La Jornada 5 de febrero de 1997

Llamó a los ciudadanos estadunidenses a preparar al país para el siglo XXI La educación debe ser, como nuestra nación, ``la envidia del mundo'', expresa El mandatario pidió a los legisladores apoyar las reformas sobre bienestar social Expansión del libre comercio, una de las prioridades en su segundo mandato

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 4 de febrero Ť Las encuestas de los últimos días demuestran que el presidente Bill Clinton goza del nivel más alto de aprobación desde que asumió por primera vez la presidencia, y los estrategas de la Casa Blanca redactaron el Informe sobre el Estado de la Unión con el solo propósito de mantener esta posición al subrayar los temas más populares, como la educación, la lucha contra el crimen y el mejoramiento del sistema de salud.

Clinton utilizó su informe anual ante el Congreso para darse crédito de lo que definió como la ``extraordinaria prosperidad'' que está experimentando el país, y para detallar sus objetivos para Estados Unidos de aquí al comienzo del siglo XXI. Debido al enorme público televisivo para este discurso, transmitido en vivo por las tres cadenas nacionales y las redes noticiosas, Clinton no sólo se dirigió a los legisladores sino que buscó comunicar a los estadunidenses su agenda para los próximos cuatro años.

Pero la coreografía para el discurso fue interrumpida. Una hora antes, la atención nacional cruzó desde el Potomac a Santa Mónica, California, cuando el jurado en el caso civil, sólo una parte de la historia interminable de O.J. Simpson, anunció que había llegado a una decisión, provocando pánico en los medios y que llevó al vocero presidencial, Mike McCurry, a rechazar la posibilidad de atrasar el informe presidencial. Al concluir éste, se dio a conocer que el popular ex jugador de futbol americano fue declarado responsable por los asesinatos de su ex esposa y un amigo de ésta.

Como comentó el senador John McCain pocas horas antes del discurso, ``el único suspenso en esta ciudad es por el veredicto en el caso de O.J. Simpson. Todos saben que va a decir el presidente''.

De hecho, mucho de lo que Clinton dijo esta noche tiene poco de nuevo, y creativo, y el propio McCurry reconoció esto hace unos días cuando señaló que el discurso presidencial de esta noche sería, en esencia, una destilación de los tópicos que se tocaron durante la campaña electoral, incluyendo los temas de reducciones de impuestos para familias con hijos menores, más gastos para la educación, balancear el presupuesto y la reforma del sistema de financiamiento de las campañas electorales.

Desde el punto de vista de Clinton y sus asesores, la pregunta es: ¿Para qué cambiar una fórmula exitosa? Una encuesta de CNN-USA Today reveló que Clinton goza de un nivel de aprobación de 60 por ciento comparado con el 36 para el Congreso, controlado por los republicanos.

Pero lo más interesante de las últimas cifras que resultaron de esta encuesta es que mientras en Washington el debate ha sido sobre el tema de un presupuesto balanceado, el aborto y la reforma del sistema de financiamiento electoral, el resto del país está más preocupado con los problemas so- ciales. Según el sondeo de CNN, los temas prioritarios son educación (42 por ciento), crimen (36), salud (33) y el mantenimiento de los beneficios de jubilación del seguro social (30). Con el apoyo registrado, es fácil entender por qué Clinton escogió anunciar un incremento del gasto federal de 14 mil millones de dólares para la educación.

El presidente también reiteró el tema de su discurso de toma de posesión, en torno a reparar las rupturas sociales provocadas por las divisiones raciales, étnicas, entre otras.

Los republicanos también son veteranos de la misma guerra política que se libra más a través de imágenes que de ideas. Por lo tanto, tienen la misma sensibilidad sobre el simbolismo de este evento fundamentalmente televisivo, y el presidente de la Cámara, Newt Gingrich, invitó como su huésped al dirigente de derechos civiles, el reverendo Jesse Jackson, a que se sentara junto a él en la galería de la Cámara para escuchar el informe. El Partido Republicano también seleccionó a uno de sus dos congresistas negros, el ex as de futbol americano de Oklahoma y ahora diputado J. C. Watts, para presentar la ``respuesta'' de la oposición al informe, también televisada.

En las próximas semanas cada partido buscará construir su imagen pública como un actor cooperativo y de buena voluntad, que busca ``llevar a cabo la tarea de gobernar'' y evitar las batallas partidarias.

El líder del Senado, el republicano Trent Lott, declaró que los republicanos no tienen planes para atacar al presidente esta semana, más bien lo están invitando a una reunión poco después de que presente su presupuesto federal, el jueves, para empezar a identificar áreas de posible acuerdo y formas de avanzar conjuntamente. ``Queremos evitar los conflictos del año pasado'', comentó. ``No escucharán a ningún republicano decir que el presupuesto del presidente está muerto al llegar (a la legislatura)''.

Tal como fue evidente esta noche, el mandatario también está buscando emitir una nota de cooperación con los republicanos. Pero los estrategas políticos de la Casa Blanca están intentando quitarle a los republicanos posibles armas que podrían ser utilizadas en una ofensiva contra Clinton. Por lo tanto, el presidente identificó esta noche entre sus prioridades los temas de un presupuesto federal balanceado, la reforma del sistema de bienestar social y cambios en los mecanismos de recaudación de fondos para las campañas electorales.

No es accidental que en torno a los temas del presupuesto y reforma del sistema electoral, el presidente goza de menos confianza popular en las encuestas, mientras el Congreso de mayoría republicana recibe mejores calificaciones.

De hecho, si hay un factor negativo en lo que parece ser un panorama político despejado para el presidente es la terca nube de escándalos sobre la Casa Blanca. Cada día se dan a conocer más informes sobre posibles acciones ilegales del personal en la Casa Blanca para generar contribuciones al Partido Demócrata, o de ``vender'' reuniones selectas con el presidente a los grandes donantes. Esta semana, las revistas Time y Newsweek publicaron nuevos ejemplos de estas maniobras, y los legisladores republicanos han anunciado que iniciarán investigaciones de todos estos alegatos.


David Aponte Ť La Secretaría de Relaciones Exteriores y el Departamento de Estado definen la agenda de la visita del presidente Bill Clinton a territorio mexicano, que tendría lugar en la última semana de marzo o la primera de abril del año en curso, informaron fuentes de la cancillería mexicana.

Por ahora, las oficinas encargadas de la política exterior de ambas naciones determinaron que la visita del Ejectutivo estadunidense a México será de Estado y no sólo un encuentro de cortesía, indicaron las fuentes.

Al respecto, las partes intercambian opiniones sobre el lugar del encuentro, entre ellos la ciudad de México. Los detalles podrían quedar resueltos en las próximas dos semanas.

Sin embargo, los mandatarios de México y Estados Unidos tendrán un encuentro ``fructífero'' y tratarán ``asuntos concretos e importantes'' de la relación bilateral, agregaron.

En los últimos diez años, dos presidentes de Estados Unidos han viajado a territorio mexicano en visitas de cortesía: Ronald Reagan sostuvo un encuentro con Miguel de la Madrid en Mazatlán, Sinaloa, el 13 de febrero de 1988, y George Bush tuvo una reunión con Carlos Salinas de Gortari en Monterrey, Nuevo León, el 27 de septiembre de 1990