La Jornada jueves 20 de febrero de 1997

Fernando Benítez
Los problemas de la ciudad

Cualquiera que sea el elegido para gobernar nuestra capital no podrá solucionar tan fácilmente los problemas de la ciudad, que fue la región más transparente del aire y hoy es la más contaminada del mundo, debido en gran medida a los tres millones de automóviles y camiones que circulan en el Distrito Federal.

¿Cómo hará el nuevo gobernador para frenar la espantosa inseguridad que padecemos; el robo de automóviles, el atraco a los bancos; el saqueo de las casas y de los comercios; el secuestro de los ricos? ¿Estará dispuesto el nuevo gobierno a triplicar el número de policías? ¿Está dispuesto a educarlos y aumentarles el sueldo, a fin de que no se valgan de la mordida o se alíen a los ladrones?

En el siglo XIX Manuel Payno escribió Los bandidos de Río Frío, donde relata los asaltos a las diligencias. Hoy se roban los tráilers que llevan a la ciudad los víveres y los objetos necesarios para nuestra vida, a veces con la participación de los mismos choferes.

Y los problemas del agua y de la electricidad, ¿cómo se van a resolver? Durante 300 años hemos tratado de expulsar de la cuenca de México el agua de nuestras lagunas. Después, ante la necesidad de abastecer de agua a la ciudad recurrimos a los pozos, que al poco tiempo agotaron los mantos acuíferos; el centro de la ciudad se hundió ocho metros. Hoy traemos agua de ríos cada vez más lejanos y a un costo mayor.

En 1930 la ciudad tenía un millón de habitantes y hoy tiene 20 millones: miles de desempleados, miles de puestos callejeros, miles de embotellamientos, miles de mujeres que imploran caridad llevando en la espalda a sus niños.

Que nos digan los aspirantes a la regencia cuáles son sus proyectos para solucionar la catástrofe de nuestra ciudad. Puede haber soluciones, pero serán a muy largo plazo. El PRI ha gobernado 65 años; ya es hora de que termine su autoritarismo y la oposición acceda a la alternancia del poder.