EXAMEN DE ADMISION A LA UNAM
Cerca de 36 mil estudiantes de bachillerato presentaron ayer el examen de selección para cursar una licenciatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Junto con otros 35 mil que serán examinados hoy, estos jóvenes se disputan uno de los 10 mil lugares disponibles en la máxima casa de estudios.
Este año el número de aspirantes a estudiar licenciatura en la UNAM se incrementó 8 por ciento, ya que en febrero de 1996 se inscribieron 65 mil 921 jóvenes, frente a los 71 mil 39 solicitudes que se presentaron para el periodo 1997-1998.
Un auditor verifica la realización del
examen de selección de ingreso a licenciatura
de la UNAM. Foto: Francisco Olvera
En las 11 escuelas donde se realizó el concurso de selección el proceso se llevó a cabo sin contratiempos y sólo hubo congestionamientos viales en las calles aledañas a los edificios escolares, ubicados en su mayoría en el sur de la ciudad.
Ayer participaron en el concurso de selección los estudiantes que desean cursar una carrera en las áreas físico-matemáticas e ingeniería, ciencias biológicas y de la salud, así como de humanidades y artes. Mientras que los interesados en ingresar a licenciaturas de ciencias sociales presentarán hoy el examen.
Según información de la Secretaría General de la UNAM, de cada cien aspirantes 45 prefieren estudiar una carrera de ciencias sociales; casi 25 una licenciatura de ciencias biológicas y de la salud; 20 una carrera del área fisico-matemáticas e ingeniería, y 10 una licenciatura de humanidades y artes.
Aunque el área de ciencias sociales es la que mantiene la preferencia entre los solicitantes, en el presente periodo de registro la demanda en esa área disminuyó ligeramente respecto al ciclo anterior, de 46.2 por ciento en 1996 a 45.5 por ciento este año.
De las 72 carreras que ofrece la UNAM, de nueva cuenta derecho se llevó el primer lugar en el gusto de los aspirantes. Las siguientes carreras en orden de preferencia fueron medicina, administración, contaduría, periodismo, psicología, ingeniería en computación, relaciones internacionales, cirujano dentista y arquitectura.
La competencia por conseguir un lugar es a muerte. Por ejemplo, los tres campus que imparten la carrera de derecho tienen un cupo para 3 mil 460 alumnos, tanto por pase reglamentado como por examen, y tan sólo en el concurso de selección se presentaron 8 mil 781 solicitudes para ingresar a dicha licenciatura.
Las grandes filas para ingresar a los planteles estaban integradas por mujeres. Las estadísticas indican que de cada cien aspirantes 53.5 son mujeres y 45.5 hombres. Además, todos los demandantes son de nacionalidad mexicana, ya que sólo se registró un 0.22 por ciento de extranjeros.
Los jóvenes, algunos con grandes mochilas a cuestas y otros con lo indispensable (el comprobante de registro y un lápiz) llegaron puntuales a su cita de las 8:30 horas, mientras que otros a la de las 16:30 horas. En los dos casos los estudiantes tuvieron tres horas para contestar las 120 preguntas que contenía cada uno de los cinco tipos de exámenes.
Cinco auditores de un despacho jurídico verificaron que el proceso se realizará según lo previsto en cada plantel. Los representantes legales vigilaron desde que se recibió la documentación hasta que fue trasladada al lugar donde sería calificada.
Mientras tanto, promotores de una universidad privada permanecieron apostados en los accesos de los 11 módulos que sirvieron para la aplicación del examen. Durante casi todo el día muchos de ellos aprovecharon para repartir propaganda, asegurarles a los jóvenes ``que el mundo no se acaba si no pasan el examen'' y sugerirles una visita a las instalaciones de uno de sus centros educativos para comprobar que ``la UNAM no lo es todo''.
Sin embargo, a su salida, los aspirantes atendían poco la propaganda y de inmediato discutían con sus amigos y familiares el contenido del examen.
Clementina Cárdenas, aspirante a estudiar la licenciatura de medicina, fue la primera en concluir el examen aplicado en la Universidad del Valle de México. Ante el asombro de los padres, madres, hermanos, tíos y amigos que se congregaron frente a las puertas del edificio, la joven de 18 años de edad respondió que el cuestionario fue sencillo y que lo había terminado de contestar en una hora porque había estudiado mucho.
El nerviosismo de muchos terminó cuando entregaron sus hojas de respuestas. Se fueron a jugar futbol, a platicar con los amigos, a comer o a descansar. Pero el dolor de cabeza, como algunos definieron este proceso de selección, terminará hasta el domingo 30 de diciembre, día en que los jóvenes podrán enterarse por los periódicos si fueron aceptados o rechazados. (Claudia Herrera Beltrán)