Jorge Legorreta
Debates internos, aporte democrático para la ciudad

El ensanchamiento de la democracia en la actual contienda electoral por el gobierno del Distrito Federal colocará, efectivamente, en el centro del debate las propuestas para la ciudad. ¿Qué proponen los partidos políticos para enfrentar los problemas de la urbe?

Al parecer, el debate no será sólo entre los partidos contendientes; entre visiones y concepciones enfrentadas dada su distinta naturaleza política. Lo será también entre contendientes de una misma organización. Un primer propósito, válido por supuesto por tratarse de una lucha de opciones, es contar con el voto interno de los afiliados, que les permita ser candidatos electos por su partido.

Hasta ahora los precandidatos de PAN, PRD y PRI han expuesto por separado sus pensamientos. La exposición de sus ideas y propuestas ha beneficiado no sólo a sus afiliados, sino a toda la ciudadanía, pues ha dejado de ser exclusiva de los ámbitos partidarios. Los medios se encargan de hacerlas públicas. Con mayor información y más propuestas, el electorado tendrá mejores posibilidades de elegir su opción, aportando una mayor apertura democrática a la contienda.

Así, poco a poco nos enteramos por los medios de que las preocupaciones y propuestas de Cuauhtémoc Cárdenas no son exactamente las mismas que las de Porfirio Muñoz Ledo, a pesar de pertenecer al mismo partido; o bien radicalmente distintas a las opciones que ofrece Carlos Castillo Peraza y Francisco José Paoli del PAN. Lo inusitado ha sido el caso del PRI. Por vez primera en su historia, sus sorprendidos agremiados se enteran de que también ahí se tienen distintos enfoques sobre los problemas de la ciudad.

La exposición pública de los precandidatos es un primer paso muy significativo, si consideramos la forma como se habían desarrollado anteriormente las campañas electorales en el Distrito Federal. Hoy ocupan, a casi seis meses de la elección, un espacio predominante en los medios, entendible por reflejar éstos la importancia que ha adquirido la actual contienda en el sentir de los ciudadanos.

Pero tal propósito con fines electorales internos tendría mayores beneficios para la democracia si hubiera debates públicos entre los precandidatos de un solo partido. La confrontación de ideas, más que su exposición, permitiría a los electores contar con un mayor análisis y reflexión sobre la ciudad. Un elemento que ha hecho mucha falta en la conformación de los programas políticos de los partidos ha sido, igualmente, la escasa confrontación de ideas y una mayor reflexión. De ello depende la profundidad y viabilidad de las propuestas.

Además, con los debates entre precandidatos de un solo partido, el aspirante electo estaría en mejores condiciones de competir con su futuro contrincante. La convocatoria para los debates internos debieran hacerla de inmediato los medios, con la aceptación de todos los aspirantes que estén dispuestos a brindar un aporte a la democracia.

La contienda capitalina tiene carácter nacional. Los acontecimientos en el PRD y el PAN han convertido a algunos de sus precandidatos en visibles aspirantes al gobierno del país en el año 2000. Por tanto, la lucha por las candidaturas internas tiene otro propósito más: ganar adeptos para la próxima contienda nacional. El más interesado de todos es Muñoz Ledo, quien a pesar de perder la elección interna, como lo prevén algunas organizaciones sociales agrupadas en el PRD, ganaría en el mediano plazo. Dejaría sembradas en los mexicanos sus cualidades políticas, su capacidad para exponer un proyecto global y, sobre todo, su mayor capacidad para el debate con sus opositores, hoy del PRD, pero mañana del PAN y del PRI.

Otras figuras presidenciables son Cárdenas y Castillo Peraza, quienes buscan más ganar la batalla interna; asumirán por ello mayores riesgos, no tanto por la eventual derrota poco probable en sus partidos, sino por los que implicarán gobernar una ciudad heredada con tantas carencias, difíciles de resolver en sólo tres años.

El cuarto aspirante presidencial es Manuel Camacho Solís, quien todavía tiene tiempo y condiciones para contender por la gubernatura u otro puesto de elección por algún partido pequeño pero con registro. En pocos días veremos si el ex regente aprovecha la actual contienda para iniciar su campaña presidencial.

Bienvenidos sean entonces los debates internos entre los aspirantes del PAN y el PRD, y a los cuales ojalá se sumaran los de un PRI todavía temeroso de exponer las diferencias de sus precandidatos.

Independientemente de las estrategias futuras de los partidos y sus dirigentes, bien le hace al país una confrontación pública, abierta y respetuosa de las ideas y las propuestas que los contendientes tienen para la ciudad. Los medios y los precandidatos tienen la palabra.