En los últimos días de enero pasado se celebró en México el XIII Seminario sobre Amibiasis, una reunión periódica internacional a la que acuden investigadores de muchas partes del mundo y que se lleva a cabo en la capital de nuestro país desde 1969. El Seminario surgió como parte del desarrollo del Centro de Estudios sobre Amibiasis, que fundó en 1968 y dirigió hasta su lamentable muerte (ocurrida en 1985) el doctor Bernardo Sepúlveda, uno de los médicos mexicanos más distinguidos y de los maestros más venerados de este siglo. El Centro de Estudios sobre Amibiasis se formó con investigadores tanto básicos como clínicos, que se reunían mensualmente para intercambiar información sobre sus proyectos de trabajo y sus resultados. Aunque sus enfoques y sus metodologías eran muy diferentes (había desde biólogos moleculares hasta epidemiólogos), los unían dos factores de gran cohesividad: su interés en el parásito y en la enfermedad que causa, y el liderazgo incansable, suave pero firme y siempre presente, del maestro Sepúlveda. Al principio cada año, pero a partir de 1977 cada dos años, el maestro Sepúlveda convocaba a una reunión de u n par de días a todos los interesados en la amibiasis, no sólo nacionales sino de todo el mundo, para estimular e instruir a los jóvenes y para acercar y promover la colaboración entre los menos jóvenes. Muy pronto estos Seminarios se convirtieron en la actividad científica bienal más importante sobre la amibiasis al nivel mundial; la publicación de los trabajos de cada reunión en un suplemento de la revista Archivos de Investigación Médica, editada por el IMSS, se consultaba (y se sigue consultando) como una de las fuentes primarias de ideas y datos originales sobre la enfermedad.
Para asistir a los Seminarios mencionados llegaron a México expertos de EU, India, Sudáfrica, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Canadá, Italia, Brasil y de muchos otros países. Los conocimientos sobre la biología del parásito y la historia natural de la enfermedad, su epidemiología y los medios para su diagnóstico y tratamiento crecieron en forma vigorosa y saludable, gracias en parte importante al trabajo y a las contribuciones del Centro de Estudios sobre Amibiasis, de manera que cuando ocurrió la repentina muerte del maestro Sepúlveda el grupo ya tenía la cohesión y el impulso necesarios para seguir trabajando en su ausencia.
El XIII Seminario sobre Amibiasis que comento es una prueba fehaciente de la herencia positiva del maestro Sepúlveda: asistieron miembros de 23 países (más que nunca), se presentaron 130 trabajos (más que nunca), y tanto la organización como la ejecución del evento fueron impecables, gracias al trabajo de todo un año y a la visión del doctor Adolfo Martínez Palomo, quien presidió al Comité Organizador, y a sus colaboradores, la doctora Martha Espinosa Castellano y la señora Verónica Dueñas Mejía, que siempre estuvieron en todas partes al mismo tiempo y resolvieron todos los problemas con suavidad, eficiencia y elegancia. El XIII Seminario fue patrocinado por un grupo de instituciones nacionales, varias pero afines: IMSS, UNAM, SSa, Conacyt, Cinvestav, El Colegio Nacional, el Hospital Metropolitano y la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología. Las sesiones se llevaron a cabo en las maravillosas instalaciones de El Colegio Nacional, en el Centro Histórico de la ciudad de México. Con su habitual eficiencia y cortesía, el personal administrativo de El Colegio contribuyó de manera fundamental al buen éxito del XIII Seminario. Al inscribirse, los participantes recibieron (entre otras cosas) tres publicaciones: el suplemento especial de la revista Archives of Medical Research, del IMSS, dedicado a los trabajos que iban a presentarse en el Seminario (un volumen espléndido, impecablemente editado); un enorme tomo con la lista de más de 10 mil referencias publicadas en todo el mundo sobre la amibiasis de 1966 a 1995, y un bello libro con tres de las contribuciones más interesantes sobre la historia en México y el conocimiento sobre la enfermedad hasta 1970, escritas por tres ilustres mexicanos: la Introducción histórica del doctor Francisco Fernández del Castillo, la Bibliografía mexicana del absceso hepático recopilada por el doctor Raoul Fournier Villada, y La amibiasis invasora por Entamoeba histolytica, del doctor Bernardo Sepúlveda. La selección del material de este último volumen se debe al doctor Adolfo Martínez Palomo, quien además escribió la introducción y cuidó de la edición, que fue realizada por El Colegio Nacional. Los dos días que duró el XIII Seminario, el Aula Magna de El Colegio Nacional estuvo llena no sólo de los expertos que nos ilustraron con sus conocimientos sino también de un grupo muy numeroso de estudiantes graduados y jóvenes doctores mexicanos que están trabajando en México en distintos aspectos de la amibiasis; muchos de ellos presentaron sus resultados y me complace señalar que tienen la misma excelente calidad que los mejores de cualquier otra parte del mundo. El maestro Sepúlveda hubiera estado muy orgulloso y satisfecho con este XIII Seminario, que muchos consideramos como un merecido homenaje a su memoria.