Luis Javier Garrido
La criolina

La penetración del narcotráfico en las instancias del poder público en México no puede ya ocultarse, pues los últimos acontecimientos abren una nueva crisis política.

1. La ``Operación Criolina'' que llevaba a cabo el gobierno ``de Zedillo'' buscando exonerar a Carlos Salinas, recibió un duro golpe con las nuevas revelaciones sobre los vínculos de éste con el narco que se hicieron en Houston (16 de febrero) y la reacción oficial ha deteriorado aún más la situación.

2. El arresto del general Jesús Gutiérrez Rebollo (titular del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas), acusado de narcotráfico (17 de febrero) ante las amenazas de Washington de negarle al gobierno de México la certificación anual por su lucha antinarco, lejos de ayudar a la causa de Salinas contribuye a evidenciar cómo el narcotráfico ha penetrado en todas las instancias del poder.

3. El militar arrestado no ``engañó a todos'' desde luego, como se pretende, pues ello supondría que los servicios de inteligencia de México y de Estados Unidos desconocen el grado de infiltración del narco en el aparato de Estado mexicano y el poderío de Salinas. Los que nos tratan de engañar son, por el contrario, los gobiernos de ambos países, empeñados en encubrir a Salinas, y en ocultar, por supuestas razones estratégicas, el nivel de corrupción de los tecnócratas. El general Gutiérrez Rebollo, como es evidente, fue nombrado responsable de la lucha contra el narcotráfico sabiéndose perfectamente quien era; o, mejor dicho, precisamente por ello. Y sin embargo dicha designación fue recibida con elogios, pues el procurador Jorge Madrazo lo encomió por su capacidad, el general Barry McCaffrey lo elogió por ``su integridad y reputación'' y el embajador James Jones no se quedó atrás, calificándolo como un distinguido militar, ``honesto'' y ``efectivo'' en la lucha contra el narcotráfico (3-8 de diciembre de 1996).

4. Los gobernantes mexicanos han sido muy hábiles para eludir su responsabilidad, atribuyendo sus culpas a sus subalternos, a los gobiernos anteriores o a la fatalidad, y ese es el caso actual. Ernesto Zedillo pretendió durante dos años que el único responsable de la PGR y de que ésta no investigara a Salinas, era el procurador panista Antonio Lozano Gracia, e incluso el CEN del PAN, como lo sugirió en sus dos primeros Informes, y ahora la prensa oficialista pretende que el nombramiento del general Jesús Gutiérrez fue responsabilidad de la Secretaría de la Defensa, por lo que hay que subrayar que en nuestro sistema constitucional el Ejecutivo recae en una sola persona (artículo 80) y que el artículo 102 no hace irresponsable a Zedillo.

5. La narcoprotección que desde los años de Bush le brinda Washington a Carlos Salinas, por razones ``estratégicas'' (a cambio de la privatización de las empresas públicas y de la firma del NAFTA o TLC), le está saliendo cara ahora a los demócratas, que no tienen una explicación coherente ante el pueblo norteamericano. El gobierno de Bill Clinton se declaró ``perturbado'' por la detención del general (20 de febrero), pero al mismo tiempo reconoció seguir avalando al gobierno mexicano por su lucha contra el narcotráfico, cuando las evidencias muestran otra cosa. La detención de algunos capos no puede ocultar que los intereses del narco se han consolidado en las instancias administrativas, militares y financieras del Estado, en los dos principales consorcios televisivos y en el mismo PRI.

6. Carlos Salinas fue el principal artífice para que el Ejército Mexicano, otrora patriótico y nacionalista, se subordinara a los tecnócratas y avalara la entrega de la soberanía nacional a cambio de que los principales jefes militares se beneficiaran del narcotráfico, pero no sólo eso. Ahora les está haciendo cargar con la responsabilidad de todo, y por eso no puede soslayarse el hecho de que Salinas sigue impune: conserva su autoridad sobre el gobierno y es copropietario de las principales empresas y bancos del país, adquiridos mediante el lavado de dinero.

7. Los civiles siguen siendo intocables pues ninguno de los tecnócratas ni de los banqueros salinistas ha sido detenido. Angel Rodríguez, El Divino, y Carlos Cabal Peniche entran libremente del país, y ni Raúl Salinas Lozano y su familia ni el aventurero galo Joseph-Marie Córdoba, piezas clave del narcosistema mexicano, están siendo investigados.

8. ¿Qué autoridad puede tener, por ejemplo, José Angel Gurría, secretario de Relaciones Exteriores, quien viajó a Washington presuntamente preocupado porque el general Jesús Gutiérrez Rebollo conocía información estratégica, si como subsecretario de Hacienda fue acusado de ser miembro de la narcomafia salinista y de financiar y proteger al hoy prófugo narcobanquero Carlos Cabal Peniche?

9. La protección de Carlos Salinas le está saliendo muy cara al pueblo de México, que debe pagar el costo de sus políticas y de sus ilícitos, pero también al gobierno. Zedillo aceptó arrestar al general Gutiérrez Rebollo sobre todo para proteger las actividades del clan Salinas en el narco, y ahora esa operación se le está volteando, pues desde Washington se amenaza con hacer nuevas acusaciones.

10. La crisis actual no tiene más que una salida. México no puede iniciar un proceso de transición política si se siguen encubriendo los hechos y no se procede a sancionar a los responsables de la debacle nacional y a recuperar para la nación los bienes que le pertenecen.