Cervantes: el Ejército no es factor político
Rosa Elvira Vargas y Jesús Aranda Ť El Ejército mexicano no tiene que replantearse su ubicación ni tareas: los militares no son fuerza económica, no se desempeñan como factor político ni como árbitro social. ``Somos solamente una de las extensiones del poder Ejecutivo federal'', expresó ayer el secretario de la Defensa Nacional, general Enrique Cervantes Aguirre.
Ante el titular del Ejecutivo, Ernesto Zedillo, y el gabinete en pleno, en la conmemoración del 84 aniversario de la Marcha de la Lealtad, Cervantes Aguirre ratificó que las fuerzas armadas acatan de manera irrestricta la legitimidad y la legalidad, y conocen y reconocen el mando único y supremo de la nación a través del Presidente de la República. ``De nadie más'', subrayó.
Cadetes del Heroico Colegio Militar durante la ceremonia del
84 aniversario de La marcha de la lealtad, que encabezó el
presidente Ernesto Zedillo. Foto: Frida Hartz
En su intervención, el militar pidió además desconfiar de ``quienes esparcen la cizaña de la sospecha hacia las inquebrantablemente leales fuerzas armadas''.
Afirmó que en México cada quien hace su parte, y el Ejército y la Fuerza Aérea realizan la que fijan las leyes y su comandante supremo. Por eso, dijo, ``sabemos cuál es nuestro lugar, nuestra función, quién nos manda y para qué le sirve al país nuestro desempeño''.
Sostuvo, asimismo, que en México el mando supremo de las fuerzas armadas --el Presidente-- actúa ``de manera atinada y con mesura'' y aseguró que la nación ``sabe asimilar yerros ocasionales'', pero nunca extiende ``su manto benévolo'' hacia la deslealtad.
En el castillo de Chapultepec, en una breve ceremonia donde fue único orador, Cervantes Aguirre señaló que los militares errarían si soslayaran las metas sociales que aún faltan por alcanzarse.
Pero, dijo enseguida, ``ayuda, y mucho, que la sociedad haya incrementado su participación, que los poderes Legislativo y Judicial se consoliden, que las organizaciones políticas ganen presencia plural y vigor transformatorio''.
Quienes, lamentó además, sólo prestan oídos a las voces cuestionantes, siempre atendibles, pero cierran los ojos y la comprensión ante los logros, irrefutables, desaciertan frente a la tenacidad de un pueblo ejemplar ``al que no tenemos derecho a fallarle''.
A propósito de la fecha conmemorada --cuando un grupo de cadetes del Heroico Colegio Militar escoltó al presidente Francisco I. Madero por las calles de esta capital--, el titular de la Defensa dedicó gran parte de su discurso a ponderar la lealtad que, dijo, es la espina dorsal de la república.
La lealtad, puntualizó Cervantes Aguirre, debe ser de todos hacia el país y de éste con todos, pues ``incluso a quienes lo lesionan y lo ponen en riesgo les alcanza con su brazo moral del juicio colectivo o con la acotada siempre severidad de sus leyes''.
Estableció así que si la República es hija legítima de la lealtad, ella espera y merece de todos esa misma evidencia activa: lealtad del ciudadano, del hombre de empresa, del trabajador de la ciudad y del campo, del joven y del intelectual, del político o del maestro. Con la lealtad, indicó, se nutren los vínculos que nos convierten en país, en sociedad civilizada y justa.
Sin embargo, a la lealtad que llamó ``especial'' de los militares dedicó Cervantes Aguirre capítulo aparte. Dijo que ésta debe darse en los hechos indubitables, en las palabras claras, las actitudes sin matices y la convicción sin inflexiones.
Así, el funcionario pidió una lealtad con objetivos que ayude a la sociedad a avanzar ``sin caer en las arenas movedizas de la incertidumbre'' y constituya no sólo una virtud moral sino un imperativo jurídico-constitucional e incuestionable.
Recordó que con apego a las leyes, las fuerzas armadas colaboran en el auxilio a la población civil en casos de desastre o de emergencias graves y que son las normas establecidas las que les permiten coadyuvar a combatir el más grande desafío social de todos los tiempos: el narcotráfico.
Asimismo, destacó que ``por mandato de la ley custodiamos soberanía, seguridad, libertades, instalaciones estratégicas o participamos en programas de ayuda social o de protección ecológia, y lo hacemos con gusto y convicción''.
Entonces, ratificó: Ejército y Fuerza Aérea son lealtad en marcha, lealtad que nutre la democracia, que fortalece las libertades, que hace viable la justicia y permite ejercer la tolerancia.
Esa lealtad, sentenció, a todos beneficia e impone disciplina y prudencia y da derecho a demandarla de los demás ``para no poner en riesgo avances y potencialidades de la nación''.