La Jornada 15 de febrero de 1997

Zedillo: no hay paz perdurable con pobreza

Elena Gallegos y Roberto Garduño Ť Al conmemorar los 30 años del Tratado de Tlatelolco, México refrenda su honda vocación pacifista y su inquebrantable decisión de seguir impulsando la proscripción de las armas nucleares, dijo el presidente Ernesto Zedillo, y sostuvo que la paz en el mundo se afianzará y será perdurable sólo si se promueve el desarrollo y se combate la pobreza.

Lamentó luego que el fin de la guerra fría no haya significado el fin de los arsenales nucleares; ``sabemos que para el hombre es mucho más fácil hacer la guerra que construir y consolidar la paz'', agregó.

Por eso, insistió en que el fortalecimiento de la paz sobre bases sólidas y justas entraña multiplicar las oportunidades para que se despliegue el potencial productivo, la participación democrática y el sentido comunitario de hombres y mujeres.

Durante la celebración se rindió un cálido homenaje al constructor del tratado, Alfonso García Robles, premio Nobel de la Paz, y al que Brasil le confirió póstumamente la condecoración de la Orden de Crucero del Sur en grado de Gran Cruz, misma que fue entregada a su viuda Juanita Szyslo, quien agradeció el gesto del gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso.

Cuando el embajador Marcos Castrioto, amigo de García Robles y quien formara parte de la delegación brasileña que negoció el tratado, puso en manos de Juanita Szyslo la condecoración, expresó: ``tengo hoy la oportunidad poco frecuente de hacer una pequeña corrección a la historia y una tardía pero merecida justicia a Alfonso García Robles. Con esto, Brasil salda una deuda''.

Después, el presidente Zedillo estableció: ``México está convencido de que la paz y la seguridad sólo estarán sólidamente fincadas en el desarrollo, en la equidad y en el entendimiento entre los pueblos''.

El acto se efectuó ayer en la cancillería y asistieron representantes de 60 países, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria; el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Hans Blix, y el secretario general de la Organización para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina (OPANAL), Enrique Román-Morey.

En el mismo, Zedillo convino en que México sostiene que una responsabilidad que comparte en cada organismo internacional es procurar que todos los países puedan beneficiarse de las oportunidades de progreso que ofrece el mundo de hoy.

``México tiene la clara conciencia --apuntó el mandatario--, de que sigue siendo una responsabilidad común el promover zonas libres de armas nucleares en el mundo, impulsando esfuerzos sostenidos y coordinados con las naciones de esas áreas''.

De entrada, el Presidente dejó asentado que por historia y por convicción, por vocación y decisión, México es un país pacifista. Por eso, desde 1945, apenas firmada la Carta de las Naciones Unidas, la humanidad debió tomar conciencia de la terrible amenaza nuclear.

Más adelante señaló que México ha participado activamente en los foros internacionales para procurar la paz y el diálogo y para fomentar la seguridad y la cooperación entre los países y, aunque reconoce que la ONU desempeña un papel fundamental para evitar la conflagración mundial, ha hecho suya la preocupación de controlar y proscribir las armas nucleares.

A principios de los 60, cuando comenzó a fraguarse el Tratado de Tlatelolco, muchas voces mencionaron con escepticismo la idea, calificándola de ``utopía'' en un mundo sujeto a una fortísima tensión polarizada, pero no sin dificultades y tropiezos la idea cristalizó y, a través de dicho tratado, América Latina y el Caribe se constituyeron en la primera zona libre de armas nucleares.

``Hoy --redondeó Zedillo--, es muy alentador constatar que la tarea del admirado embajador, el premio Nobel, García Robles, ha rendido frutos y que, a partir del ejemplo latinoamericano y de la labor tenaz de la OPANAL, se han diseñado acuerdos para crear zonas libres de armas nucleares en Africa y el Sudeste Asiático, y ya existen proyectos similares para el Medio Oriente y Europa central''.

Se debe retomar iniciativa mexicana

Por su parte, Hans Blix habló de la necesidad de que se retome la iniciativa del presidente Zedillo, dada a conocer en la Cumbre de Cochabamba, para que América Latina avance hacia la firma de un convenio para la reducción de armas convencionales.

Hoy vemos que los conflictos y fricciones entre Estados --continuó el director de la OIEA-- en la mayor parte de las regiones y, sin duda, en este hemisferio, ya no tienen probabilidades de convertirse en conflictos armados.

Quizás es hora de nuevo de que los Estados latinoamericanos que ahora tienen gastos militares bajos, a juzgar por las pautas internacionales, consideren otro enfoque vanguardista: el de reducir más aún esos gastos y convenir en usar los recursos economizados para el desarrollo, reflexionó.

En el acto, el presidente de la Conferencia General de la OPANAL --que sesionó ayer aquí--, Carlos Portales, así como el secretario general de ese organismo, Román-Morey, y el embajador Marcos Castrioto, jefe de la delegación de Brasil, hicieron una síntesis del trabajo efectuado hace 30 años por García Robles; elogiaron también a ``su aliada política'' en Ginebra, Alva Myrdal (con la que García Robles recibió el Premio Nobel) y a sus alumnos y colaboradores Sergio González Gálvez y Manuel Tello. Hablaron además del papel tan destacado que en las negociaciones jugó el diplomático brasileño José Sette Cámara.