Luis González Souza
Círculos infernales
Hace tiempo que el cambio democrático toca a las puertas de México. Y por no escucharlo, el país se hunde en un círculo por demás perverso, digamos el círculo de la antidemocracia: resistencia al cambio/ descomposición/ autoritarismo/ vulnerabilidad.
Entre más se obstruye el paso a un nuevo régimen, ahora sí democrático, más se acentúa la descomposición del viejo, con saldos crecientemente onerosos y hasta tragicómicos: desde el embrujamiento del sistema judicial (la Paca y demás) hasta el amafiamiento de la lucha antidrogas.
A su vez, tal descomposición no hace sino alimentar al autoritarismo, del mismo en que el agua estancada no hace sino producir más pestilencia. En consecuencia, las instituciones aceleran su debilitamiento al tiempo que crece la vulnerabilidad de toda la nación.
Hacia adentro, esta vulnerabilidad recicla el círculo de la antidemocracia, y hacia el exterior abre otro círculo igualmente perverso: vulnerabilidad-intervencionismo-más vulnerabilidad. Podría llamarse el círculo de la (auto) desnacionalización.
El eslabón que hace las veces de puente entre ambos círculos es la vulnerabilidad. Y es precisamente ésta, anudada en la narcopolítica, lo que está en el centro de los últimos (macro) escándalos: testimonios en EU que involucran al mismísimo ex presidente Salinas en el narcotráfico, y la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo, hasta entonces director del máximo órgano para la lucha antidrogas (el INCD, algo así como la DEA mexicana).
Así, la descomposición del régimen ahora avanza hasta el punto de dañar la credibilidad de sus dos instituciones principales: la Presidencia y el Ejército. Ciertamente se trata de un ex presidente, pero las acusaciones en su contra (todavía no probadas) se refieren a su gestión presidencial. También es cierto, en lo tocante al Ejército, que una golondrina no hace verano; pero hay golondrinas que más bien parecen pingüinos (y éstos sí, todos, hacen invierno).
Carentes de voluntad o capacidad democráticas, los hombres del viejo régimen sólo atinan a enfrentar su descomposición con más autoritarismo. Y al hacerlo así, sólo logran distanciarse más de la sociedad a la que pretenden gobernar. Crecen, en consecuencia, la vulnerabilidad del régimen ante una sociedad cada vez más incrédula y crítica, así como la vulnerabilidad de esa misma sociedad ante los estertores dictatoriales de aquél. México todo exhibe, pues, una vulnerabilidad muy peligrosa, por no decir suicida.
Y, gracias a la historia, sabemos que Estados Unidos tiene muchos atributos, pero no el de evitar la tentación de zopilotear naciones vulnerables. Buena o mala, su idiosincracia allí está: sea para redimirla o para garantizar intereses vitales, una nación debilitada constituye una invitación casi expresa a que intervenga la gran potencia. Máxime si, como ocurre en las cúpulas del México moderno, los anfitriones también ya comulgan con la teoría del EU-salvavidas.
Desde una óptica sensata, el incidente del general Gutiérrez Rebollo arrojaría una valiosa enseñanza: la militarización de la lucha antidrogas, lejos de garantizar su éxito, pone en riesgo el amafiamiento, y eventual autodestrucción, de una institución tan valiosa como el Ejército. Sin embargo, en EU predominan otras ópticas.
Acaso ahora mismo ya está en proceso una lectura distinta de dicho incidente: puesto que ya ni el Ejército mexicano es confiable, el propio Ejército de EU habrá de conducir la lucha antidrogas en México. O, en lenguaje diplomático de la mayor actualidad: habrá que reforzar el ``tercer vínculo'' (así lo bautizó William Perry, entonces secretario de Defensa) entre México y EU; es decir, el vínculo militar, igual o más que los otros dos vínculos (el económico y el político). De prevalecer esa óptica, no faltará quien proponga ayudar a México, de una vez por todas, con el gobierno directo de EU.
Todo, porque México no logra zafarse del círculo de la antidemocracia. Y mientras no lo hagamos, el círculo de la (auto) desnacionalización (y, obviamente, EU) seguirá haciendo de las suyas. Por lo pronto, ya podríamos esbozar el círculo virtuoso que urge a México: aliento al cambio/ recomposición/ democracia/ revigorización nacional/ respeto internacional... comenzando por la potencia vecina.