La decisión de Cuauhtémoc Cárdenas de abrir un nuevo capítulo de participación electoral en su vida política para contender por la candidatura de su partido a la jefatura del Distrito Federal tiene una importancia máxima para el PRD, para las fuerzas democráticas del país, para el país.
1. Para el PRD: es una bocanada de aire fresco en el enrarecido espacio de selección de candidatos para el Congreso de la Unión, jaloneado entre intereses de pequeños grupos del propio partido y de decenas de núcleos o corrientes de la ``sociedad civil'' y de agrupamientos de diversa índole (incluso algunos de los más ``radicales'', críticos furibundos del propio PRD) que han acudido presurosos a demandar su cuota de participación política en plurinominales para acceder a las Cámaras legislativas. Sólo el zapatismo se ha puesto al margen de dicho mercadeo.
La candidatura de Cárdenas permitirá romper en alguna medida las inercias o los efectos de las líneas de actuación antes referidas, y que prometían (prometen, de quedar Cárdenas fuera del juego) una actuación política media sólo suficiente, cuando más, para no perder el porcentaje de representación política camaral del que ahora gozan los perredistas.
2. Para las fuerzas democráticas del país Cárdenas sigue siendo el vértice de toda posible alianza nacional en la que confluyan todos y cada uno de los colores del espectro. Su candidatura es capaz de atraer a núcleos del empresariado nacionalistas y patrióticos (que aún quedan, sin lugar a dudas), a núcleos de priístas y del Ejército desplazados o decepcionados de sus gobernantes, pero también a amplios sectores populares y de clases medias que ya no creen o creen limitadamente en los procesos electorales, y que ya no creen o creen limitadamente en los partidos.
3. Para el país Cárdenas representa aún la posibilidad de un liderazgo de cambio democrático mayor. A diferencia de otras candidaturas, la suya expresa líneas o propuestas de transformación que trascienden el ámbito electoral y de partidos, y se anclan profundamente en el espacio de lo social. Junto con el zapatismo, el cardenismo es hoy la única vertiente político-social consistente, con posibilidades de enfrentar retos transicionales de largo plazo.
Sin duda Cárdenas deberá ir a las elecciones ``a ganar''. Pero tan importante como la posibilidad de un triunfo político consistente, es que su campaña sirva para redimensionar el espacio de acción social y política de las izquierdas. Hay puentes rotos que es indispensable reconstruir. Hay un camino nuevo que se tiene que transitar.