Crisis en la educación por el neoliberalismo
Rosa Elvira Vargas y Claudia Herrera Beltrán Ť Si bien los sistemas educativos públicos estaban ya fuertemente dañados, aplicarles políticas neoliberales los ha llevado a la crisis orgánica que hoy presentan, concluyeron participantes en la Cumbre Internacional de Educación. Empero, voces como la de Manuel A. Garretón, de la Universidad de Chile, alertaron que ese modelo económico está ya superado, desapareció hace tiempo y hoy son otros los peligros que enfrentan las naciones y sus sistemas de enseñanza.
``No confundamos, ni glorifiquemos a un enemigo (el neoliberalismo) que ya no existe porque fracasó'', dijo el ex asesor del Ministerio de Educación chileno en la última ronda de conferencias. Y añadió: ``Hoy, la gran preocupación es cómo reconstruir las comunidades políticas y eso es lo más antineoliberal que conozco''.
Garretón consideró que, por ejemplo, el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), instrumentado en el sexenio pasado en México, fue una medida contra el neoliberalismo, porque a contrapelo de sus principios, implicó elevar el gasto público del Estado, establecer instancias burocráticas inéditas y crear nuevas clientelas en torno al gobierno.
Señaló que el error del Pronasol no fue que se tratara de una medida neoliberal, sino que se creó para paliar los problemas creados por ese modelo, pero sin resolver una cuestión de fondo, que es la inequitativa distribución de la riqueza.
La mesa a la que asistió Garretón prácticamente representó la síntesis de las discusiones de toda la cumbre, luego de que en ella participaron el propio Garretón, quien se dijo convencido de que el neoliberalismo ha muerto; el maestro brasileño Gaudencio Frigoto, crítico de este modelo, y el investigador de la Universidad de California James Wilkie, quien hizo una abierta defensa del neoliberalismo.
Sin embargo, lo que se impuso a lo largo de los cinco días del encuentro fue ubicar al neoliberalismo en el centro de todas las críticas, y así quedó consignado en la relatoría que leyó María de Ibarrola, directora de la Fundación SNTE para la Cultura del Maestro.
Dijo que a través de cientos de ejemplos generales o particulares de cada país de la región se evidenció la influencia nociva del neoliberalismo. Citó algunos: la redistribución del financiamiento público hacia la educación básica en detrimento de la enseñanza media y superior; el condicionamiento presupuestal hacia renglones no siempre ajustados a las exigencias educativas y la asignación casi exclusiva de fondos para capacitación para el trabajo en demérito de la formación integral de los educandos.
Otros efectos son: la fragmentación del discurso moral y la dispersión de los valores para dar prioridad a categorías como la competitividad; el crecimiento de la pobreza con la consecuente disminución del acceso de la enseñanza de grandes masas; el traslado a los municipios de la responsabilidad de educar sin el suficiente respaldo financiero del gobierno federal; culpar de la ineficiencia del sistema de enseñanza a la mala gerencia de los recursos o a los maestros y, el aumento en los días del calendario escolar sin la necesaria aplicación de políticas de mejoramiento salarial a los docentes.
Los participantes formularon en las nueve mesas de discusión encendida defensa de la educación laica y rechazaron que la eliminación de la formación religiosa en los planteles sea la responsable de los problemas de la educación moral y ética de los educandos. Sin embargo, coincidieron en articular una sólida formación moral ligada a los principios de la democracia, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos.
Para los asistentes, la verdadera formación para el trabajo, implica integrar a los conocimientos meramente técnicos los relacionados con la realidad histórica del país, el valor del trabajo en la legislación laboral y la protección de los derechos, sobre todo, de mujeres y niños. Por ello, enfatizaron la necesidad de inculcar entre los estudiantes la concepción de que el trabajo es un derecho y debe ser algo satisfactorio.
Finalmente, en torno a lo que llamaron ``diversidad'', los maestros reunidos en la cumbre pidieron reconocer la variedad en todos los niveles y modalidades del sistema escolar; que el dominio de lenguas indígenas y bilingüismo sean factores de reconocimiento profesional y estímulo salarial.
En todos los foros también se defendió el gremialismo magisterial y se llamó a avanzar en la creación de un sindicalismo humanista, social, democrático y ecologista que reconozca al ser humano en lo individual y colectivo como motor y beneficiario de la modernización y la democracia.