La Jornada 22 de febrero de 1997

Niegan las procuradurías General de la República y del DF haber intervenido en operación alguna para aprehenderlo

Ninguna autoridad atajó ayer los rumores que siguen circulando con insistencia desde la mañana del jueves, sobre la supuesta captura de Pablo Chapa Bezanilla. Oficialmente, la Procuraduría General de la República (PGR) aseguró que ninguno de sus agentes participaron en el operativo de Jiutepec, Morelos, en el cual según versiones --que desmintieron los mismos funcionarios que las habían dado como un hecho-- habría sido detenido el ex fiscal.

La PGR reiteró que desconoce el paradero de Chapa e insistió en que localizarlo es responsabilidad de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, institución que ordenó su presentación para declarar en torno a las investigaciones por el hallazgo de la osamenta.

Chapa Bezanilla desapareció a finales de enero pasado, cuando la Procuraduría capitalina arraigó en sus domicilios a quienes fueron sus principales colaboradores en la Fiscalía Especial del caso Ruiz Massieu.

Desde entonces, el ex funcionario ha dado tres señales de su presencia, todavía al parecer, en territorio mexicano: ``la filtración de un video'' a un diario capitalino, según acusó el abogado Juan Velázquez; una carta de su esposa, y una más, firmada por él mismo, en la que manifestó su disposición a declarar ante el Ministerio Público, con la condición de contar con la presencia de defensores de derechos humanos nacionales y extranjeros.

Del paradero de quien fuera encargado de las pesquisas de los homicidios de Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu y Juan Jesús Posadas Ocampo, lo único que se conoce hasta ahora, es la localización, el 2 de febrero en el estado de Morelos, del vehículo Spirit verde placas 700-GVS, en el que ``presuntamente huyó'', según informó la PGR.

Una semana después, apareció la publicación que hace referencia a una conversación que sostuvo con el penalista Juan Velázquez, y en la que salieron a la luz pública serias implicaciones en hechos irregulares de diversos funcionarios y empresarios. Según acusó Velázquez, ``Chapa Bezanilla filtró ese video, con la intención de amedrentar...''.

Nada más se volvió a saber de Chapa, hasta el 13 de febrero, cuando su esposa Elena envió una carta a los medios de comunicación en la que advirtió que su esposo sólo actuó ``cumpliendo con las instrucciones presidenciales'' de llevar hasta sus últimas consecuencias las investigaciones que tuvo a su cargo.

Finalmente, el martes pasado Chapa envió otra carta en la que advirtió haber estado en medio de ``una tupida red de intereses políticos'' y pidió, como condición para presentarse ante las autoridades, observadores de derechos humanos nacionales y extranjeros. El jueves 20, el mismo día, a la misma hora en que comparecía su ex jefe, Antonio Lozano Gracia, empezaron los rumores sobre su detención. (Juan Manuel Venegas>