos Salinas por todos sus crímenes contra México.

10. La entrevista de Salinas en Reforma produce un efecto distinto al buscado, pues, a pesar de la asfixiante campaña en la prensa para hacerle el juego, no se ve en ella más que la evidencia de la descomposición del poder político en México.