La Jornada 6 de febrero de 1997

En Monterrey, la Constitución debió ceder su nombre a un panista

David Carrizales, corresponsal, Monterrey, NL, 5 de febrero Ť Historiadores y alcaldes de oposición consideraron que existen motivaciones ideológicas por parte del ayuntamiento panista de Monterrey, al haber cambiado el nombre del bulevar Constitución por el de ``Antonio L. Rodríguez''.

Dijeron que además de razones históricas hay aspectos de sentido común y de orden práctico y económico para rechazar esta medida que rebautiza la citada vía rápida, ``en un hecho que refleja el aprovechamiento del poder para enaltecer la memoria de uno de los suyos''.

Benjamín Clariond Reyes Retana, gobernador de Nuevo León, señaló que precisamente al amparo de la Constitución el cabildo de Monterrey es totalmente autónomo para designar nombres a las calles como le parezca, y ``si quieren le pueden poner `Camino a la Luna'''.

El sociólogo e historiador Raúl Rubio Cano dijo que si los panistas, ``en complicidad con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari destrozaron la Constitución para adecuarla a las necesidades del gran capital nacional y extranjero, nada tiene de raro que ahora una administración del PAN en Monterrey busque borrar'' hasta su nombre de las calles.

Sarcástico, señaló que si hace poco le quitaron el nombre a la calle Ocampo, que honra a uno de los pilares de la Reforma, para imponerle el de ``Raymundo Jardón'' --un curita de barrio--, ahora quizá cabe esperar que pretendan borrar de la memoria colectiva a don Benito Juárez y, en ese ánimo, a la popular avenida que cruza Monterrey de sur a norte le podrían poner ``avenida de la Virgen del Roble'', y a la calzada Madero, el de ``Santa Teresita de Jesús''.

Mencionó que las administraciones priístas municipales no curten malas baquetas en eso de imponer sus puntos de vista ideológicos, y recordó que bautizaron, en el pasado reciente, calles y avenidas con los nombres de ex presidentes, ex gobernadores y prohombres de la iniciativa privada, como Isaac Garza, Eugenio Garza Sada y Carlos Prieto.

Por su parte, el también historiador César Morado, dijo que no se justifica el cambio de nombre del boulevard, pues ningún personaje, por importante que sea, rebasa a la Constitución. Además, dijo, se atenta contra la ley de usos y costumbres. Sin embargo, consideró que la gente seguirá llamando a la vía por su nombre original, pues sobran ejemplos de que así sucede siempre.

Asimismo, mostró su rechazo a la medida que adoptó el cabildo regiomontano, pues señaló que no tomó en cuenta el impacto económico sobre los vecinos, que deberán modificar documentación y papelería, como escrituras, altas de Hacienda, y hasta tarjetas de presentación.

Los regidores Juan Antonio Limón Rodríguez, del PRD; y Zeferino Juárez Mata, del PT, dijeron haber sido sorprendidos en su buena fe cuando se les propuso rebautizar el boulevard con el nombre de quien fuera el primer diputado federal panista por Nuevo León, pues ``no sospechamos el uso protagónico y partidista que se le daría a la ceremonia'', señaló Limón.

Los ediles aseguraron que ni siquiera fueron invitados al evento donde se develó el busto y la placa de Antonio L. Rodríguez, el pasado domingo, pese a que Juárez Mata forma parte de la comisión que decidió honrar la memoria del prominente panista.

Juárez Mata señaló que la propuesta surgió del Club Sembradores de Amistad, que fundó Rodríguez, y al evaluar sus méritos en forma apartidista consideraron que merecía que su nombre lo llevara una avenida importante, pero con el tiempo se dieron cuenta de que la mayoría panista en el cabildo los utilizó.

La ex diputada local panista, Concepción Guadalupe Garza Rodríguez, nieta del homenajeado, reconoció que la administración que encabeza el alcalde Jesús Hinojosa Tijerina, cometió un error con las afectaciones a los vecinos, por lo cual dijo que hubiera sido más acertado poner el nombre de su abuelo a una calle nueva o a una plaza. Igualmente, consideró que quizá la forma en que se dio el homenaje, pareció una ceremonia partidista.