En el ámbito de la Cumbre Internacional de Educación se presenta hoy un libro notable. Los autores son dos sindicalistas, Luis Anderson y Bruno Trentin. El título: Norte Sur. En un ejercicio de honestidad e inteligencia crítica, los dos autores trazan las líneas de un cuadro internacional dominado por desempleo masivo, movilidad del capital y crisis de la solidaridad. Una trilogía de elementos interdependientes.
En un mundo en que la eficiencia avanza en medio de pérdida de derechos y nuevas formas de exclusión, Trentin y Anderson se preguntan por el futuro del sindicalismo. ¿Cuáles son los riesgos? El principal es que el sindicato sea expresión de los intereses de grupos cada vez más minoritarios de trabajadores. A este riesgo sigue otro: que el sindicato se convierta en un archipiélago de estructuras corporativas cada vez más estrechos y cada vez menos coincidentes con algo que merezca el nombre de ``interés general''. El sindicato --ese organismo que nació con este siglo para producir solidaridad entre los trabajadores-- corre hoy el riesgo mortal de convertirse en instrumento del privilegio de una minoría frente a una creciente mayoría de trabajadores sin protección legal, sin derecho a pensión, a asistencia sanitaria, a contratación colectiva y, a menudo, sin elementales derechos civiles.
Frente a este escenario de fragmentación social, el peligro es que la guerra entre los pobres sea preludio a la disolución de la organización autónoma de los trabajadores --elemento central de aquello que aún llamamos sociedad civil. Después del súbito derrumbe del socialismo real, estamos todos sobre aviso acerca de los costos que se pagan cuando las organizaciones sociales se burocratizan, pierden el contacto con las transformaciones reales y con los problemas y aspiraciones de la gente.
Tal vez ya ha comenzado la cuenta al revés. O los sindicatos comienzan profundas transformaciones internas o en algún tiempo más podrían convertirse en recuerdo del pasado. Trentin y Anderson señalan con fuerza la necesidad de cambios profundos en estrategias y estructuras sindicales. En el plano nacional, los autores indican tres aspectos. En primer lugar, la ampliación de la capacidad de representación de los intereses de desempleados y de trabajadores precarios e informales, lo que significa la experimentación de nuevas fórmulas de negociación y de democracia al interior de las estructuras sindicales. En segundo lugar la vinculación con movimientos sociales (ecologistas, feministas, defensores de derechos civiles, etcétera) para evitar que la distancia entre intereses sindicales y amplios intereses sociales se convierta en factor de debilidad tanto de unos como de otros. En tercer lugar, la profundización de la democracia y la autonomía sindicales para evitar rigideces burocráticas y dependencias políticas que deslegitimen y debiliten a las organizaciones sindicales.
En lo que concierne al aspecto internacional los dos autores señalan la necesaria experimentación de nuevas formas de organización y negociación así como la introducción de normas mínimas comunes de derechos civiles y laborales. Temas, todos ellos, de los cuales, y por desgracia, es imposible dar cuenta en los límites de esta nota.
En este libro --cargado de ideas y propuestas-- sólo hay un olvido: la necesidad por parte de los sindicatos de reflexionar sobre estrategias de desarrollo que, tanto en el norte como en el sur del planeta, eviten que el bajo crecimiento de estos tiempos termine por producir un juego a suma cero en el cual la guerra entre pobres podría ser inevitable. Se trata hoy, reto gigantesco y sin garantías de éxito, de producir más y de otra manera. El sindicato puede ser, en este sentido, no sólo instrumento de defensa de intereses organizados sino instrumento de avance civilizatorio para todos.
Una última observación. Es notable cómo ni Anderson ni Trentin se refugien en este libro en una fácil retórica contra la globalización. Para ambos, evidentemente, el cambio no puede ser negado sino que necesita ser gobernado; así como hace doscientos años fue inútil intentar destruir las nuevas maquinarias para detener la industrialización. Para concluir: un libro imprescindible para sindicalistas de cualquier latitud y útil para todos. Un libro que muestra algo esencial: los problemas de los sindicatos no son solamente problemas sindicales.