Mier y Terán: el Museo de Historia, ``una carga'' en el presupuesto de NL
Patricia Vega y David Carrizales, corresponsal Ť Una vez construidos, la mayoría de los museos en el mundo requieren de considerables subsidios, sean públicos o privados, para financiar sus gastos de administración, operación y mantenimiento: desde pago de salarios del personal de planta, luz, limpieza y vigilancia hasta la cobertura de los seguros y los gastos de montaje de las diversas exposiciones temporales programadas, así como el pago de la publicación de catálogos y las diversas actividades de difusión y servicios educativos.
Escasas instituciones culturales en el mundo son autosuficientes y el Museo de Historia Mexicana de la ciudad de Monterrey no es la excepción. Durante una breve visita a la ciudad de México, Fernando Mier y Terán --coordinador de proyectos especiales del MHM-- reconoció, en entrevista, que ``representa una carga en el presupuesto del estado de Nuevo León'', pero no accedió a proporcionar las cifras específicas argumentando que el manejo de esa información ``no está relacionada con el cargo que yo ocupo en el museo.''
Sin embargo, según documentos consultados por La Jornada, el pasado mes de diciembre, el gobernador Benjamín Clariond Reyes-Retana solicitó al Congreso local que, dentro de la Ley de Egresos del estado de Nuevo León para 1997, se autorizara en los programas de la Secretaría de Desarrollo Social una partida de 10 millones 318 mil pesos para el Museo de Historia Mexicana (MHM) y otra de 3 millones 156 mil pesos como aportación al Fideicomiso de Rehabilitación Metropolitana (Firme/Museo).
Ambas partidas forman parte del Programa 06 de Desarrollo Social cuyos objetivos son, entre otros, ``difundir la cultura, promoviendo la identidad regional, urbana y rural, a través de organismos culturales y el acceso de todos a los bienes culturales y el disfrute del arte'' y su cifra, en conjunto, resulta menor a la solicitada por Sócrates Rizzo García en La Ley de Egresos de 1996, aprobada por el Congreso local en diciembre de 1995.
De acuerdo con documentos oficiales, el Museo de Historia Mexicana contó, en 1996, con la partida 31500067405 por 8 millones 972 mil pesos, más 5 millones 500 mil pesos dentro de una partida clasificada como ``Aportación FIRME Museo'' y con clave 31500067414. En conjunto se destinaron al referido espacio cultural 14 millones 472 mil pesos que se incluyeron dentro del programa 06 de Desarrollo Social. En 1995 el presupuesto fue de 11 millones.
Cabe señalar que el presupuesto global para 1997 aprobado por el Congreso de Nuevo León asciende a 6 mil 238.3 millones de pesos, de los cuales se destinaron 650 millones de pesos para el servicio de la deuda (pago de intereses), cifra que registró un incremento de 288 por ciento en comparación con lo asignado en 1996: 35 millones de pesos que representaron el 0.68 del presupuesto global aprobado cuyo monto fue de 5 mil 138 millones de pesos.
Un pago fuera de lo común
En reiteradas ocasiones la posición oficial del gobierno de Nuevo León señala que la ``dación'' del Museo de Historia Mexicana --entre otros inmuebles-- busca reducir la deuda que el dicho gobierno estatal tiene con la banca comercial, en particular, con Banorte y que se trata de una simple estrategia financiera que no pone en riesgo el futuro del inmueble como museo.
Sin embargo resulta poco creíble que un banco privado, cuya naturaleza es realizar operaciones financieras productivas, acepte un pago con un inmueble que, además de representar un capital pasivo, genere gastos de operación anuales del orden de por lo menos 14 millones de pesos.
De la consideración anterior, en las calles de Monterrey corrió un rumor que no es descabellado: la intención de convertir el edificio del Museo de Historia Mexicana en un centro financiero de alto rendimiento.
No hay que olvidar que la ubicación del terreno y del edificio que alberga al Museo de Historia Mexicana es privilegiada: el corazón político-administrativo de la capital de Nuevo León.
Es tiempo de escuchar a Francisco González Martínez, director de Banorte y presidente del Centro Bancario de Monterrey para conocer sus proyectos sobre el MHM. Tal vez estemos frente al surgimiento de una rama filantrópica similar a la Fundación Cultural Banamex y que proporcione a Banorte estatus y prestigio, porque la rentabilidad es inviable como museo, a menos que se decida cambiar la destino.
Se afirma que en los próximos dos años el museo permanecerá como tal. Pero, ¿piensa el gobierno de Nuevo León subsidiar un museo entregado a la banca comercial o será Banorte quien asuma el mantenimiento del inmueble cuyo costo anual asciende a más de 10 millones de pesos.