La Jornada 19 de febrero de 1997

Devaluar ahora sería monstruoso, advierte el CEESP

Patricia Muñoz Ríos Ť El director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Raymundo Winkler, levantó polémica entre el sector exportador del país al argumentar que no se requiere devaluar nuestra moneda en este momento, ya que la economía no tiene ninguna bomba prendida que indique que el país está previo a una crisis cambiaria.

Ante los miembros de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores del país (ANIERM), expuso que llevar a cabo una devaluación sería ``monstruoso'' y sus saldos ``muy peligrosos'' para el país, porque provocaría el disparo de la inflación; el crecimiento inmediato de las tasas de interés y una mayor pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

Sobre este último puntualizó que el ``saldo negro de la crisis'' fue la grave caída del 20 por ciento del poder adquisitivo que registraron los salarios en promedio y que se esfumara el 25 por ciento de la riqueza total del país.

Para este año pronosticó dificultades de las empresas para incrementar sus utilidades; reactivación modesta del consumo e inversión; recuperación real de entre 2 y 2.5 por ciento de los salarios contractuales y manufactureros -los mínimos seguirán cayendo-; devaluación del 12 por ciento del peso y un superávit en balanza comercial 50 por ciento menor que el año pasado.

El CEESP estima que tardará aproximadamente siete años recuperar el poder adquisitivo de los salarios, pues la mejoría que se tendrá en 1997 no compensará la caída de los años previos; que el crecimiento económico será inferior al que se tuvo en 1996 pero ``sobre bases más sanas''; y que si bien nos va este año lograremos un nivel de consumo similar al de 1994.

Asimismo, considera que se mantendrán altas las tasas de interés -del 21 por ciento en promedio- y caro el crédito y limitado, por lo que conseguir préstamos ``será un proceso muy difícil''; y que por primera vez en cinco año el país registrará un déficit de las finanzas públicas de entre 17 y 18 mil millones de dólares.

Considera que aún cuando la inercia de la recuperación lleva buena velocidad, es preciso vigilar que la postura de las políticas macroeconómicas, fiscal y monetaria sea en favor del crecimiento y no sean restrictivas, pues para muchos sectores económicos el comportamiento de la economía todavía generará cierta incertidumbre.

Paridad

Winkler dijo que entre 1995 y 1996, la paridad del peso frente al dólar se devaluó en promedio en 20 por ciento, lo que significa que el peso tuvo una estabilidad relativa.

Se estima -indicó- que el tipo de cambio de nuestra moneda frente al dólar será, al termino del año, de entre 8.60 y 8.64 pesos por cada divisa verde y que se tendrá un deslizamiento normal del 12 por ciento.

Sin embargo, apuntó que no existen factores económicos que hagan necesaria una devaluación mayor de nuestra moneda, ya que la política monetaria se está manejando correctamente, se tienen unas finanzas públicas casi en equilibrio, la inflación, aun cuando es alta, va a la baja, hay confianza en el país y se han acumulado reservas por 8 mil millones de dólares.

Ciertamente, reconoció el director del CEESP, hay una sobrevaluación del peso de 1.8 por ciento, pero este sólo factor no hace necesaria una devaluación.

La economía mexicana no se está ``cebando'', ni se ha prendido ninguna ``bomba'' en los indicadores que señale la posibilidad de que habrá una crisis cambiaria. Incluso el peso se encuentra en una nueva etapa de fortalecimiento.

Una devaluación ``como algunos lo piden'' sólo se podría dar si la economía mexicana se debilita o si se tornaran negativas las expectativas para el presente año, aseguró el economista.

Señaló también que la competitividad de nuestra moneda no se ha perdido totalmente, sólo ha disminuido, y alertó que manipular el peso para que tenga una subvaluación del 10 por ciento, requiriría de ``devaluar fuerte'', lo que llevaría la inflación al 31 por ciento; elevaría las tasas de interés al 40 por ciento y retornaría el esquema vivido entre 1982 y 1988. ``Sería la locura y quién sabe si el país lo resistiría'', explicó.

Hizo ver que lo importante es la estabilidad del tipo de cambio real, la prudencia fiscal y monetaria y, sobre todo, que haya una ``estricta supervisión'' del manejo de la paridad por parte de la sociedad, el sector privado, las organizaciones e incluso los partidos.

``Devaluar es monstruoso, porque no sólo se devalúa la moneda, sino toda la economía, nosotros mismos, y lo más peligroso son los efectos que tiene sobre los salarios'', indicó Winkler.