La captura, advertencia a otros: Sedena
Elena Gallegos y Rosa Elvira Vargas Ť El secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre, calificó la conducta del general Jesús Gutiérrez Rebollo como ``un hecho vergonzoso'' que ``mancha el honor'' del Ejército y ``de cada uno de sus miembros''. Juzgó que ni la mayor dureza ni la más estricta severidad podrán resarcir el daño que la traición de un mal soldado le ha causado a México, por lo que no puede haber perdón o benevolencia.
¡Sí ha sido un duro golpe! ¡Sí ha causado indignación! ¡Sí ha sido una lección dolorosa!, admitió el general Cervantes luego de señalar que este episodio es también una advertencia para quienes creen ``en el aberrante triunfo de la impunidad''.
Imagen en la ceremonia del Día del Ejército, en el
Campo Marte. Foto: Raúl Ortega
En el Campo Militar Número Uno, donde Presidente, miembros de su gabinete, cúpula militar y tropa celebraron el 84 aniversario de la creación del Ejército Mexicano, el secretario de la Defensa insistió:
``¡De ninguna manera podríamos perdonar! ¡Bajo ningún concepto nos sentiríamos tentados a ocultar, minimizar o soslayar que un mal militar colocara en riesgo uno de los grandes compromisos de nuestro tiempo: la intransigente lucha contra el narcotráfico!''
Fue así como los mensajes del Día del Ejército giraron en torno de lo que para todos ha significado el descubrimiento de presuntos nexos de Gutiérrez Rebollo, hasta este martes comisionado para el combate a las drogas, con uno de los cárteles más poderosos: el de Juárez, el de Amado Carrillo, El señor de los cielos.
Por eso, el general Cervantes Aguirre puso énfasis al señalar que la mejor arma que los militares ponen al servicio de México es la de la lealtad, la disciplina y el honor. Antes había comentado que los soldados provienen de muchos pueblos de la República y, en su inmensa mayoría, de los más diversos estratos populares. ``Tenemos así, un indudable compromiso de origen y queremos ver, como todos, que México llegue en paz a la justicia y pronto, tan pronto como sea posible''.
Vinieron aquí las reafirmaciones de lealtad al jefe del Ejecutivo y comandante supremo de las fuerzas armadas: ``con ese rumbo e intención caminamos con el señor presidente Zedillo al frente. ¡No, no nos desesperamos! ¡No claudicaremos!''
Retomó el tema: ``cuando un militar a quien se le han encomendado responsabilidades delicadas traiciona esa lealtad, conculca gravemente esa disciplina y mancha el honor de la institución y de cada uno de sus compañeros de armas, ni la sociedad ni las leyes, mucho menos el Ejército, pueden actuar con benevolencia ni demandarla o esperarla de la República''.
Reflexionó: ``este hecho vergonzoso ha sido una advertencia para nosotros'' y ``una dolorosa lección'', pero aclaró que sacarán provecho de ella y ``lejos de apocarnos, fortalece nuestro compromiso con la nación y con su Presidente legítimo, que nos ha otorgado su confianza''.
Reiteró que ellos consideran su trabajo como una profesión de honor y servicio, y subrayó que cada uno de ellos, de cualquier jerarquía, se siente orgulloso del uniforme que viste, ``porque sentimos que México nos tiene fe y porque sabemos que nuestro Presidente confía en nosotros''.
Luego aseguró que los integrantes del Ejército aspiran a que ``en cada hogar, al despuntar el día, todos los miembros de las familias salgan a efectuar sus tareas en un clima de paz y seguridad, y sentir que algo hemos hecho nosotros para que así sea''.
Antes hizo un rápido recorrido por los acontecimientos más sobresalientes de la historia de las últimas ocho décadas, de los cuales el Ejército ha sido testigo en esta nación de la que es ``parte indisociable'', y recordó que el pueblo, al crearlo, a través de Carranza, le confió las armas de su defensa y lo dotó, por sobre todas las cosas, ``de un recio e inquebrantable compromiso moral''.
El Día del Ejército, dijo, es más que nada el recordatorio de que todavía hay mucho qué hacer y para alcanzarlo el único camino es cumplir con nuestro deber. Al terminar su discurso, funcionarios, oficiales e invitados le otorgaron un largo aplauso.