La Jornada jueves 20 de febrero de 1997

Emilio Pradilla Cobos
Una ciudad para todos

El lunes, Cuauhtémoc Cárdenas presentó a la ciudadanía capitalina y a los militantes del Partido de la Revolución Democrática, el documento Una ciudad para todos. Otra forma de gobernar, que constituye su propuesta como precandidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México para las elecciones del 6 de julio de 1997. Así, se convirtió en el primer precandidato que presenta un proyecto de ciudad y de forma de gobernar, que especifica el de su partido, pero que supera sus limitaciones, lo aplica a las tareas del Ejecutivo y lo desarrolla de acuerdo a su manera de pensar y actuar en la política. Es un nuevo hito en la demostración de que la oposición democrática, de izquierda, tiene un proyecto alternativo de ciudad, viable, que tiene propuestas concretas y sabe cómo, con qué y con quién aplicarlas. Es, también, un elemento fundamental que lo acredita como el candidato idóneo para contender por el PRD a la jefatura de gobierno del Distrito Federal y que muestra por qué se encuentra a la cabeza en las encuestas, en el rubro de candidatos individuales.

El documento se construye a partir de un diagnóstico crítico de la situación actual de la ciudad, que no se limita (como ocurre en otras plataformas partidarias), a enlistar y describir los problemas, sino que precisa sus causas objetivas y complejas, única forma de elaborar las alternativas de solución. En él se ubican como determinaciones la crisis del patrón de desarrollo económico con intervencionismo estatal indiscriminado y el fracaso del modelo neoliberal para superarla, las contradicciones del régimen político de partido de Estado imperante, y se señalan los efectos perversos de esta combinación sobre las condiciones económicas, sociales, ambientales y territoriales de vida de la población capitalina.

Para evitar la demagogia que impregna otras propuestas, se marcan en el documento los límites exactos en los que se moverá un gobierno de oposición en la capital: el Distrito Federal es sólo un fragmento de la metrópoli a la que está unida indisolublemente, pero que carece de unidad de gobierno y planeación; se enmarca en un proceso de megalopolización en el centro del país, que condiciona y potencia al mismo tiempo su desarrollo, pero que no ha sido integral; el curso de la economía y la política en la metrópoli es inseparable del que siga el país entero, del cual es polo dominante y centralizador; y el estatuto político de excepción al cual sigue sometido el DF, limita su soberanía y capacidad de acción, lo mantiene atado a las decisiones contrarias del Poder Ejecutivo y el Legislativo federales.

En este marco, se construye un proyecto para la ciudad del futuro, que no podrá ser aplicado totalmente en el corto lapso de tres años, pues lo que hay que cambiar es resultado de varias décadas de políticas priístas, pero cuyas bases fundamentales podrán ser sentadas por el gobierno democrático; además, podrá reducir los efectos más graves de estos procesos sobre los sectores mayoritarios de la población. La propuesta establece coherencia entre el diagnóstico causal de la problemática y las medidas para resolverla (otra laguna de las demás propuestas conocidas), define prioridades estratégicas, sectores sociales a los que se dirigen, medidas concretas, responsabilidades e interlocutores, así como las acciones a llevar a cabo en los primeros días de gobierno.

El lema central de la propuesta, Una ciudad para todos. Otra forma de gobierno, establece la direccionalidad y el instrumento fundamental: una ciudad que responda a las necesidades de todos sus habitantes, empezando por los sectores mayoritarios hoy excluidos; y una forma distinta de gobernarla: democráticamente y con la participación de todos los ciudadanos. Sus partes constitutivas definen a la vez las prioridades y los objetivos fundamentales: una ciudad integrada; soberana y democrática; equitativa y sustentable; incluyente en la atención a los sectores vulnerables, la salud, la vivienda, la educación, la cultura, la justicia y la seguridad; democráticamente planeada; con infraestructura y servicios para todos; con transporte eficiente y aire limpio; menos vulnerable ante los desastres; y bien informada. Una ciudad para todos.

Como ciudadanos y electores, nos corresponde analizarla a fondo y compararla críticamente con las que hasta ahora conocemos de los partidos y las que, esperamos, presenten los otros candidatos.