Diversas encuestas prefiguran aproximadamente el escenario del próximo 6 de julio en el Distrito Federal. Aunque es pronto para considerarlos consistentes y menos aún definitivos, esos sondeos descubren tendencias realmente existentes en la población de esta zona del país. Según las mismas, la votación sería: PAN, PRD y PRI, en ese orden. De esta manera se confirma la tendencia decreciente del partido oficial en las preferencias electorales, y aunque es prematuro darlo por derrotado en la confrontación, la disputa principal probablemente se dará entre el blanquiazul y el PRD, lo que constituye un reto enorme para éste ultimo: deberá remontar sus dificultades internas, causantes del deterioro de su imagen; reponerse por completo del serio desgaste provocado por el acoso salinista, y mostrar señales de capacidad para gobernar y responsabilidad frente a sus seguidores, para poder dar un gran salto en las preferencias electorales el 6 de julio próximo. Sólo así estará en condiciones de disputar realmente el gobierno de la capital.
Las encuestas indican un avance sensible del PRD, si lo comparamos con su suerte en las elecciones intermedias de 1991; sus posibles candidatos al gobierno del DF están en los primeros lugares de las preferencias de los ciudadanos en diversas encuestas. A su vez, los éxitos electorales en Guerrero y el estado de México, sobre todo en su zona conurbada, van a influir positivamente en favor del perredismo. Este partido, además, tiene propuestas políticas, aunque por ahora ha mostrado poca capacidad e imaginación para difundirlas, casi nulo interés, con excepción de lo que hacen algunos dirigentes, por convertirlas en banderas o lemas políticos, hacerlas su carta de presentación. Y lo más importante: los habitantes de la capital están hartos del PRI y de los gobernantes salidos de sus filas; ya no soportan su ineptitud, su corrupción, sus abusos, la situación de desastre a que han llevado la ciudad de México. Están en busca del relevo.
Sin embargo, no basta la existencia de condiciones favorables para el avance de un partido representativo de la izquierda como el PRD. Seguramente precisa una táctica electoral acertada, cuyo componente principal es la alianza política de las fuerzas del amplio abanico de centroizquierda --desde el EZLN, cuyo aislamiento debe ser evitado por todos, hasta las corrientes del centro representadas entre otros por Manuel Camacho-- y una acertada selección de candidatos. El tiempo se le acaba al PRD (y a los otros partidos también) para decidir su propuesta de candidatos. Está llegando la hora en que los candidatos serán decisivos.
No es asunto sencillo, como se puede advertir en todos los partidos, aunque aquí nos referimos al PRD. Si prevalecen las ambiciones personales y de grupo por encima del proyecto político, se dará al traste con las posibilidades de avance de este partido, lo que sería muy negativo para el desarrollo de la democracia. Por el contrario, este partido acertará si su propuesta de candidatos a gobernador del DF, senadores, diputados y asambleístas la integra un conjunto de personas de prestigio político e intelectual, dirigentes sociales y políticos reconocidos por su capacidad, su firmeza y honradez. Un grupo plural de centroizquierda, que por su composición inspire confianza en el electorado y sea capaz de enfrentar la compleja situación política de los próximos años que serán, sin duda, de transición a la democracia.
La selección de candidato a gobernador del DF, cuestión decisiva en este proceso, es un asunto de amplio interés en la izquierda, va más allá de los marcos del PRD para abarcar a sus seguidores y aliados. De tal manera, convendrá a este partido adoptar la decisión unitaria, pero democrática, abierta a la opinión de sus militantes y simpatizantes. Sólo así recabará apoyo consciente y movilizador.
De quienes se perfilan como posibles candidatos a encabezar el gobierno del DF, Porfirio Muñoz Ledo, qué duda cabe, es un político de larga y brillante trayectoria, buen polemista, no pueden disminuirse sus méritos. Pero Cuauhtémoc Cardenas es sin duda la figura más sólida del PRD, la de mayor prestigio y atractivo por su trayectoria opositora, por su firmeza y por su tenacidad en la defensa de sus puntos de vista, de la democracia, la justicia y la soberanía nacional. Fue la cabeza visible de la resistencia al salinismo y como candidato tendría mejores condiciones para unir y sumar fuerzas en su apoyo, dentro y fuera del PRD, lo que para este partido será decisivo en la batalla electoral a punto de iniciarse.
Cárdenas sería, si finalmente se decide, el mejor candidato para gobernador del DF; junto con Porfirio a la cabeza de la lista de candidatos a diputados de ésta circunscripción, constituirían una mancuerna difícil de superar por los otros contendientes.