AL, desgarrada por la intolerancia y el autoritarismo, señala Zedillo
Elena Gallegos Ť La preservación de la democracia y la institucionalidad es un ejemplo particularmente importante para Latinoamérica, continente que se ha visto desgarrado por la intolerancia, el autoritarismo y la insuficiencia de la democracia, dijo el presidente Ernesto Zedillo, al enumerar las aportaciones que el presidente de Venezuela, Rafael Caldera, ha hecho a su país y a la región.
Por su parte, el jefe del Ejecutivo venezolano sostuvo que el Acuerdo de San José, para aliviar la carga que el costo del combustible representa para países de América Central y el Caribe y convertir parte de ellas en financiamiento para el desarrollo, revela que no sólo invocamos la justicia para que los países más poderoso y ricos consideren necesidades y derechos de nuestra gente, sino también para que dentro de nuestras modestas posibilidades tomemos en cuenta a los que por alguna razón nos pueden hacer los mismos señalamientos.
En una cena que ofreció anoche en el Salón de Recepciones de Palacio Nacional, el presidente Zedillo impuso la Orden del Aguila Azteca, en grado de Gran Collar, a su invitado y recibió de él el Gran Collar de la Orden del Libertador. Son las máximas condecoraciones que otorgan los gobiernos de los dos países.
Zedillo hizo un largo elogio de la trayectoria del presidente venezolano al que llamó ``incansable luchador'' de los más altos valores éticos de la política e insistió en que su papel ha sido medular para preservar la democracia en Venezuela.
En respuesta, Caldera habló de las grandes similitudes entre los dos países, que van desde una historia común hasta proyectos económicos similares e incluso a situaciones delicadas que se parecen. Hizo aquí una defensa del modelo económico que ambos han adoptado y dijo que los dos están obligados a alcanzar el objetivo final: el bienestar social.
Finalmente expresó a Zedillo su solidaridad y le deseó: ``Sabemos que está librando una lucha difícil, dura, pero será definitivamente victoriosa para superar los problemas que ha encontrado en el manejo del gobierno de México''.
Minutos antes de la recepción que comenzó con más de 20 minutos de retraso, los presidentes saludaron a los comensales. Esto, de acuerdo con el protocolo, tuvo como escenario el Salón de Embajadores. Ahí, Caldera se dio tiempo para charlar brevemente con el maestro Leopoldo Zea. Después, con gran deferencia, el presidente le presentó al nuevo rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Barnés de Castro.
Brevemente le dijo que hace apenas un par de meses fue electo por el órgano de gobierno de la casa de estudios y le mencionó algunos puntos de su trayectoria. Un sonriente Barnés alcanzó a contarle a Caldera cómo desde el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) conoció más de cerca a su país. Entonces Caldera le preguntó por un rector de la UNAM que había conocido y al que apreciaba: Jorge Carpizo McGregor. El presidente Zedillo respondió: ``Es nuestro embajador en Francia''.
Así continuaron los presidentes estrechando las manos de funcionarios, diplomáticos y empresarios convocados a la cena. Cuando pasó Valentín Díaz, Zedillo explicó a Caldera que es accionista de una de las más importantes cerveceras, ``la de la coronita'' Caldera asintió. En su turno, a Bernardo Quintana el presidente de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), el Presidente le hizo una broma: ``Las obras tienen que ser buenas, baratas y bonitas''.
Necesario construir la gran comunidad latinoamericana
Luego de darle la bienvenida en Palacio Nacional, el presidente Ernesto Zedillo le dijo al presidente Rafael Caldera que México y Venezuela deben contribuir a construir una comunidad latinoamericana más fuerte y respetada en el mundo. Caldera señaló, a su vez, que en este proceso de globalización, los países de la región no pueden ``ir aislados''.
Comentó a Zedillo: ``En el mes de noviembre nos reuniremos en Caracas para la VII Cumbre Iberoamericana; usted está llamado a realizar un papel importante en esa reunión, como México tiene que seguir cumpliendo su papel señero en la vida de nuestro continente''.
Esto ocurrió en la ceremonia oficial de bienvenida que tuvo como escenario el patio central de Palacio Nacional. Después, los presidentes se retiraron a sostener su primera ronda de conversaciones privadas, misma que se prolongó más allá de lo programado, luego de lo cual se informó que ambos habían abordado la situación imperante en Ecuador, la cual consideraron especialmente delicada para la región.
Al mismo tiempo, funcionarios venezolanos y mexicanos sostuvieron un intercambio de opiniones. Los encuentros concluyeron en un acto en el que los dos mandatarios atestiguaron la firma de seis convenios entre ambos gobiernos en materia jurídica, fiscal, comercial, etc. Por la parte mexicana estuvieron los secretarios de Relaciones Exteriores, José Angel Gurría; Hacienda, Guillermo Ortiz; Agricultura, Francisco Labastida; Energía, Jesús Reyes Heroles; Comunicaciones, Carlos Ruiz Sacristán; el director del Bancomext, Enrique Vilatela, y el titular del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa. Por la venezolana, el canciller Miguel Angel Burelli y el ministro de Industria y Comercio, Fredi Rojas Parra, entre otros.